miércoles, 14 de agosto de 2013

DEL HASTÍO DEL ESTÍO.

“Quema el sol, el aire abrasa. Al destierro con doce de los suyos. Polvo, sudor y hierro. El Cid cabalga.”

Sin que pueda extraerse de mi ánimo el más mínimo fin patrio, lo cierto es que puede que semejantes palabras vengan a conformar el último hálito de Política mínimamente seria, cuando no responsable, que en España ha tenido lugar en el transcurso de un verano.

Es así que en un país como el nuestro, en el que a nadie le extraña qué, por ejemplo, un Secretario Judicial te diga que tu expediente del que llevas siete años esperando sentencia, ha de esperar un poco más porque es agosto y, como es lógico, la marcha del responsable de vacaciones convierte en comprensible que los que se quedan no tengan literalmente ni idea de dónde está tu expediente, condenándote con ello a no puede saberse cuánto tiempo más de espera.
Un país en el que en definitiva, agosto es declarado no hábil.
Lo cierto es que sorprende, tal vez gratamente, que haya sido en agosto, precisamente, cuando el Juez Ruz ha llamado a declarar a los miembros de la Ejecutiva del Partido Popular.

Habrá sin duda quien lo considere casualidad. Tampoco faltarán los que se apunten a la convicción del argumento baldío. Pero lo cierto es que, tal vez dando muestras de otra más de sus acciones revolucionarias, lo cierto es que Su Señoría, ha vuelto a poner de manifiesto, quién sabe si a propios o a extraños, que los que dudaban de su imparcialidad o, mejor dicho, quienes apostaban abiertamente por lo gustosos que algunos acusados se mostraban al conocer de su designación, puede que ahora se arrepientan abiertamente de tal hecho.

Mas lejos de distraer la atención en cuestiones técnicas, cuando no abiertamente procedimentales, lo cierto es que de aquello de lo que no conviene nos distraigamos un solo segundo, es del hecho incuestionable según el cual, lo que en principio eran los papeles de Bárcenas, son hoy los papeles del Partido Popular.
Dicho de otra manera, desde el inicio de las investigaciones, una de las pocas cosas que ha quedado clara, es que hemos pasado de tratar de averiguar cómo BÁRCENAS amasó una fortuna superior a los diez mil millones de pesetas; a tratar de aclarar el grado de implicación que tal hecho tiene en la más que posible existencia de una contabilidad fraudulenta en el Partido Popular.

Parece que nos hallamos así en disposición de decir qué, efectivamente, a la estafa metafísica a la que tantas y tantas veces hemos hecho alusión en lo concerniente a que el Partido Popular se alzase con la victoria electoral por medio de poner de manifiesto un programa electoral que en absoluto estaba destinado a ser cumplido una vez se lograra el único objetivo claro, a saber lograr habitar el Palacio de La Moncloa; podemos ahora ya sí, sin el menor género de dudas añadir elementos físicos y constatables, ajenos éstos a la interpretación, lo que los hace más dignos de ser tenidos en cuenta, en tanto que la fría realidad a la que en este caso nos transportan las cifras, nos llevan inexorablemente a comprender qué, para nuestra absoluta desgracia conceptual, las acusaciones no dependen ya de someras consideraciones ideológicas, por ende sometibles al coeficiente de la interpretación; sino que éstas han pasado ya al terreno de la consideración objetiva.

Llegados ya a tales extremos, el hecho de que un juez considere oportuno cuando no interesante para el buen discurrir de un caso, el que la guardia pretoriana del actual Presidente del Gobierno declare en sede judicial, y lo haga además en calidad de testigo (guardándose, no lo olvidemos, la capacidad de modificar semejante condición si lo cree conveniente); supone de forma indudable un salto cualitativo de consecuencias tal vez no lo suficientemente consideradas toda vez qué, tal y como dijo el propio Presidente en Sede Parlamentaria, un acusado tiene derecho a mentir, o a cambiar de versión las veces que considere oportunas, si con ello mejora su defensa.

Pero lo cierto es que a estas horas, aunque tal vez convenga añadir un todavía, ni COSPEDAL, CASCOS ni por supuesto ARENAS, están acusados. Es por ello que su condición de estar citados como testigos, les hace responsables a todos los efectos en caso de mentir, lo que añade sin duda, responsabilidad tanto al contenido como a la forma de sus declaraciones, (puede que por ahí haya que comenzar a buscar el sentido de las declaraciones efectuadas por el Sr. Gómez de Liaño, como sabemos letrado defensor de Bárcenas, al cual esta misma mañana se mostraba tan interesado en constatarle a la prensa lo adecuado de los cauces por los que en todo momento ha transcurrido la sesión de declaraciones.

Y en mitad de todo esto, como ni puede ser de otra manera, el Sr. Rajoy y su cada vez más puesta en duda capacidad para seguir ostentando la responsabilidad a la que condiciona ser Presidente del Gobierno de España.
Así, hablando en términos de responsabilidad, algunos no dudamos en afirmar la más que complicada posición en la que ha quedado una vez que se ha demostrado cómo, efectivamente, no le dolió prenda el mentir en Sede Parlamentaria.

Así, la reciente aparición de documentos tales como una nómina extendida a nombre de Luis Bárcenas, prueba la pertenencia de éste señor a las filas del Partido Popular transcurrido mucho tiempo más allá del que el Sr. Presidente reconoció la pertenencia del tesorero a las filas del Partido Popular.

Se trata pues de, una vez alcanzado el actual grado de sindiós, de plantearnos la necesidad de considerar si existen muchas cuestiones, aparte de la mera de hallarnos en pleno mes de agosto, que nos ayuden a comprender por qué llegados a estas alturas, el Sr. Presidente aún no ha dimitido, o ha convocado directamente elecciones.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario