viernes, 10 de diciembre de 2010

DE LA GLORIA DE LAS ALTURAS, AL FANGO DE LAS CLOACAS, PASANDO POR LA VERGÜENZA EN EL CONGRESO.

LOS SOLARES DE LA POLÍTICA, CRÓNICA DE LA POLÍTICA DEL SOLAR.

Un cínico no es sino la persona que, pese a conocer el precio de todas las cosas, desconoce el valor de ni tan siquiera una.

Óscar Wilde.

En esencia, esta adquiere el significado de máxima, una vez la aplicamos a los criterios que, actualmente en los criterios de la política, se están utilizando como recurso no ya para explicar los planteamientos de Gobierno, sino más bien para intentar justificar los procedimientos de la oposición.


Pocas aspiraciones tiene un Estado, cuando tiene que defenderse de su oposición. Tan sólo por recordar brevemente, la función fundamental de la oposición pasa por controlar la acción del Gobierno en el desempeño de aquella función que le es propia, esto es, la de gobernar. Esto que parece algo vacuo, en un Estado como el español alcanza si cabe mayor importancia dado el inexorable carácter bipolar que en este caso marca de manera definitiva tanto nuestra forma de hacer política, como nuestra forma de entender la misma. Así, si la oposición, o en este caso el principal partido con funciones en la misma, descuida de manera voluntaria estas funciones, cambiándolas por deseos vanos de algo que es totalmente imposible, como es la intención de gobernar a cualquier precio; no sólo está incumpliendo gravemente sus obligaciones, sino que, y ahí redunda lo más grave, está dilapidando una de las garantías, en este caso sí indudablemente constitucionales que tiene todo ciudadano español, cual es la de dar por hecho que, al igual que el Partido que gobierna ha de hacerlo en pos del bien común de todos los gobernados, y no sólo de aquellos que le votaron; el Partido que ejerce las funciones de oposición, habrá de desarrollar estas funciones impulsado por los mismos intereses, siéndole exigible en todo momento la misma lealtad.


Sin embargo, en el hecho puntual que hoy traemos a colación, cual es la gestión de la crisis de los controladores aéreos, una vez más, y mentiríamos si dijésemos que nos sorprende; el Partido Popular se ha desmarcado nuevamente de esa lealtad que por otro lado repetimos le es no solo deseable, sino exigible. Sin entrar a valorar la forma que el Gobierno ha tenido de resolver la crisis, y en este caso sí haciendo especial hincapié en las tan especiales situaciones que se han desarrollado a continuación de la Declaración de Alarma, el Partido Popular ha jugado por enésima vez su ya clásica estrategia del doble juego. Así, una vez pasados los primeros minutos de agitación, en los que incluso ellos, fruto que duda cabe de la emoción, llegaron a aparentar que iban a apoyar al Gobierno. Sin embargo, superados los primeros minutos de ausencia de coordinación, a Dª Soraya S. en su papel específico de portavoz del PP, le faltó tiempo no ya sólo para desmentir esta primera impresión, sino que ahora ya sí se permitió el lujo de retomar la línea oficialista a la que nos tienen acostumbrados, y que en este caso pasaba por la amenaza más o menos velada.

Señores miembros de la oposición. Si bien es cierto que sólo el que toma decisiones se equivoca, no es menos cierto que la permanencia en la oposición juega malas pasadas. Una de las más conocidas en política es aquella por la cual si bien no es la acción de gobierno la que te desgasta ante tus votantes; es tu ceguera a la hora de entender aquello que incluso tus votantes piensan que es justo, a pesar de que pueda proceder de tu rival.

Y mientras la idea toma cuerpo, otra más antigua se manifiesta a la par cada vez con más fuerza. Hacia la Política del Solar, con paso firme y decidido. Esa parece ser ya definitivamente la máxima que impera en todas y cada una de las acciones de la oposición, ciega como está en sus pretensiones y objetivos, alcanzar si cabe a cualquier precio, los resortes del poder una vez que, el inexorable paso del tiempo está haciendo entender a algunos de sus más importantes miembros que, es ahora, o no será nunca, al menos para algunos de ellos.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.


miércoles, 24 de noviembre de 2010

QUIEBRA DEL CAPITALISMO. PRÓLOGO.

