miércoles, 5 de septiembre de 2012

DEL CAMINO HACIA EL NUEVO “MUNDO”. DEL DERECHO DE RETRACTO, Y DE LA NUEVA “ESPERANZA”.


Un tres de agosto, de 1492, un desconocido, todavía hoy, Cristóbal Colón, se embarcaba en una a todas luces delirante expedición, rumbo en cualquier caso, a lo desconocido. Sin entrar en demasiados considerandos, podríamos decir que aquélla no fue sino la primera y última vez en la que algo descabellado ha tenido buen fin para España. Es curioso que, para ser justo, hayamos de dejar constancia de que el mencionado Almirante de la Mar Oceana, no fuera, como premisa necesaria e imprescindible, español.

Antes de fomentar en exceso las críticas, pero lejos de considerar el terrible sufrimiento que podría causarme el no ser digo de las mismas un día más, vaya por delante que la anterior no es, porque no pretende serlo, una oda al antipatriotismo. Simplemente, como ocurre con demasiada frecuencia, si sustituimos las fuentes patrias, por aquellas de las que mana la tersa fluidez de lo que tiene en la Historia su procedencia, nos daremos cuenta de las dificultades que siempre ha presentado este país, no ya para definirse, sino tan siquiera para identificarse.

Sin ir más lejos, permitiéndonos el lujo mordaz de poner de manifiesto no ya la nacionalidad de COLÓN, sino simplemente su condición de no español, será que consigamos, citando una vez más a Julián MARÍAS, prescribir alguna medicación, estudiando primero los síntomas. Así:  “un español bien puede tener dificultades para identificarse con otro que le es coetáneo, si bien no presentará dificultad alguna a la hora de hacer suyos los actos de otro español que bien puede haberle precedido en el tiempo en doscientos, si no en más, años.”

Llegados hasta aquí, seguro que muchos consideran ya imprescindible  comenzar a desgranar la tesis central.

En un país normal, poblado por personas normales, que se desempeñan en un tiempo normal, es preceptivo y comparable que la evolución es, de manera imprescindible, uno de los recursos más útiles de los que el todavía ser humano dispone a la hora de redefinir sus criterios de adjudicación atinentes a cualquiera de los campos que le son útiles, a la par que imprescindibles.
Este proceso, fundamentado en la percepción, en la medida en que la provisión de métodos novedosos necesita de reposar en la certeza de que la observación de sus consecuencias positivas en los demás, nos lleva a adoptarlos como propios en pos de copiar esos mismos resultados positivos; produce en cualquier ciudadano normal, miembro por ello de cualquier sociedad normal, un resultado denominado catarsis. Para no ser reduccionistas, impidiendo la tentación de que se considere  lo que de manera un tanto superficial podría identificarse como el proceso de asumir criterios en principio externos los cuales, en base a la observación del beneficio causado en terceros, nos lleva a considerar como positiva su adopción de cara a repetir en nosotros esos mismos resultados positivos.

Sin embargo en España, observamos con creciente estupor, que la catarsis es del todo imposible. Concretamente no porque no seamos capaces de identificar en los demás las mejoras procedentes de un cambio, sino que las causas han de ser buscado en la perversión conceptual que nos lleva a tergiversar ésta hasta el punto de degenerarla en involución, o dicho a grandes rasgos, la certeza conceptual de que sólo en el pasado, hallaremos la solución a nuestros problemas.

Y es que, en mi corto entender, sólo así podemos entender la escenificación en la que se encuentra inmersa la Derecha de este país, una escenificación que podría no ya llevarse por delante al propio Partido Popular, incluyendo claro está a su líder; sino que más bien amenaza con resucitar los viejos fantasmas de su origen, en lo más profundo de la caverna, azuzando su presencia con la manipulación visceral de la que pueden ser muchos, incluyendo algunos rancios, entre los que sin duda se encuentran exministros, del rancio y caduco gobierno AZNAR.

Sin embargo, desgraciadamente, y tal vez poniendo de manifiesto la terrible certeza de que los acontecimientos se desarrollan a nuestro alrededor con tal velocidad implícita que nos resulta imposible calcular con mínima precisión sus verdaderas repercusiones no ya a corto plazo, sino en el instante infinitesimal previo al presente; es que no necesitamos acudir a la mencionada Historia para hacernos tan siquiera una vaga idea de la realidad que nos rodea, o que incluso nos espera a corto plazo. Un realidad que, verdaderamente es tan cierta por previsible, como la propia certeza del presente.

Sólo desde semejante perspectiva, podemos llegar a ubicar en su justa medida, la clara y terrible amenaza que se vislumbra como corolario de la última Ejecutiva Nacional celebrada por el Partido Popular esta semana.
En la mencionada reunión, el presente ha estado más que presente, catalizado eso sí mediante la arrogancia de apariencia de la que le reviste la actualidad. Así, tras un velo de sutilezas, disimulos y desamparos, el presente, el siempre odioso presente (que a un periodista la destruye la exclusiva de su vida, a la par que a un político le hunde sin conmiseración en los arrabales del desconsuelo), se confabula para nosotros, una vez más, encolerizado para cambiar la Historia, desde la propia Historia.

