miércoles, 18 de abril de 2012

DESMEMBRANDO EL ESTADO.


Parecía una tarea compleja, dura, arriesgada. De lo que no había duda alguna, era de que imperiosamente ésta había de ser encargada a un equipo con aspiraciones; y, a ser posible, que estuviera liderado por alguien avezado, competente, en una palabra “que supiera lo que hay que hacer, y tuviera los medios necesarios para hacerlo.”

Había que cepillarse al Estado, al menos al Estado tal y como lo conocíamos. Y para ello pusimos al frente al PARTIDO POPULAR.

Y cierto es que, raudos y veloces, cual Brunellos o Babiecas, marcharon prestos a la ejecución de la misión que se les había encomendado. A modo de Sistemas Electorales Europeos, convirtieron ya las Elecciones Autonómicas y Municipales del 22 de mayo de 2011 en una especie de Primera Vuelta. Sí, aunque parezca mentira ya llevan gobernando casi un año, mas en la mayoría de los casos todavía no han dejado de plañir; para disimular el que el tiempo ha mostrado como el primero de una larga serie de hurtos. En aquel momento pusieron en marcha el que sería primero de una larga serie de hurtos, que se manifestó en campaña como el proceso por el que convencieron a la gente de que las elecciones autonómicas carecían de importancia, si ésta no procedía de ser, con sus resultados el anticipo de la que luego vendría como furiosa victoria del PP en las “Nacionales”.

Y entonces se pusieron a gobernar. Algunas, cierto es, primero se tocaron, o sea, se pusieron la toquilla y la mantilla, y se fueron de procesión, por las calles de Toledo, para que a nadie le quepa la menor duda. Superada ésta, puede que acción de gracia(s), algunos se pusieron a gobernar. Entonces vino la gran debacle, el Gran Jefe no quería, no necesitaba eso. Se os requería, una vez más, un último esfuerzo. El Partido Popular no necesitaba, al menos de momento, hombres con vocación de Estado al frente de los Gobiernos Autonómicos. Lo que se necesitaban eran sacrificados hombres de Partido, que vieran con perspectiva cuál era el verdadero objetivo. La Moncloa.

Las consignas fueron dadas. La Táctica de la Política del Solar tenía ya que ser llevada a sus máximos extremos. Y desde luego que se hizo. Los Técnicos del PP desarrollaron rápidamente una serie de acciones cuyo más evidente resultado fue la duplicación, en apenas seis meses, y con especial constancia en el último trimestre del pasado año 2011, del total de deuda real de las Comunidades Autónomas.

Recientes investigaciones parecen haber demostrado que el TITÁNIC se hundió, no por la acción de una gran brecha, sino por el efecto conjunto de una serie de pequeñas fisuras.

Y así tuvieron su “Segunda Vuelta”. Llegó noviembre. Entonces, según ellos, recibieron de los españoles la encomienda de arreglar el desbarajuste. “Que a nadie le quepa la menor duda, será lento, será duro, y será doloroso”, anticipaba ya desde la Calle Génova un incontenible Mariano, que, por fin, se veía Presidente del Gobierno. Su cara, como en el caso de la campaña electoral, ponía de manifiesto la realidad, lo callado era, sin duda alguna, mucho más sustancial que lo conocido.

Como ya hemos dicho aquí, para que en España gobierne La Derecha, tienen que darse circunstancias que redunden en la obtención por su parte de una inapelable mayoría absoluta. Ahora bien podríamos añadir otro par de proposiciones al desarrollo lógico: La Derecha ganará cuando deje de comportarse como Derecha. La Derecha ganará cuando España deje de Ser España.

Y como en todo buen desarrollo filosófico, puede darse una tercera proposición, que surge como corolario de las anteriores, La Derecha hace que España deje de ser España.

Y, de nuevo, poseídos por la extraña energía que a lo largo de la Historia ha alimentado a todos aquéllos inmersos en labores mesiánicas, esto es, los que creen firmemente que la naturaleza de su labor es del todo incomprensible para el resto del mundo.