DE CUANDO AL FINAL, PARECE QUE TANTO TIEMPO NO HA SERVIDO EN REALIDAD PARA NADA


Una vez más, la realidad se empeña en poner de manifiesto aquello que no hace sino permitir nos cuestionemos el nivel de “verdadera realidad” con el que está dotado este nuestro mundo, aparentemente siempre tan controlado, y dependiente de tan pocas “variables indeterminadas”.


Atendiendo a estos planteamientos previos, y en caso de mostrarse aquiescentes con los mismos, hemos de acertar, por paralelismo conceptual, que el día a día no parece sino tener el único principio vital de convencernos, a cada minuto pasa, de que el tiempo que nos ha tocado vivir, no es sino un momento dramático en términos sociológicos ya que, no solo no somos competentes a la hora de entender la realidad, sino que, y eso es lo más penoso, tampoco lo somos a la hora de diseñar los principios conceptuales que nos permitan aceptar en su verdadera dimensión tanto los cambios, como la nueva realidad que de los mismos se deriva.


De esta manera, renovación estructural, nueva realidad y globalización, han superado a estas alturas cualquier tamiz que les confiriera condición de idea o de concepto, para pasar a ser causa de choque frontal diario entre la Realidad Dinámica y Cambiantes que nos ha tocado vivir, y ese mundo de aparente ensoñación en el que todavía hoy algunos se empeñan en ubicarse, y contra el que cada mañana ya los informativos matutinos se empeñan en enfrentarnos.


Y lo peor de todo no es eso realmente. El verdadero drama reside en el hecho de que la placidez con la que hemos afrontado los últimos años, llenos de autosatisfacción y milongas, a la par que carentes de cualquier capacidad de autocrítica a partir de la cual activar un proyecto con aparente capacidad de plan b, se ha visto completamente desahuciada de origen, en la medida en que somos del todo incompetentes a la hora no ya de generar soluciones, sino incluso llegado el momento de concebir que, de todas todas, tenemos un problema, y de los graves.


Y en medio de todo este ruido, aquellos que siempre lo provocaron, porque son los que siempre lo provocan todo, deciden que ha llegado el momento de poner en marcha una nueva revolución, una revolución sorda, que igual se nutre de religiosos fanáticos capaces de inmolarse en una Mezquita con un cinturón de explosivos; mientras que a cientos de kilómetros la misma voz, esta vez por teléfono ordena la compra de Deuda Pública de un País con fines de especulación.


La máquina se ha puesto en marcha definitivamente, no es la primera vez que lo hace; de hecho lo hace periódicamente. Sin embargo en esta ocasión cuando pare, el resultado final no va a ser constatable ni tan siquiera para ellos. ¿Quién será entonces el responsable de ponerle de nuevo el cascabel al gato.?


Luis Jonás VEGAS VELASCO.
NOVIEMBRE DE 2010.

jueves, 30 de septiembre de 2010

A PROPÓSITO DE LA HUELGA.


DE LA BELLEZA DE LA DIPLOMACIA, A LO SUTIL DE LA SINRAZÓN.

Esos son los sentimientos que atenazan con fuerza mi mente cuando observo como, el Ser Humano, una vez convencido de que ha de manifestar su diferencia respecto del resto de creaciones de la Naturaleza, se empeña en hacer de la sinrazón metódica, vestida de halo científico, la última y por ello a la sazón tal vez más excelsa de sus aportaciones al mundo.

Porque, qué otra posibilidad queda para comprender esto, para afrontar que, cuando parecía casi imposible emborronar aún más si cabe este bello ejercicio que en condiciones normales debería ser la política, pues no, todavía no se ha alcanzado el límite de la inmundicia. Todavía podemos superarnos.

