miércoles, 4 de enero de 2012

DE LA DEFINITIVA RENDICIÓN DE LA POLÍTICA.


En estos Tiempos de Voracidad Histórica, en los que los instantes tienen el valor de decenios, y en los que la Realidad fluye ante nuestros ojos con la abulia propia del reo que es conducido hacia el final de su suerte, es cuando, paradójicamente, tal vez con más fuerza se haga imperioso recomendar el análisis exhaustivo de los acontecimientos que a nuestro alrededor se desarrollan.

El Tiempo de analizar acontecimientos nimios en tanto que banales por lo superficial, tales como asuntos de trajes, comisiones ilegales, y otras lindezas sobre las cuales ni aquí ni ahora pienso extenderme, ya pasó. Y desgraciadamente lo ha hecho de manera demasiado rápida, tal y como se desprende del escaso calado que ha tenido entre la clase votante.

No se trata tan sólo de que la población haya sido incapaz de aliviarse mediante el uso del sufragio de una caterva política cuya supervivencia en el poder sólo puede comprenderse aplicando para el análisis pautas propias de otra época hoy afortunadamente extinta. Se trata más bien de someter a consideración las consecuencias de dar a semejante estructura ideológica el poder casi absoluto, que se desprende de la cesión que ante ellos y sus diversos representantes se ha hecho de la práctica totalidad de las estructuras que para gobernarse se dio nuestra Sociedad.

El concepto según el cual La mayoría absoluta es la forma que la dictadura alcanza en el ejercicio de la democracia, ha sido brutalmente superada en tanto que el escrutinio de votos no sólo ha dotado de plenos poderes a la Derecha representada por el Partido Popular, es que lo ha hecho además en todas aquéllas instituciones gubernamentales en las que concurría.

No hemos digerido todavía el contenido de la jugosa rueda de prensa del pasado 30 de diciembre, en la que la Sra Vicepresidenta del Gobierno nos expuso de manera tan didáctica no sólo el desarrollo de las medidas extraordinarias, sino también, o incluso dedicándole más tiempo al relato de las causas de las que tales medidas proceden; cuando ya tenemos al boyante nuevo Ministro de Economía resarciéndonos con la amenaza fantasma que se deriva de ver a estos señores convocar Consejo de Ministros Extraordinario para el jueves. ¿Será en éste en el que se aborden de manera real las consecuencias de adoptar las medidas a las que han hecho referencia todas y cada una de las estructuras que, al respecto del tema tienen algo que decir?

Que nadie se despiste. No se trata de hacer sangre de la mentira. Ya saben, la que se desprende entre otras de escuchar al Sr. MONTORO decir que subir los impuestos no sólo no resolvería el problema, sino que abiertamente lo agudizaría en tanto que reduciría el Consumo, ralentizando el crecimiento. La Hemeroteca es, junto a los micrófonos mal cerrados, el peor enemigo de la Política actual.

Sin embargo, si la mentira es mala, la cobardía disfrazada de ambivalencia lo es todavía más. Así, algunos todavía estamos haciendo malabarismos a la hora de encuadrar en su justo lugar el ejercicio de prestidigitación en el que los SRs. MINISTROS DE ECONOMIA Y DE HACIENDA hubieron envolver el brindis al sol que hicieron el pasado viernes, momento en el que, con España parada, completamente pendiente de ellos, estos señores, una vez más, fueron incapaces de cumplir con sus obligaciones.

Una vez que han conseguido uno de sus mayores objetivos, que no es otro que el de adulterar la Política, destituyendo de la misma a la Responsabilidad, y descabezando todo comportamiento ideológico, haciendo universal la convicción actual de que la defensa de valores propios de la izquierda o de la derecha hoy por hoy no vale nada, en tanto que ambas son iguales al no poder dar una respuesta válida a la salida de la Crisis, nos encontramos con esa nueva regla no escrita según la cual la Socialdemocracia constituye el paraguas bajo el cual todo el mundo puede refugiarse por igual. Ya sabéis, un socialdemócrata es aquél que abiertamente comulga con el ideario romántico de la izquierda, si bien de cara a la gestión de sus capitales es el mayor de los conservadores.

Mas llegados a este punto, convendría ya empezar a preguntarse el porqué de que el actual Gobierno haga lo que hace; o mejor aún, interrogarse sobre el cómo lo hace.
Viene a decir un antiguo aforismo castellano que la espada, una vez hincada, hace menos doloroso su recorrido, cuando más presto y certero es su estocada. Traducida al Román-Paladinos, la cuestión bien podría ser: “Si ostenta todo el Poder, y lo haces por mandato democrático con una mayoría casi indecente, ¿Qué es lo que te detiene a la hora de tomar las medidas que te son propias, en base a cuya ideología has sido conducido a La Moncloa.”
He de confesar que hasta la mañana de ayer me tenían profundamente conmocionado. Se puede ganar un Gobierno desarrollando una Campaña Electoral en absoluto silencio pero…¿Se puede gobernar un país siguiendo los mismo principios? Sin embargo, escuchar al Sr FERNÁNDEZ Vicepresidente de la Patronal de Empresarios de España cuestionar tales medidas por blandas, llegando a afirmar que a este Gobierno no le debe temblar la mano de cara a adoptar esas medidas para las cuales ha sido elegido; ciertamente que me iluminan un poquito el camino de la interpretación.
El Gobierno del Partido Popular ha renunciado expresamente a gobernar, o al menos lo ha hecho en la forma en la que la Política tradicional nos tenía acostumbrados. La puesta en práctica de planes parciales, como los en definitiva asumidos por el Primer Consejo de Ministros de la era Rajoy, junto a la más que manifiesta falta de otras medidas por otro lado por todo el mundo esperadas, lo que hubiera reducido enormemente las contraprestaciones manifestadas por el Común, no hacen sino ayudar a alumbrar la firme convicción de que éste Gobierno, al menos tal y como se nos ha presentado, ha nacido con fecha de caducidad.

Una vez que las medias tornas desarrolladas pongan de manifiesto su poder, el simulacro de Gobierno con el que nos han entretenido, anunciará su absoluta incapacidad para gobernar (ahí tenemos ya a las plañideras diciendo que el déficit, por cierto en gran parte debido a la gestión de las Comunidades Autónomas por ellos presididas, hace imposible la adopción de medidas disuasorias como las esperadas.) Cederá el testigo a una incipiente tecnocracia, a muchos de cuyos miembros los habríamos encontrado sin duda en el cóctel que D. Emilio celebró el pasado día de Nochebuena. Y utilizará el rodillo de su mayoría absoluta para investir y legitimar las decisiones de aquéllos que, no lo olvidemos, jamás formaron parte de unas Listas Electorales, ni, por supuesto soñaron nunca con ganar unas Elecciones Generales.

Como un antiguo pagaré, se le adjudica un plazo no superior a noventa días.

Y como aperitivo categórico, las declaraciones del SR. De GUINDOS pronosticando, o sentenciando, el final del estado del bienestar. ¿Se le ocurre a alguien una manera mejor de justificar la adopción de “medidas extraordinarias”? De ser así, se agradecerá cualquier tipo de mediación, de verdad.

En definitiva, extraigan por favor sus propias conclusiones.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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