Como paso previo, han desmontado la otrosí intrínseca relación existente entre el Pueblo, y el Estado. Dicho de otra manera, han subvertido la relación innata que regía entre Administración y Administrado, para, poco a poco, arrebatar el atisbo de capacidad política que podía quedarle al Pueblo, para quitarle la otra, la de protestar mediante la huelga o la manifestación basta con modificar ad hoc las leyes; convenciendo de nuevo al Pueblo de que el Gobierno es, en realidad, un ente amorfo y distante, que se rige por demandas caprichosas y devora a dentelladas, impositivas en este caso, a sus administrados.

Y es entonces cuando ellos mismos se hacen conscientes del nivel de neurosis que se encuentra implícito en sus propias demandas, en aquéllas que ha sido imperioso satisfacer en pos de la consecución del bien absoluto. Algo que pasa no verdaderamente por llevar al Partido Popular a gobernar España, sino a elevar a alguien, a Mariano, a la Moncloa.

Ver a Mariano deslizarse por la rampa del garaje del Senado Español para esquivar a los periodistas. A Ana Mato, la misma que no sabía cuántos coches tenía en, en este caso su garaje; pedir hoy mismo disculpas a los jubilados “…porque con su aportación en el pago de las medicinas será fundamental para garantizar la sostenibilidad del Sistema de Salud español”, o incluso observar cómo hay que marcharse a México para, con la seguridad que proporciona el hallarse a miles de Kilómetros, deslizar las nuevas medidas de “re-re-reajuste”.

Y, mientras, a pasos firmes y seguros, asistimos a la paradoja de ver cómo es, precisamente la derecha, la que se carga España. Y lo hacen poco a poco, sin duda alguna, y sin dilaciones innecesarias. Atacan los pilares básicos, aquéllos sobre los que se sustentan los principios que definen precisamente la relación más práctica que puede darse entre el Estado, y sus gentes, esto es, la prestación de aquéllos servicios que por su especial complejidad, no puedan, ni afortunadamente deban, estar en manos privadas. Hablo, claro está de la Sanidad, y de la Educación.

El modelo sanitario español era, según datos del Observatorio para el estudio de la evolución de Europa, organismo dependiente de la UE, “…el que más altos valores de optimización presenta dentro del territorio de la UE (…) sin duda uno de los que mejores marcadores alcanza en la relación existente entre los servicios prestados, y el coste real manifiesto para cada ciudadano”.

Sin entrar en polémicas sobre el copago, La Salud en España estaba garantizada, siguiendo para ello unos criterios de universalidad totalmente compatibles con los modelos de Justicia Distributiva.

Y qué decir de la Educación. El modelo de formación impulsado en España, y basado no sólo en la mera distribución de conceptos, sino en la distribución homogénea de el catálogo de valores imprescindibles en la actualidad para promover el ascenso de ciudadanos íntegros, dotados de todos los atributos imprescindibles para poder hablar no ya de entes educados, sino de personas formadas; se ha demostrado no ya como intrínsecamente bueno, sino como verdaderamente exportable.

Y es así, como podemos ir enfrentándonos con la conclusión. El Partido Popular no desea gobernar España. Y no lo desea por varios motivos. Si bien no es el primero de ellos, bien podríamos decir que la naturaleza intrínseca de La Derecha española, no se encuentra a gusto con esta España. Una España en la que los principios distributivos no solo han calado sino que, una vez más, se han mostrado como especialmente coherentes con el modelo de vida que preconiza el español.

Más bien, el Partido Popular, desea cobrarse una serie de antiguas deudas, que llevan años carcomiendo su estructura. Para ello no se detendrá ante nada, ni ante nadie, y está dispuesto a hundirnos una vez más, en la máquina del tiempo.

He aquí, y ahora, ya sin tapujos, la verdadera doctrina del Partido Popular.

¡Enhorabuena a todos los que la han hecho posible!

Luis Jonás VEGAS VELASCO.


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