miércoles, 13 de enero de 2016

LA HORA DE LOS VALIENTES. (QUE YA PASÓ.)

Una vez que la noche va poco a poco poniendo fin a la que no ha sido sino una petulante jornada, vemos como el otrora enajenante efecto de la noche sirve en esta ocasión para reconfortarnos en el otro, su sinónimo, el del silencio; a cuya atención sin duda nos encomendamos buscando por un lado purgar nuestras culpas, no sin antes exigir a los que se dicen nuestros representantes, de entrada, un poco más de respeto.

En un tiempo, que no tanto en un presente, en el que definitivamente todo vale, el arranque de la Legislatura ha sido el escenario perfecto para que unos y otros escenifiquen respectivamente sus anhelos y sus bochornos; olvidando, quiero pensar que voluntariamente aunque solo sea para evitar el primer sofoco, que si están ahí es precisamente porque el enésimo movimiento de una partida que empezó hace casi cuarenta años sigue, ya sea de manera consciente o inconsciente, proporcionándonos cuando no entretenimiento sí al menos esa forma de placer nervioso que identificamos por ejemplo con el comprar el último boleto de lotería justo antes de que cierren la administración. Ya se sabe, ¡no sea que vaya a ser que hoy sí, toque!

Es así como entre nuevos grupos y viejos grupos, entre viejas formas de entender la política y nuevos políticos dispuestos una vez más a demostrar que efectivamente aún no la entienden; es como el Congreso, salvo los leones y por qué no decirlo, algunos Diputados sobrecogidos aún por la sorpresa no tanto de ver a un niño en el Escaño con su madre, como sí más bien por la que produce ver a un nuevo corrupto sentado en el gallinero el tiempo justo para obtener la condición de Diputado, y con ello la inmunidad a la que tal grado da derecho toda vez que no aspires a ser nombrado “Infanta de España” o a contar con el beneplácito del Fiscal  Sr. Horrach; han empezado hoy la jornada, me gustaría decir que temprano, en cualquier caso desperezándose.

Testigos sin duda de una ocasión única, los españoles hemos, una vez más, ejercido de tales, y nos hemos detenido en lo anecdótico, condenando multitudinariamente al olvido sonidos e imágenes, e incluso silencios muchas veces no ya menos importantes, a la sazón yo diría que mucho más reveladores, enturbiando con un ejercicio ya no me atrevo a calificar si de ignorante o de cínico, lo que nuevamente supondrá el comienzo de una nueva y ¿larga? etapa, en la que nuestra salud, nuestro dinero, e incluso tal y como se han empeñado en demostrar en los últimos años, nuestra integridad moral, correrán de nuevo un serio peligro.

Con todo, o más bien a pesar de todo, la petulancia y la chabacanería, lejos de desaparecer, evolucionan. De otro modo, la conducta de ciertos de sus Señorías correría el riesgo de ser tomada, cuando no interpretada, como propia de 2vulgares cualquieras” rompiéndose con ello la leyenda si no el mito al que muy en el fondo una mayoría de los tales en realidad tiende, esperando no tanto el disfrutar del hecho de sentarse en su Escaño, como sí más bien el fardar este finde con sus colegas en el parque echando unas birritas.

Porque en el fondo, me gustaría decir que, muy en el fondo, lo que está en juego no es ya si cualquiera de nosotros tiene o no aptitudes para ocupar uno de esos sagrados asientos, hecho que por supuesto no solo no pongo en duda sino que más bien al contrario refrendo neta y absolutamente convencido. De lo que curiosamente no estoy tan seguro es de la respuesta que procede de analizar la cuestión de hasta qué punto la actitud de la que parten muchos de sus Señorías es no ya la más adecuada, cuando sí más bien una totalmente contraproducente.
Señores, una vez abandonado el escenario propio de una cita electoral, a lo que todos aspiramos, y de lo que algunos no nos cansaremos de repetirles, es de dejarles claro que les hemos elegido para que generen ideas, no para que hagan pesadas digestiones. Esperamos por su bien, así como por el de todos, que empiecen a usar el cerebro, no el aparato digestivo.

Para los que llegados a este punto piensen que exagero, les reto a que analicen conmigo el proceso a partir del cual se ha ¿gestado? el que los líricos del lenguaje político se han precipitado en llamar El Primero Gran Pacto de la Legislatura.
Lejos de personalizar, aunque en este caso creo firmemente en la importancia de la siempre exigible calidad humana en especial en la persona del que está llamado a ocupar la tercera Autoridad del Estado; lo cierto es que tras desmenuzar la manera mediante la que se ha llevado a cabo el proceso, me atrevo a decir que no ya tanto el sistema digestivo cuando sí probablemente el excretor ha sido el elegido a la hora de poner en suerte a los protagonistas.

