jueves, 1 de septiembre de 2011

DE REFORMAS, CONCENTRACIONES, Y OTROS ACTOS VISCERALES.


Todavía en el momento de sentarme a escribir estas líneas, y tal vez sea por ello que inconscientemente me he demorado tanto en hacerlo, que me cuesta el llegar a entender no ya que nos encontremos en pleno proceso de reforma constitucional. Lo que verdaderamente me sorprende es que el proceso seguido para ello haya sido prácticamente instantáneo, cuente con el beneplácito de los dos principales partidos del país, los cuales a saber eran hasta este momento irreconciliables, y se esté llevando a cabo a tamaña velocidad que, apenas hay tiempo no ya para organizarse en contra, sino apenas para acceder a la información que te permita tomar una postura razonada y razonable.

De todos es conocida la postura que desde la línea editorial de este programa hemos manifestado siempre en relación a la Constitución. Desde el más absoluto de los respetos, y desde la más profunda de las admiraciones hacia aquellos que se dejaron la piel en ella, no es menos cierto que consideramos adecuado, y así lo hacemos cada vez que periódicamente tenemos este debate a colación; criticar no ya la Carta Magna como tal, sino la relación que el ciudadano de a píe tiene para con ella.

Al igual que ocurre para con la Biblia, la mayoría de personas saben de aquello de lo que les estás hablando, si bien han de confesarte muy a menudo que no han tenido contacto con ella. De parecida manera, el vínculo que se establece entre estos mismos ciudadanos y el tema a tratar, a menudo parece estar dotado de un cierto respeto reverencial.

Y de esta y otras prebendas se aprovechan eso, nuestros representantes y a la sazón dirigentes, para montar circos mediáticos como el que tienen montado, en pos sólo de liar si cabe más la situación.

La traída y llevada reforma constitucional, a saber única cosa mínimamente seria a la que se ha enfrentado la Política Española en los últimos tiempos es, a todas luces, una chapuza procedimental que, a titulo conceptual no añade nada nuevo a la actual situación, de manera que su único logro real pasa por ser la estratagema magnífica destinada a justificar salidas honrosas a aquellos que saben que el fin se aproxima.

Y lo dicho, en la más amplia extensión de la afirmación es aplicable al Gobierno, y a la oposición.

Inútil es plantear en estos términos una reforma que sabes habrás de desarrollar mediante Ley Orgánica. Procedimiento este al que seguramente ya no tendrás acceso, en tanto que parece evidente que otro será el Equipo que se debe enfrentar a ella

Absurdo es que plantees con urgencia un procedimiento que no será eficaz por rápido que vayas hasta dentro de casi nueve años.

Procedimentalmente es inaceptable que, a medio camino permitas se incorpore una modificación según la cual cada CC.AA podrá añadir sus propios considerandos, lo que en la práctica supone ceder todo el asunto a las propias Comunidades Autónomas.

Pero como yo no creo que sea objeto de error, analicemos:

El desarrollo de esa Ley, que como es lógico será tarea del próximo equipo, deja las manos limpias a todos de cara a una campaña electoral para unas nacionales que, de otro modo, se vería violentamente enturbiada porque, ¿Cuál de los dos es el listo que asume esto como proyecto electoral?

El planteamiento con urgencia del procedimiento, permite llevar a cabo todas y cada una de las concesiones a las estructuras europeas, una vez que hemos asumido lamentablemente nuestra absoluta incapacidad para llevar a cabo políticas propias mínimamente realistas de cara a logar la solución de esta crisis. Dicho de otra manera, la cesión en Política y en poderes es ya un hecho por todo el mundo, izquierdas y derechas, aceptado.

Sin embargo, la carga de profundidad viene cuando comprendemos que si la adopción de este tipo de medidas es eficaz tan solo a medio y largo plazo; eso conlleva asumir que la solución real de la crisis es algo que ya, en términos serios tan siquiera se plantea.

Y luego viene el chapucero planteamiento del asunto de las Comunidades Autónomas. Hoy por hoy, la magnitud de los hechos a los que nos enfrentamos es tal, que resulta del todo imposible tratar de plantearlos sin considerar en serio nuestra estructura autonómica. Huelga comentar que los intereses, y a la sazón las pesquisas de negociación de cada CC-AA serán distintas. Evidentemente estoy pensando en la mayor capacidad de negociación que algunas han demostrado, y hago esta referencia recordando el contexto en el que nos encontramos, inmersos ya en atmósfera electoral. ¿Se imagina alguien el calado de las puñaladas dentro de las potenciales negociaciones en el caso de que la derecha cavernaria no obtenga su merecida mayoría absoluta.

Y en medio de todo, el sacrificio chapucero en el altar del poder, de la Democracia, del respeto político, y de la convicción de que la Economía tiene que ir detrás de la Política, no dictándola.

Pero eso será objeto de futuros análisis.

Luis Jonás VEGAS VELASCO,

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