miércoles, 25 de abril de 2012

DE LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES, DE SU NECESIDAD O DE SU DISCUSIÓN.


"Me pide que defina a la Nobleza. Para colmo me exigirá que lo haga  con una sola frase, seguro que también quiere que ésta sea grandilocuente. Pues lo haré, un Noble es alguien que se atribuye los méritos que dignifican a la tierra, mientras exige que sea el Pueblo el que sangra por ella.”

La frase, atribuida a Lenin, y pronunciada  nada más llegar en tren a San Petersburgo procedente de su exilio voluntario en Suiza, bien pudiera encerrar cada una de las virtudes, o quién sabe si de los defectos, que acarrea la actual situación en la que vivimos. Una situación que se engloba ya para la Historia bajo el epígrafe de La madre de todas las Crisis Económicas, pero para la que a estas alturas ya sólo los cortos de miras, o quién sabe si de entendederas, consideran exclusivamente como económica.
Ratificando una vez más la premisa según la cual los actuales planteamientos se rigen en la correcta coordinación de los cuatros elementos estructurales, a saber Economía, Sociedad, Política y Religión, la cuestión parece encontrarse implícita en averiguar cuál ha de ser el orden que han de guardar para confeccionar no sabemos si el marco en el cual se desarrolle la propia crisis, lo que supondría suponer que la misma es el resultado de un plan preconcebido, que persigue en consecuencia un objetivo; o por el contrario ha de participar en la reordenación de los planteamientos que conduzcan definitivamente a la resolución del conflicto. De lo que no cabe la menor duda, dado el actual nivel de imbricación en el que todo se halla, es de que cualquiera que sea el resultado, dará lugar a una realidad completamente desconocida si la comparamos con los actuales parámetros que definen igualmente nuestro aquí y nuestro ahora.

La prueba de la certidumbre de todo lo expuesto hasta el momento, acude a nosotros sin buscarla, y lógicamente sin promoverlo, si dedicamos unos segundos a analizar el resultado de las Elecciones Galas. Sin detenernos ni tan siquiera un segundo  en su resultado, o más concretamente a la espera de la traducción de los mismos dentro de aproximadamente tres semanas, a estas alturas tan sólo dos cosas son certeza numérica. Por un lado, la explícita realidad según la cual el resultado de las mencionadas elecciones nos afecta a todos. Por otro lado, la convicción, a la vista de los resultados de la Primera Vuelta, según los cuales La Derecha ha fracasado, no hace sino poner de manifiesto que en realidad, lo que ha fracasado es una forma de entender la Política, en este caso aplicada al ejercicio de la Economía.


Decir que los resultados que se han materializado este pasado domingo en Francia constituyen “...un hecho lógico que responde a un castigo contra Nicolás Sarkozy, un castigo por otro lado predecible en la medida en que constituye la reacción lógica del pueblo contra su dirigente en tiempos de crisis...”, tal y como corrió  a decir la Sra. de Cospedal el lunes por la mañana constituye, en el menor de los casos, un ejercicio de absoluta miopía conceptual, o, en el peor de los casos, abiertamente de escasez de miras. El triunfo de Hollande, o si se me permite sin el menor rubor, la derrota de Sarkozy (y compañía), engloba de manera ineludible, el fracaso de un modelo de hacer Política. Pero no nos equivoquemos, constituye el fracaso de ese modelo de hacer Política que estaba destinado a sacarnos de la Crisis.

El fracaso de Sarkozy es el fracaso de la Derecha. Es el fin de un sistema, de aquél según la cual, un país tiene que asumir que preocuparse porque los acreedores cobren puntualmente los intereses derivados de la adquisición de la Deuda Pública, ha de estar por encima de cualquier otra consideración, incluso de aquellas según las cuales la función de un Estado pasa ineludiblemente  por garantizar a su pueblo el acceso a prestaciones básicas tales como la Sanidad y, por supuesto la Educación, y hacerlo en condiciones dignas. ¿Adivinan por dónde voy? Pues algunos, como el ingente Montoro, o el espectacular De Guindos, desgraciadamente no parecen tenerlo tan claro. Y no contentos con eso, siguen adelante, perseveran en la defensa de unas políticas que se manifiestan metafóricamente hablando similares a los problemas de los ordenadores personales, al instante de ponerse a disposición del público, quedan inexorablemente obsoletos.