“Todos a la Huelga”, gritan hoy sindicalistas desorientados, así como un sinfín de acólitos perfectamente orientados, o más concretamente orientados por la perspectiva que en este país tiene el “ansia de un carguito”.

Cierto es que hasta hoy, con la salvedad moral que proporcionan los artículos constitucionales 2 y 28; y una vez analizada convenientemente la Ley de Régimen Laboral de 1980, todos ellos preceptos legales de nuestro Estado, y que por ello no serán cuestionados por este que suscribe nunca, siempre me había resultado difícil explicar la existencia en España de unas estructuras como las sindicales que, si bien por lógica deberían estar siempre bien vistas en un país en el que la mayoría somos trabajadores, teniendo a la sazón sus arcas llenas en el mejor de los sentidos a partir de las aportaciones casi voluntarias de sus miembros, aquellos trabajadores a los que tan brillantemente guían en la infatigable lucha contra el opresor empresario; dan por el contrario una sensación de estructura demacrada deteriorada y decrépita que, tal y como he puesto de manifiesto, necesitan tener su existencia garantizada por Ley, a la vez que, y fruto sin duda de todo esto, necesitan subsanar sus inefables contabilidades con las aportaciones que, igualmente por Ley, llevan a cabo los mismos Gobiernos contra los que se manifiestan.

En una palabra, de locos, así que por favor, no intenten entenderlo.

Tal vez una vez más, en la Historia esté parte de la respuesta a este galimatías, en cualquier caso es tarde para intentar descifrarlo. Pero no por ello me resisto a una última reflexión ¿Si los sindicatos surgieron al hilo de la “Revolución Industrial”, qué sentido tiene su presencia en un país que todavía no ha vivido semejante hecho.?

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

miércoles, 30 de junio de 2010

ESTATUTO CATALÁN: ¿UNA NACIÓN MÁS A COSTA DE UN PAÍS NUEVO?



En muchas ocasiones, nos preguntamos acerca de las consecuencias que el paso del tiempo tiene sobre las cosas. El devenir de las mismas, las repercusiones que sobre las mismas deberían aparecer, son a menudo objeto de cuestión, máxime en aquellos casos en los que parece lógico presuponer que el paso del tiempo debería de llevar implícito algún tipo de carácter "evolucionado", esto es, que al menos garantizase que las mismas cosas tendrían tratamiento distinto, motivando este cambio precisamente en esa supuesta "evolución."

Sin embargo, ejemplos como el que hoy traemos a colación, no hacen sino poner una vez más de manifiesto que, la realidad supera con mucho a la ficción. Así, asuntos de trascendencia fundamental, cuya interpretación será poco menos que imprescindible en el futuro, para comprender el pasado; son tratados por nuestros políticos con una frivolidad y una superficialidad que te deja verdaderamente pasmado. Una falta de responsabilidad que, de no ser por la importancia de los hechos de los que se trata, darían de verdad para establecer con absoluta claridad y contundencia la talla de los elementos que nos gobiernan.

Y como muestra un botón. A continuación reproduzco un artículo pasado. Les aseguro que tiene algunos años, sin embargo, lo poco que hemos "evolucionado" desde su publicación, le confiere un halo de autenticidad y actualidad que no hace sino someternos al preocupante hecho de observar lo poquito que hemos aprendido, en algunos campos...

¿Será este de verdad el fin de España tal y como la conocemos.? Esa no es sino la duda desde la que planteamos el presente, tras comprobar los efectos causados por la todavía no lo olvidemos propuesta de modificación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, en tanto en cuanto que todavía no se han diluido del todo los tambores de guerra que cada vez con más fuerza hacen resonar los dirigentes del P.P, bien sean éstos entonados por medios propios, por ejemplo a través de esa campaña que va a costar alrededor del ......


....medio millón de Euros, los cuales, no lo olvidemos, pagaremos entre todos; o a través de métodos menos directos, como puede ser dotando de carnaza, eso sí, en este caso una buena pieza, a la densa red de prestidigitadores orales y chambelanes de corte resentidos que se pasean aún hoy por determinados medios de comunicación arrastrando sus miserias en forma de inquina por no poder encajar que, esta vez sí, han perdido, a pesar de que sigan buscando “viejas batallas” desde las que resucitar o encumbrar a “los héroes” ¿de la nueva España?

