miércoles, 23 de marzo de 2011

1973 ES DIFERENTE A 1441

Es una circunstancia evidente, sin embargo a algunos hay que explicarles que la resolución 1973 de marzo de 2011, es diferente a la resolución 1441 de 1993.

No se trata de que sean numéricamente diferentes, desgraciadamente no es tan sencillo. La realidad pasa por comprender que las realidades que hicieron imprescindibles la resolución de Naciones Unidas 1441 de 2003, no son ni parecidas a las que han impulsado cuando no promovido las que han dado lugar a la resolución 1973 de marzo de 2011.

De entrada, una de las circunstancias que de forma más clamorosa hace incluso difícil de comparar una resolución con la otra, pasa por una mera cuestión de orden. Me explico. Cuando en 1993 las Naciones Unidas se reunieron en pos de un acuerdo, lo hicieron con la salvedad y el tufillo que da lo que se ha dado en llamar a lo largo de la Historia de la Política, hechos consumados. Esto es, ni más ni menos, la certeza que proporciona la Historia cuando, removiendo de manera muy ligera los archivos, comprobamos como para aquél entonces, no sólo los aviones, sino principalmente los M1 ABRAMHS y otros blindados, así como las fuerzas expedicionarias americanas principalmente, pero también inglesas, francesas y por supuesto en lo que nos ataña, españolas, ya habian iniciado una guerra que, al contrario de la actual en lo que a concepto se refiere, si era de conquista y ocupación.

Y ahí es donde se encuentra otro de los principales puntos de disonancia con los que se topan aquellos que pretenden, insisto, decir que 1441 es igual a 1973. Aquella, que a nadie se le olvide, maniobra de conquista de Irak, se planteó desde sus orígenes como la forma de hacer entrar en razçon al que supuestamente fue erigido como líder de aquellos paises que, de forma igualmente vergonzosa y arbitraria, fueron erigidos como integrantes del que se dio en llamar "eje del Mal."
Para ello, no se dudó en que sería imprescindible la irrupción de fuerzas expedicionarias de Tierra desde un primer momento. Este hecho, que para aquellos que intentan no lo olvidemos manipular burdamente la realidad, se trata poco menos que de un detalla técnico; constituye esencialmente la diferencia entre ambos hechos. Así, al poner por escrito en la resolución que no lo olvidemos ha desenadenado las operaciones en pos de la generación de una zona de exclusión, Naciones Unidas ha conseguido poner la marca definitiva que constituye la diferencia esencial entre ambos hechos, y que no es otra cosa que la legitimación de una contingencia bélica a partir de la realidad vital y necesaria que constituye, no lo olvidemos, el ver como es necesario impedir que un gobernante que ha demostrado sobrasamente no ya su incapacidad para gobernar, sino su locura paroxística que le lleva no ya a mostrarse mundialmente como un loco, sino directamente a exterminar a su pueblo con sus propias armas.

A partir de aquí, todo lo demás viene rodado. Así, se hace poco necesario hablar de la famosa "Foto de Las Azores". Una foto en la que, por aquello de lo que más cerca nos toca, hubimos de asistir a la desvergüenza generalizada mediante la que un triunvirato de nuevos pseudoemperadores se atribuian poderes plenipotenciarios, convenciéndonos además casi de que una vez más, no se trataba ya de "salvar a la Patria", sino que ya era necesidad de salvar al mundo. Una necesidad que por otra parte nadie veía, y por ello había que ampararse en el asunto, no lo olvidemos, de las traídas y llevada, más que nada porque nunca las vimos. "Armas de Destrucción Masiva".

Sin embargo, otro de los hechos que de manera más decisiva influye a la hora de marcar las diferencias entre ambos hechos, requiere de un análisis más profundo.
Basta un pequeño ejercicio de memoria, para recordar que en la época de la "foto de Azores", La Unión Europea se enfrentaba a una de sus mayores crisis, concretamente aquella que se devengaba del hecho de que la UE como entidad se daba cuenta de que adolecía de una precaria falta de lo que se dio en llamar "Política de Defensa Común", o dicho de otra manera, nos veíammos obligados a reconocer como europeos la necesidad imperios de ceder a la OTAN la plenta capacidad de operatividad militar en aquellos casos en los que se hiciera necesaria una intervención militar.
Evidentemente, la caída del Muro de Berlín, y la consiguiente desaparición del Pacto de Varsovia, había reducido de manera muy específica la existencia y la titularidad de los enemigos. Sin embargo, los acontecimientos del once de Septiembre nos habían hecho tomar conciencia de un enemigo nuevo, por indefinido y escurridizo si cabe más peligroso.
Por ello, la elección de las Azores como lugar para la reunión no fue casual. Se trataba de la escenificación de la rendición de armas por la que los países integrantes cedían al Atlántico, o lo que es lo mismo a Estados Unidos, la convicción de que sólo ellos podrían garantizar nuestra seguridad, provocando con ello un cisma que aún hoy no ha sido del todo cerrado por los países miembros, en medio de una tragedia diplomática de la que todavía hoy resuenan ecos.

Y ahí está otra gran diferencia. El Mediterráneo recupera notoriedad, y lo hace a partir de que Europa se vuelve a sentir con fuerzas para asumir sus responsabilidades, aunque eso supinga para algunos tener que asumir que sus apuestas en forma de aplauso al amigo americano no puedan ser todavía sometidas al cobro.

En cualquier caso FAES y otras entidades semejantes siempre estarán dispuestas a acunar a sus héroes caídos en acción.

Luis Jonás VEGAS
MARZO DE 2011.

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