Tal vez la respuesta a esta curiosa cuestión debamos de buscarla en el tópico según el cual la Derecha española es...diferente. De que es más Derecha, o sea, Derechona, no nos cabía la menor duda. En cualquier caso agradecemos la inestimable ayuda que Dª María Dolores de Cospedal nos ha ofrecido de manera completamente desinteresada de cara a corroborar tal extremo, cuando el pasado lunes corrió a pronunciar el Discurso de “los por qués”; ya saben, el de “¿Por qué está mal que un extranjero no acceda a la Sanidad? ¿Por qué está mal que un extranjero tenga que pagar por los servicios que le prestamos?”
De verdad, era como rememorar la escena de Tom Cruise y Jack Nicholson en ALGUNOS HOMBRES BUENOS: “...para ganar el caso me basta con llevarle a donde él se muere por ir. A ese sitio en el que queda claro que sus órdenes se cumplen y punto, sin discusión. Él desayuna a quinientos metros de cuatro mil cubanos adiestrados para matarle, y no va a consentir que nadie le diga lo que tiene que hacer, y mucho menos un chiquillo con su “amariconado” uniforme de Harvard. ¡No señor!”

¿Se lo imaginan?

De lo que por otro lado hay la menor duda, es del contundente fracaso de las políticas adoptadas por el Gobierno para sacarnos de la Crisis. Objetivamente estamos nuevamente en recesión. Acumulamos dos trimestres consecutivos en los que el balance del PIB es negativo, y eso es algo que incluso alguien como De Guindos es capaz de comprender. Puede en cualquier caso que a Montoro le cueste algo más, de todos modos pediremos ayuda a los Clanners, para que se lo transcriban, si antes ellos no son también víctimas de los recortes.
La Magnífica Reforma Laboral comienza a dar sus frutos, y no precisamente guindas. Otras 360.000 personas han ingresado en el INEM desde enero. Y más de la mitad de los ERES promovidos desde Empresas, además de no contar con el apoyo de los trabajadores, se han fundamentado en el controvertido artículo de la “previsión de pérdidas en el balance”.
Enhorabuena Sr. Presidente. A este paso es probable que logre el que parece ser su único plan real de acción, el de obligarnos a volver a votar en la próxima primavera. ¿Habrá para entonces un Partido Verde? ¿O, por el contrario, será ese el momento de “las Rosas”?

Más allá de las pregunta, por una vez, y sin que sirva de precedente, lo que se nos amontonan son las respuestas. Respuestas que, por cierto, nos llegan en un lenguaje comprensible incluso para ellos. Lo de YPF, ve con satisfacción cómo los perros se lanzan ya dentelladas entre ellos, me estoy refiriendo a las declaraciones del Presidente de CAMPSA en relación a la en principio nefasta gestión del Sr. Buneau, al frente de REPSOL. Pero por encima de todo, a la Bolsa. La Bolsa, ya sabéis, esa única forma material con la que se nos regala la, por otro lado permanente metafísica que es “El Mercado de Valores”. Para que nos hagamos una idea, ha dilapidado la friolera de 170.000 millones de Euros en un año.

Se aproxima el momento de las grandes decisiones, del sacrificio, y de la altura de miras. Sin embargo, no hace falta ser muy avispado para comprender que, una vez más, habrá de ser el Pueblo el que vuelva, de nuevo, a sangrar.

Por el contrario, vivimos un presente nefasto, en el que la frase de Joyce adquiere todo su vigor: “La Realidad ha sido reducida al nivel de la Comedia Cínica, interpretada en éste caso por Idiotas que son incapaces de saber qué es más dañino, si el ruido, o la furia con la que se adornan.”

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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