Una vez superada, si es que en éste caso no es demasiado pedir la connotación política, nos encontramos con que, en base a la Constitución Española, que rige a todos los españoles y cuyos contenidos se materializan en los Estatutos Autonómicos, incluido el Catalán; y a la interpretación histórica, varios han de ser los elementos que entren en juego a la hora no ya de promulgar, sino que será suficiente con promover, una revolución Social y Política del calado de la que hoy nos ocupa. Estos elementos deben ser al menos motivación, contenidos y, por supuesto, objetivos.

En el caso de la motivación, indiscutible para cualquiera que analice el problema desde el prisma de la objetividad, y sin apasionamiento, es evidente que es lo que sobra. A nadie se le escapa que hay pocos lugares en el mundo, y por supuesto dentro del Territorio Nacional ninguno, en el que tan arraigado esté la conciencia de pertenencia exclusiva a la nacionalidad derivada de su territorialidad.

Sin embargo, y como hecho relevante y no por ello menos curioso, observamos como esta motivación, que se supone en la mayoría de los fenómenos sociales el mayor agente de aportación de beneficios, se convierte, en el caso del problema catalán, en su mayor lastre, ya que a la mayoría de españoles les molesta sobremanera que el ciudadano catalán se defina como tal. El motivo, a muchos de esos españoles les gustaría poder gritar con la misma fuerza con la que lo hace el catalán, su condición de españoles. Como resultado, de nuevo el quiero y no puedo que tantas veces ha perseguido al habitante de España a lo largo de la Historia, se repite.

Los objetivos, alimentados y consecuencia de esta motivación, aparecen por ende no menos claros. Lograr la Autonomía en el más amplio de los conceptos que este manido término conlleva. Liberarse, aunque suene lamentable, de la “asimilación española”, que para ellos supone el formar parte de una Nación con la que no se sienten identificados.

Y, por último, aunque a mi entender formando la parte fundamental del entramado, los contenidos. Nadie puede pensar que un fenómeno del calado del que nos ocupa se gesta en un día, o se argumenta desde la potencial cabezonería de un grupo de iluminados.

Para que un movimiento como el tratado tenga visos de fructificar, ha de llegar al pueblo, asentarse en todos los estratos sociales que lo conforman, dar a cada uno de ellos la parte que quieren recibir, o al menos permitirles escuchar lo que quieren oír, y finalmente ser capaces de tejer una estructura lo suficientemente tupida como para aguantar los envites de la Historia.

Porque en el caso Catalán se han logrado estos objetivos de manera tan evidente, por dos motivos fundamentales: Se han ganado al pueblo para que luche por ello, y tienen elementos Culturales e Históricos que argumentan sobradamente ésta lucha.

Respecto a la veracidad de la primera afirmación, parece evidente que el “movimiento catalanista”, por llamarlo así, tiene, a efectos de lucha social, mucho terreno ganado de partida ya que, tal y como la historia se empeña en demostrarnos continuamente, será aquél que disponga de la fuerza que aporta la clase social más numerosa, la productiva, el que se asegurará la salvaguarda de sus intereses ya que será esta clase social quien garantice la vuelta a la normalidad y la redefinición de las estructuras una vez reconstruido el orden.

En lo que concierne a lo segundo, y citando de memoria, son elementos tales como la tenencia de una Lengua propia, sustentada en un Literatura y en una Historia de la Literatura lo suficientemente reconocida, con autores de renombre que publiquen sólo en esa Lengua; unido todo ello a la existencia de rasgos diferenciadores respecto al grupo mayoritario, a la vez que identificadores del grupo minoritario, los que identifican la presencia de una Cultura. Por ello, parece de sentido común reconocer que Cataluña tiene una Cultura, en el amplio sentido que la palabra adquiere, propia respecto a la del resto de miembros de España.