¿Dónde radica el nexo común que nos permite conectar presente con Historia? Pues precisamente en la Realidad, esa misma realidad que se ha manifestado esta semana ante el Sr. RAJOY como el verdadero celoso catalizador de sus miserias no ya como político, sino como Presidente del Gobierno.
Yo no quería hacer muchas de las cosas que por otro lado me veo obligado a hacer, sin duda es por culpa de La Realidad. Clamaba hace algunas pocas horas, en el arranque del Nuevo Curso Político, en Galicia, como por otro lado no podía ser de otra manera.

Como poco tiempo es el que ha necesitado el Sr. Pedro J. RAMÍREZ, para desenterrar, por enésima vez eso sí, el tomahawk en contra del ahora ya sí, y ahí reside la única diferencia entre la actual y las múltiples manifestaciones, y posteriores rectificaciones del mencionado Director de EL MUNDO, en lo atinente a su relación de amor odio con el Sr. RAJOY, Relación que alcanzó su cúspide en aquella Editorial del 8 de noviembre de 2088, cuando RAMÍREZ se dirigía a RAJOY como el ganador del Premio a mayor tonto contemporáneo.
Como en aquella ocasión, el prestigioso editorialista, y a la par director de medio de prensa escrita, acudió a la precursora de cavernas, otrosí la casa de los obispos, o sea la COPE, a maldecir en la Lengua en la que está escrita la mayoría de La Biblia, esto es, en Arameo Clásico.

En definitiva, nos encaminamos hacia un nuevo “EL MUNDO”.

Sin embargo, y de nuevo vaya por delante que sin despreciar a nadie, me preocupan más las deliberaciones sibilinas de otras, tales por ejemplo como la Sra. Esperanza AGUIRRE. ¿Qué pasaba por su rubia cabeza a la hora de alinearse con un cadáver político tal como el Sr. MAYOR OREJA? Sin duda me atrevo a afirmar que acompañarlo en sus designios desde luego, no.
¿Estamos entonces ante la primera escisión fuerte del Partido Popular desde su Congreso de 2008? ¿O se trata más bien del triunfo de esos que predicaban hace poco, y ahora promueven activamente la necesidad de un cambio de Líder?

Sin embargo, la dimensión del previsible cisma supera tales connotaciones. Es el nacimiento, o renacimiento, de una nueva Derecha, abiertamente cavernaria. Esa Derecha, reaccionaria, que hará del cumplimiento de los preceptos nacional-catolicistas su ley motiv, recuperando, sin género de duda alguno, los espacios y los tiempos propios de aquellas épocas, por algunos envidiados, tanto como por otros muchos denostados.

Acudiendo de nuevo a la Historia, no hay que alejarse excesivamente en el tiempo, basta ir hasta el primer tercio del pasado siglo XXI, para comprender lo fácil que prenden, en épocas de crisis, las ideas, viscerales.
Lógicamente, la comparación no trata de pasar de ahí. Así, no está entre mis objetivos el de hacer de futurólogo, ni tampoco, el de revestir de enigmáticos mis razonamientos. Simplemente digo, que Grecia, Italia, y a su manera, incluso Portugal, ya tienen sus propias manifestaciones radicales.

Una vez más, en España, incluso para eso somos diferentes. Así, en España no sólo no tenemos debidamente prohibidas ni a esas hordas, ni, por supuesto, sus manifestaciones y efectos. Así, ni tan siquiera es necesario indagar en exceso una vez comenzada su búsqueda. Como no puede ser de otra manera, en lo que constituye uno de los mayores problemas a la hora de considerar las circunstancias de un sistema binario no sólo a la hora de votar, sino sobre todo a la hora de pensar, basta con promover un viaje al subsuelo de la estructura predominante en el poder, para vértelas de frente con los que componen lo más granado de la teoría de pensamiento, en este caso proclive, de manera nada disimulada, al Partido Popular. Basta por ejemplo para convencerse de ello con leer en las redes sociales las declaraciones de algunos de sus lideres, en las cuales, emulando a sus mayores, se esfuerzan por dotar de argumentación principios que de cualquier otra manera, y en cualquier otro momento que no fuera éste, denotado por la crisis, no constituiría sino un ANACRONISMO EXTEMPÓREO.

A pesar de ello, su fuerza constituye de manera cuantitativa el 22% de la masa electoral del Partido Popular, y sigue creciendo.

La pregunta es clara, ¿Constituyen algún tipo de amenaza? Y, de ser así ¿Cuándo esperan darse por aludidos?


Luis Jonás VEGAS VELASCO.


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