jueves, 7 de julio de 2011

DE CUANDO ALGO RESUENA EN TU CABEZA.


Al menos, y de entrada, eso debería suscitar un pensamiento cuando en origen positivo, el que se deriva de poder afirmar con absoluta rotundidad que, efectivamente, tienes cabeza. De todos es sabido que a menudo en las personas que han sufrido la amputación parcial de un miembro, se da el curioso fenómeno según el cual afirman sentir picores, cuando no abiertamente dolores, en el miembro desaparecido.

Y algo parecido a eso, es lo que hemos sufrido aquellos que nos hemos visto a priori obligados a desvincularnos entre otras cosas de nuestra cita semanal con las ondas. La responsabilidad, o al menos una interpretación de esta, nos obligaba a marcharnos en pos de no causar, o ser en todo caso la excusa perfecta, de males mayores. Sin embargo, es esa misma responsabilidad la que semana tras semana, siempre en el mismo día, y curiosamente a la misma hora, se materializaba ante nosotros en forma de reproche, casi de ofensa. Se volvía contra nosotros, a modo de ente inquino, para desligarse de la realidad, intentando rebuscar más allá de las causas argüidas, en pos del verdadero motivo. O al menos de la respuesta que satisficiera sus pretensiones.

De igual manera, la opinión de personas a las que admiramos, a las que respetamos, y a las que abiertamente queremos, mostraban con contundencia, cuando no con denodada fuerza, su disconformidad con la decisión abiertamente unilateral de marcharnos. Huelga decir que, más allá del orgullo que proporciona el saber que te escuchan, que incluso llegan a hacerlo con fruición, está el hecho de ser consciente de que te conviertes en alguien importante para ellos, en alguien que, semana tras semana, irrumpes en su intimidad más absoluta, la del pensamiento y la opinión. Maef ZUKERBËRG describió esto en su momento como el verdadero poder de la información. Tal y como recordaba hoy mismo en su columna el nunca suficientemente valorado Baúl DEL POZO, un prestigioso político francés dijo en su momento que su verdadero Partido Político lo constituye la Publicidad. Para nosotros, la única y a la sazón mayor fuerza parte del hecho de saber que efectivamente existes, para gente que efectivamente existe. Eso, y nada más, es lo que nos separa de los Estudios Generales de Medios, y en definitiva nos mantiene alejados de drogas tales como la audiencia.

De todos modos, atribuir a aquellos que nos aprecian todo el motivo de nuestra vuelta, sería faltar a la verdad, a la par que contraproducente. T. JEFFERSON dijo que cuando celebres la atribución de un éxito, valora a quién se lo debes, si a los que siempre y abiertamente te apoyaron, o a aquellos que insistieron en que nunca lo lograrías.

Y es aquí donde, qué duda cabe, se hace necesario empezar a poner nombre, cuando no apellidos, a las cosas. El vuelco electoral acaecido en las últimas Elecciones Autonómicas y Municipales, ha conformado un mapa político que contrasta radicalmente con el que existía previa a la celebración de las mencionadas. De todos es sabido, y a nadie ha de escapársele ya, tal y como se desprende continuamente de nuestras afirmaciones, que el cambio no es satisfactorio, a la vez que mucho menos lo es la forme mediante la que éste se ha producido. Sin embargo es momento ya de decir aquello de que efectivamente, acatamos, si bien no asumimos.

Transcurrido ya el plazo mínimo de tiempo que puede dársele a cualquier político Nobel que accede a un cargo, podemos no obstante empezar igualmente a ver en aquellos nuevos alcaldes que han accedido al poder, haciéndolo además con mayorías absolutas, los primeros síntomas de la que sin duda se conoce como enfermedad de Pepito en relación a los carguitos. Una de las primeras manifestaciones de la misma, es aquella por la que, en un además de excesiva fuerza, se atribuyen la capacidad manifiesta de hacer frente a todas y cada una de las formas que la acción crítica pueda aceptar. Pues maravilloso, aceptamos el reto. Hagamos de la crítica elegante la forma y abiertamente el procedimiento que a partir de hoy determine nuestra relación.

Que nadie se confunda, en Política no existe la crítica constructiva. Eso queda para retraídos y para frustrados, que ven en la derrota política algo digno de ser salvado. Como afirmó KENNEDY, Aquél que gobierna empieza a desgastarse incluso antes de poder ejercer de manera eficaz su acción de gobierno.

Nosotros no seremos Pepito GRILLO. No seremos en consecuencia la “voz de su conciencia”. Simple y llanamente porque no les atribuimos capacidad para tanto recorrido, al menos en el terreno político.

Nosotros seremos como una aldaba. Resonaremos una y otra vez, lentos, pero seguros, embargados de la fuerza que da saber que, con o sin nosotros, ustedes se acostarán un poco más débiles de lo que se levantaron.

Ustedes se encuentran cómodamente instalados en el sillón del Ejercicio del Poder. Nosotros estamos en el de la crítica descarnada a la que obliga el ejercicio de la oposición. Cuando esa circunstancia que en Política se llama responsabilidad, baje a exigir sus sacrificios en el Altar de la Decisión, veremos quién queda para contarlo.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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