Lejos de empujar hacia las repercusiones que para los catalanes, y potencialmente para el resto de españoles puede tener la aprobación del Estatuto Catalán, el objetivo del presente es advertir de las nefastas consecuencias, en este caso innegables que puede tener el hecho de “obcecarse de manera irresponsable en tratar de impedir a cualquier precio su aprobación.” Así, partidos de calado y de trascendencia “nacional”, deberían manifestar más cuidado y respeto hacia los ciudadanos de toda España a la hora de referir sus estrategias, algunas de ellas de marcado carácter revisionista y segregacionista, antes de emprender una loca carrera enarbolando el cartel del todo vale, empeñados en demostrar una ficticia unidad de España en la que ya sólo pueden creer los mismos que hace setenta años se empeñaron el “imponer su liberación”, aunque para ello tuvieran que pasar por las armas a los que cometieron el error de mirar a España con unos ojos diferentes que los suyos, incluido un Presidente de Generalitat.

Una vez más el problema no radica en la excesiva velocidad del tren del cambio motivado por algunos, sino en el excesivo lastre del inmovilismo que algunos se empeñan en arrastrar. Curioso resulta que alguno de éstos, intente argumentarlo desde la legitimidad de una Constitución en la que no creen, y que en el mejor de los casos consideran la “menos mala” de las soluciones a ese problema que tuvo a España, a la suya y a la de todos, cuarenta años atrapada en el barro del inmovilismo y el oprobio.

LUIS JONAS VEGAS
La Adrada, octubre de 2005

jueves, 3 de junio de 2010

HACIA EL SOLAR, CON PASO FIRME Y DECIDIDO


Resulta cuando menos preocupante, que los aparentes estados de amnesia que hasta el momento parecían sufrir tan sólo nuestros políticos, hayan acabado por afectar también, si no en mayor medida incluso, al común de los mortales que al menos hasta ayer cubríamos la faz de este mundo, y de esta España; consolidando con ello la certeza de que, efectivamente, a día de hoy tenemos un verdadero problema.

Y es que, algunos pensábamos que esa capacidad de abstracción que nos permitía comprender sin ningún género de dudas que, efectivamente, tal y como todos sabíamos, la mayoría de nuestros representantes no vivían en el mundo real; baste para ello analizar algunas de las declaraciones que se han vertido durante la reciente campaña electoral; han acabado lamentablemente por “infectar” de manera tan eficaz como lamentable a algunos de nuestros comunes, tanto como mortales.

Los Gobiernos de izquierda tienen como misión repartir (siguiendo criterios sociales) la riqueza que generan los de derechas. Así reza una máxima formulada por un famoso politólogo francés del pasado siglo. Dentro de la incuestionable certeza de la misma, y sin entrar en demasiadas profundidades en discusión de las formas y de los fondos, sino más bien por aquello de contextualizarla dentro de nuestra línea argumental: ¿Cómo demonios se puede entender que de una Europa eminentemente obrera, y dentro de la que sin duda es la mayor crisis económica de la que el Sistema (no lo olvidemos Capitalista) tiene constancia, desbarre hacia la Derecha.?

Europa no puede permitirse el lujo, y España menos todavía, de volver a confiar, o mejor dicho de poner sus designios políticos y por ende económicos, en manos de una derecha ideológicamente cavernaria que, económicamente sigue apostando por un sistema, el capitalista, que acaba de manifestar no ya solo sus debilidades, sino principalmente la maldad implícita que le es propia. Así, a partir de abstracciones que disfrazan tras enrevesados términos como “especulación”, no hacen sino desarrollar un sistema que requiere para su supervivencia, de planteamientos “infinitos”, a desarrollar en una realidad “finita”. ¿Cómo salvar éste pequeño inconveniente?, Fácil, gracias al tan traído por todos y por pocos comprendido concepto de la “especulación”, generamos la ilusión de que existen realmente los duros a cuatro pesetas, de manera que siempre se queden los mismos con la peseta que sobra.