Lejos de festejar una hermosa faena, y retrotraída la acción a la metáfora de la tauromaquia, la elección del socialista, lejos de ser digno de consideración, no ha sido más que un hurto de lo que en cualquier otro momento habría estado llamado a ser la faena del año. Dicho lo cual, y sin menguar un ápice la atención sobre los maestros así como sobre sus respectivas cuadrillas una y solo una es la cuestión: ¿Repetirán faenas como la de hoy en otras plazas, no ya en otros lugares como sí más bien en otros escenarios? La opinión de quien les habla, que si bien ni sabe ni gusta de toros, sí disfruta como el que más de los lances que preceden a una suerte de honor,  siendo por ello que se lanza a presagiar una hermosa tarde llena de arte, que pasa por la consideración de que, efectivamente, algunos, los de siempre, han firmado por la Feria completa.

Una Feria completa que, lejos de escapar de los tópicos, los acentúa. Es así como los señoritos andaluces disfrutarán no ya solo de su propia Feria, sino que muchos estarán destinados a hacer faena en sitios y momento que no les son, en absoluto propios. Así, ya no es que primeros espadas andaluces esperen a tomar la alternativa en San Isidro, es que muy probablemente La Sultana se encuentre en tales momentos digna y netamente capacitada no tanto para pedir plaza, como sí más bien para presidir la corrida entera.

A pesar de todo lo rocambolesco de los hechos, y por supuesto de los lances que desde el lenguaje de lo posible se escenifique, lo cierto es que la física se impone, máxime cuando hablando como lo hacemos de habitas contadas, para que entren unos, otros tienen inexorablemente que marcharse.

Es entonces cuando el Fenómeno Cásper, descrito en este caso como el que se produce cuando todo el mundo salvo el muerto sabe que lo está; se convierte en la piedra de toque a partir de la que tratar no tanto de comprender, a lo sumo tratar de explicarse, el tremendo barullo en el que el Partido Socialista ha logrado meterse.
Para no aburrir a la concurrencia resumiremos la situación acudiendo a las consecuencias. Así, el PSOE ha logrado generar la Tormenta Perfecta.
En el caso de querer embarcarse en el improbable ejercicio de formar gobierno, se encontrará con que más allá de los impedimentos cabalísticos descritos en la precisión en la que se traduce contar con apenas 90 escaños arrojarán, más que impedimentos aritméticos, los propios de tener que comprender que estás yendo en contra del mandato que tus electores te hicieron, el cual no lo olvidemos se traduce precisamente en verificar qué se puede y qué no se puede hacer con tus votos.
Ahora bien, si aprovechando digamos la clarita,  se siente la tentación de acudir a la llamada de un posible Frente Nacional esto es, a una alianza formal con el Partido Popular, a lo que el PSOE puede enfrentarse no es ya a la contemplación de la desbandada de sus afiliados, con lo que el PSOE puede llegar a enfrentarse es a tener que responder a una sola cuestión, la que pasa por verificar la manera menos dolorosa de extirpar un carnet de afiliado de entre los ojos cuando ésta ha sido arrojado contra la testuz de un Secretario General utilizando para ello la técnica con la que los Ninja arrojaban sus mortíferas estrellas.
Nos queda así pues la tercera y última opción, la que denominaremos opción pasaba por aquí. Tal y como los más avispados, a menudo los más malos, habrán imaginado, es la que pasa por constatar el fenómeno por el que aquella joven sobrina de sacerdote de pueblo quedó embarazada: “Ya sabe doctor. Me tropecé, me caí, y fui a dar con mis huesos sobre mi tío, que plácidamente dormía.” Salvadas las mofas, la opción se reduce al asentimiento por omisión, o sea, a permitir la definitiva elevación a los altares del Sr. Rajoy, en este caso, por omisión, la cual se manifestaría en una suerte de abstención.
Algunos dicen que es la única opción que le queda, personalmente creo que las carcajadas van a oírse desde Nueva España pasando, ¿cómo no? por el Puerto de Palos.

Dicho lo cual algunos bien podrían, o podríamos, valorar seriamente la opción de emigrar.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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