miércoles, 28 de agosto de 2013

DE SEPTIEMBRE, DE LAS RECUPERACIONES IMPOSIBLES.

Inmersos como estamos en las calendas propias del fin de semana previo al que será el último fin de semana anterior a los exámenes, no voy a cortarme ni un pelo cuando digo, a la par que afirmo, que estulto será aquél que piense que de verdad va a poder recuperar, esto es, asumir en apenas tres meses, y por su cuenta, lo que nueve meses, dirigido por profesionales, no fueron capaces de interiorizar.

Es por eso que, la vuelta al cole de nuestro ingente Gobierno, escenificado en este caso por la patraña dictatorial a la par que fascista que interpretaron en la mañana de ayer, solo nos sirve para entender dos cosas, que desgraciadamente todo sigue igual y que, desgraciadamente para todos, el insigne portavoz del Partido Popular es un ignorante en lo que concierne a banderas, y en consecuencia a lo atinente para con la Historia. Mas lejos de acogotarse por ello, va y saca pecho, quién sabe si en otro alarde encaminado a recordarnos a esos rojos de izquierdas a los que nunca se nos ve agitando la verdadera bandera de España; que ellos son, y ¡qué demonios siempre fueron! Los verdaderos dueños de España.

Y solo puede ser ante semejante alarde de… estulticia, que tengo que rendirme una vez más, ante la muestra de grosería conceptual con la que nos ha regalado hoy el Sr. WERT. El dilema en el que ha sido capaz de convertir lo que no es sino un debate, acalorado eso sí, en virtud del cual se dilucidará si los hijos de otro peón de albañil podrán o no optar a ser, por ejemplo Ministro de Educación, ha degenerado en unos instantes verdaderamente desternillantes, tan solo comparables a los que otra fiel de estos páramos, la insigne Ministra de Sanidad, Sra. MATO, (paradójico llamarte MATO y apadrinar la Sanidad), por otro lado nos tiene acostumbrados.

Mas entre alardes, y estulticias, gasean la Educación Pública, y directamente malvenden, tal y como ya han hecho en Madrid, la Sanidad.

Pero una vez más, y llegados a este punto, he de reiterar que, desgraciadamente lo malo no pasa por que ellos sean consecuentes para con las ideas que siempre les fueron propias; lo verdaderamente dañino se encuentra en lo clamoroso del silencio con el que todos los que no estamos de acuerdo con el entierro acompañamos, no obstante, al cortejo fúnebre.

Porque repitiendo de manera casi soez y para nada accidental lo dicho hace ya algunas líneas, la patraña dictatorial y fascista que unos y otros tuvieron a bien escenificar en el día de ayer; además de tener consecuencias evidentes y directas, tales como la definitiva pérdida de credibilidad de un Gobierno que acude sin el menor pudor al rodillo de la mayoría absoluta para impedir comparecencias tales como la de la Sra MATO en pos de dar explicaciones para con las tramitaciones sanitarias; o para impedir que el Sr. RAJOY comparezca, sencillamente por mentir en sede parlamentaria; tiene otras consecuencias mucho menos transparentes, tales como la de dejarnos bien claro a todos los españoles cuál es el nivel intelectual que este, nuestro querido Gobierno nos presupone.

Y es así que, como si de contentar a niños traviesos en el patio del colegio se tratara, que llevan semanas preparándonos una golosina. “Mini crisis de Gobierno” lo llamarán unos. “Muestra de responsabilidad” probablemente lo llamarán otros, tales como, probablemente el Sr. MARHUENDA. Lo cierto es que la estrategia encaminada a ofrecernos a la Sra. MATO como sacrificio redentor (Miserere que se dice), parece que, definitivamente no va a ser suficiente.

Una de las principales causas, la colada que se ha producido cuando nos hemos enterado de que uno de los que apuntaba maneras para pasar a formar parte del nuevo Gobierno en virtud de la escenificación de la mini crisis era, nada menos, que el Sr. ARENAS. ¡Pero si ha palmado tres elecciones en su demarcación! Dirán algunos. ¡Lógico, como su jefe! Decimos otros.

Lo cierto es que, no ya políticos de altura va a necesitar nuestro querido Gobierno para sacar esto adelante. Grandes artistas, diría yo, cuando menos para hacerlo creíble.
Harán falta pintores impresionistas, para conducirnos en pos, en este caso, de los brotes verdes.
Harán falta prestidigitadores, encaminados en este caso a hacer posible la cuadratura del círculo en la que se ha convertido la cifra de deuda pública.
Harán falta ilusionistas para hacer desaparecer de las listas del INEM a todos los que formen parte del empacho que sin duda alguno se va a coger en noviembre, si no antes, cuando la estacionalidad nos devuelva a la realidad.
Y por supuesto, harán falta tahúres, para seguir llevándoselo muerto, aunque en este caso haya de ser con estilo.

Mientras tanto, ¡cómo no! Los demás estaremos en las gradas, aplaudiendo, unos más que otros por supuesto, a semejante plantel de artistas los cuales, una vez más, tendrán claro que, acabada la función, y al haber pasado nosotros religiosamente por taquilla, avalaremos, una vez más y de forma práctica, sus andanzas.

Parafraseando a Jean BAUDRILLARD “La cobardía intelectual se ha convertido en la auténtica disciplina olímpica de nuestro tiempo.”
Solo desde semejante perspectiva puede llegar a entenderse el ejercicio de hermetismo desde el que parecen capitanearse las, por otro lado, cada vez más aisladas, a la par que silenciosas, acciones de protesta que hace no tanto, salpicaron el largo y ancho de nuestra geografía, llegando a convertirse algunas de ellas en verdaderos contenidos de vanguardia que sirvieron para alentar, a la sazón, verdaderas revoluciones paradójicamente de nuevo en otros escenarios, esos sí, objeto de verdadera represión, cuando no de abierto totalitarismo.

Y en la base de ese “hermetismo”, muy probablemente, las nuevas definiciones de responsabilidad. Definiciones que están a la altura, cuando menos contextual, de barrabasadas como la que el Portavoz del Partido Popular en el Congreso se ha permitido hoy mismo, a la hora de llevar a cabo una valoración personal y un tanto suigéneris, de las implicaciones de hechos históricos tales como la II República Española, y sus efectos sobre el número de muertos con los que este país tiene que lidiar. Pero vamos que, volviendo a repetirnos, la ignorancia los viste de valientes.

Pero hablando de nuevo en serio, lo que de verdad me preocupa es, a tenor de una conversación mantenida en la mañana de hoy con unos amigos, la constatación más que plausible de la que parece ser no ya la nueva realidad, sino la visión que para interpretarla se viene imponiendo.
Una visión en la que, de forma rancia a la par que pormenorizada, se impone una teoría ya puesta de manifiesto tanto en este medio, como en el programa homónimo. Una visión de la responsabilidad que pasa por la constatación de que tanto propios, como desgraciadamente extraños, comienzan a asumir la firme posibilidad de que, llegados a las actuales circunstancias, lo mejor es pasar desapercibidos, en pos ciertamente de no hacer ruido.

Que cada cual saque, por supuesto, sus propias conclusiones.



Luis Jonás VEGAS VELASCO.


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