Porque irremediablemente, hay cosas que no pueden ser atalantadas, acudiendo exclusivamente a
las peticiones milagreras. Porque inexorablemente nos hallamos inmersos en un
momento en el que la toa de decisiones hace imprescindible no sólo que éstas se
tomen de manera adecuada, sino además que se haga en un tiempo récord. Porque
el aquí y el ahora han adquirido unas características que hacen especialmente
peligroso el que sigamos confundiendo con progreso,
lo que no es sino mero paso del tiempo, es por lo que se hace imperioso
entender en todo su calado la frase de Ignacio
de LOYOLA: “Es preferible mucha sabiduría y mediana santidad, a poco
conocimiento y mucha santidad.”
Y eso lo dice, les recuerdo, la misma persona capaz de
categorizar, en los escasos segundos que se tarda en citar su frase, nada menos
que a todos los miembros integrantes de la Humanidad. Así ,
para el Padre fundador de la prestigiosa
y prestigiada ORDEN DE LOS JESUITAS, “hay tan sólo dos categorías de persona,
los que sirven para ir encima del caballo, y los que se dignifican a sí mismos
y a Dios recogiendo con la diligencia propia de la humildad exigible, las
inmundicias que éste va dejando.”
Todo esto no viene sino a colación de las conclusiones a las
que nos abocan la sucesión de acontecimientos con los que se nos regala, día tras día, el excelso Equipo de Gobierno con el que
nos hemos regalado. Cada día, la pregunta no es ya si habrá o no Debate sobre el Estado de la Nación, la
verdad, digo, a título personal, qué razón tenemos si las Ruedas de Prensa de los Viernes, posteriores como se sabe a cada
Consejo de Ministros, constituyen en sí mismas un verdadero ejercicio de
expresión, categórico en Retórica eso
sí, si además cuentan con las insignes aportaciones de la otrora insigne Abogada del Estado, y ahora no menos excelsa Sra. Vicepresidenta del Gobierno,
Sra, Sáenz de Santamaría la cual, entre sofismas, y alguna que otra frase
hecha, más que nada para congraciarse con los pobres de a pie, tiene que desgranar, semana sí, semana también, el
cúmulo de reformas intensivas, algunas de ellas tanto que reforman a su vez la
reforma de la semana pasada; con las que este Gobierno, supuestamente, va a poner coto a esa Crisis Estructural Internacional de la que, evidentemente no son
responsables, faltaría más, pero cuya resolución sí que se encuentra,
desgraciadamente, entre sus imperiosas obligaciones.
La verdad es que, retomando el contexto del principio, a
estas alturas, no sé a ciencia cierta qué pensar. Me gustaría, sólo en algunas
ocasiones eso sí, estar en la piel de algún americano medio. Uno de esos recios
hombres conscientes de que, al igual que se pueden provocar guerras para vender
armas, que se pueden promover infecciones para que las farmacéuticas amplíen su
cuota de mercado…se puede, en definitiva poner
patas arriba un Sistema Social con cincuenta años de vigencia, con el único
propósito de recordarnos a todos, sin el menor género de dudas, cuál es nuestro
lugar en el todo de las cosas.
Mas la cruel realidad me devuelve a mi aquí, y me sirve para
comprender que las funciones del españolito
medio, en lo que conciernen a su situación
en el estado de las cosas, no pasan sino por aquéllos ingentes recuerdos
del ya pasado, y nunca suficientemente valorado, Gobierno Aznar. ¿Cómo olvidar el papel de perrito faldero tan magníficamente interpretado? Recuerdo también
las palabras que por aquél entonces y a tenor de aquél lamentable
comportamiento se escuchaban: “Si no podemos ser los poderosos, al menos
asegurémonos de estar junto a ellos.”
Hoy Estados Unidos ha comprendido, aunque sin duda le ha
costado, que para salir de la crisis resulta indispensable inyectar dinero público en las circulaciones de
Capital.
Pero aquí, como siempre, a rebufo. La inercia propia de la desmesurada Burocracia
Institucional , convierte en inútil cualquier esfuerzo
encaminado a la consecución de soluciones a corto plazo. Como vendría a decir
el Capitán Smith, cuando avistaron el
hielo que hundió el Titánic. “Todo es
inútil, se trata de una nave demasiado grande que no está hecha para maniobras
ágiles.” Efectivamente, los dos timones con los que contaba la nave eran
ridículamente pequeños en comparación con las necesidades que la maniobra
requería.