Por ello, una vez más, y van tres desde la muerte del Dictador, España ha hablado, y lo ha hecho con voz clara que no alta, ya que el elevado nivel de la abstención le ha quitado intensidad al vocerío. De nuevo nos echamos en manos del gestor, del economista, aunque para ello debamos inexorablemente de desacreditar al político.

La Derecha es, sin lugar a dudas, mejor gestora de capitales. De igual manera a la izquierda le queda, de forma clara, reparar los jirones en los que el excesivo realismo del Capital deja convertidos los sueños propios de la utopía. Sin embargo, será responsabilidad de todos estar muy atentos del precio que en esta ocasión habremos de pagarles a esos gestores de pacotilla los cuales, no lo olvidemos, no hacen sino jugar a salvadores de una patria cuya existencia, no lo olvidemos, deben y debemos a una Historia que no se gestó a golpe de calculadora y letra de cambio, sino de sueños y convicciones de que una España y una Europa enteramente sociales, eran posibles.


viernes, 21 de mayo de 2010

DE LA NECESIDAD DE SUPERACIÓN DEL MITO...


...DE CÓMO EL HOMBRE SE HIZO HOMBRE


Una vez más, y serán cientos y cientos las que lo hagamos, hemos de enfrentarnos, o al menos plantearlo. ¿Cuál fue el primer paso que el Ser Humano dio como tal?. O dicho de otra manera, ¿Dónde resude el límite a partir del cual la especie deja de ser bestia para pasar a ser animal racional.


Ya el mero planteamiento de la cuestión es polémico ya que en este caso, en mayor medida si cabe que en cualquier otro caso, la mera forma que tengamos de plantear la ecuación, ya estará marcada, al tener implícita en la misma el sesgo, ya sea conceptual en el mejor de los casos, o ideológico en cualquiera de ellos; a partir del cual encardinemos la respuesta.

A título descriptivo, lo que planteamos es la forma en que se produce el hecho que el genial Miguel Ángel plantea en el techo de la Capilla Sixtina. Más concretamente el momento en el que, siguiendo la visión ontológica del artista un Dios Todopoderoso induce por contacto directo entre los dedos de ambos, el alma y con ella todas las capacidades que nos convierten en seres tan especiales, al primer Hombre.


Qué duda cabe, en este caso, las presunciones anteriormente aludidas de prejuicios ideológicos se manifiestan con toda su fuerza. Así, un Dios Todopoderoso, Omnipotente y Eterno por Definición, ( de la cual se encargarán Aristóteles en definir, y Tomás de Aquino en perfeccionar), sería quien dispusiera los motivos y a la sazón las causas que tienen en sí el motivo de la existencia del Hombre. En una palabra, sería aceptar que el Ser Humano es en virtud un ser contingente, en la medida en que ha donado su condición de necesidad a la idea de Dios.


La otra posibilidad, estriba necesariamente en la persecución de un hecho de pensamiento a partir del cual poder identificar la primera acción no motivada exclusivamente por estilo instintivo, esto es, localizar la primera respuesta del Ser Humano a una contingencia, que presente un sistema elaborado, esto es, la concatenación voluntaria en un mismo proceder de elementos que, de otra manera sólo se habría manifestado por separado, siendo del todo inútiles en ese caso para solucionar el problema que hubiera originado el proceder.


Buscamos en definitiva ese momento mágico y definitivo, ese chispazo originario en el que, por primera vez la especie, desarrolla un pensamiento complejo en pos de obtener del mismo una respuesta más satisfactoria, o en el mejor de los casos más productiva, a la que obtendrían comparándola con el proceder motivado tan sólo por los métodos instintivos conocidos.


En esencia, no buscamos realmente una respuesta. Más bien buscamos una pregunta ya que, estas por definición requieren procesos de pensamiento más complicados. Buscamos ese momento mágico, originario y original por definición en el que algo, a mi entender el efecto de un rayo sobre un árbol, capturó por primera vez y para siempre la atención de aquél primer homínido, que pasó a ser Hombre.