La Historia no se repite, aprende de sí misma por imitación.
Así, el nuevo transatlántico que se
Europa, ha navegado con el ímpetu propio de los jóvenes, salvando como éstos
sus errores mediante el uso del arrojo ante la ausencia de madurez, mientras ha
sido posible. Pero a estas alturas, es imprescindible algo más, se necesita la
agilidad de maniobra que es propia de la altura
de miras política. Y mucho me temo que, como en 1912, los dos timones que
tenemos, son manifiestamente incompetentes.
Y si Merkel y Sarkozy son,
a todas luces incompetentes, qué decir de los lacayos que corretean a su
alrededor como cachorritos asustados, pertenecientes a la última camada. Cuando
“Anszar” acudía solícito a
Washington moviendo la colita como el amigo fiel que era, lograba crear a su alrededor una imagen de poder creíble, al menos para aquéllos que piensan que el
poder se transmite por simpatía, por
contacto vamos. Por el contrario, sus herederos, tan sólo han sido capaces
de reproducir con éxitos los comportamientos propios del bufón de la
Corte. Silencios incomprensibles, que circundan declaraciones todavía
más incomprensibles, Ruedas de Prensa en las que está prohibido preguntar, y manifestaciones
no hechas, sino farfulladas, en las que tan sólo el principio y el final
son audibles, que no comprensibles.
Vivimos un presente dramático. Todo lo que creíamos conoces
se desmorona a nuestros pies. El Estado del Bienestar, ese eterno desconocido
al abrigo del cual todos hemos dormido barritando como el elefante, convencidos
como niños de que las cosas sólo pueden mejorar; se despeña, en una vorágine
que ya resulta imparable, una vez que el actual Equipo de Gobierno se siente
tan respaldado qué, cuando todavía no ha finalizado el trámite parlamentario de los actuales presupuestos, ya se encuentra,
como por otro lado es lógico en términos estrictamente temporales, preparando
los siguientes. Y aún en el caso de que eso sea formalmente correcto, qué
significa en términos políticos. Pues sencillamente que el actual Gobierno se
halla tan inmerso en su orgía de poder, que no considera la actual etapa de reformas estructurales sino como la
primera parte de una larga cadena en la que los recortes se sucederán de manera
continuada, al menos hasta agosto. A continuación, la puesta en ejecución de
los Presupuestos Generales del Estado, dará pie a las conclusiones iniciales de
la Reforma Laboral.
Si los acontecimientos se suceden como parece, y siempre
desde la lógica perversa del dirigente
que considera su función principal separar a la Administración del
Administrado, llegado ese momento será imprescindible convocar unas
elecciones anticipadas buscando en la perversión de la mayoría absoluta la
ratificación de un proyecto no de gobierno, sino estrictamente económico; que
no habría de demorarse mucho más allá de febrero, o marzo de 2013.
Y mientras, en Francia, Sarkozy acaba de salir vilipendiado
de su debate televisado. La
Derecha Europea agoniza, tal y como lo hacen sus programas de
gobierno, amparados como todos sabemos en unas políticas que encumbran al
ejercicio económico al Sancta Sanctorum constituyéndolas
en el único deber de un Gobierno. La acción de Gobierno se ve reducida al
control de la deuda pública o como
dice el insigne Montoro, a garantizar que
los acreedores cobren.
Así, mientras en Europa la paciencia se acaba, a la
Canciller alemana se le ha acabado el tiempo, y a sus programas basados en el
control de la inflación (a propósito, al Sr. Strauss Kan, último defensor de
esas medidas se le va a juzgar finalmente); se oponen ya oficialmente teorías
que dicen que con el control del gasto no es suficiente, que hacen falta
programas de estímulo para el crecimiento; aquí en España la inercia sigue
siendo muy grande, y la contramarcha
iniciada en Andalucía, tardará inevitablemente un largo tiempo en hacer efecto.
Esperemos sobrevivir al impacto.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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