miércoles, 18 de diciembre de 2013

DEL COMUNISMO, LA INDUSTRIALIZACIÓN, Y OTROS ENTES QUE REAPARECEN.

Convencido una vez más de la perfección de un Sistema que tiene en la activación primero, y posterior mantenimiento de un autoinducido estado de shock denominado crisis, me veo en la obligación primaria de guarecerme una vez más de los envites a los que el mencionado nos arroja, haciendo para ello causa activa de un procedimiento destinado a hacer de la rememoración flagrante intento de conseguir, paradójicamente, la mención de una serie de consideraciones las cuales, pese a proceder del revisionismo histórico, bien pueden aportar vías de escape que si bien evidentemente no supondrán causa activa en sí mismas, no será menos cierto que supondrán un punto de partida en el que enraizar los procedimientos una vez que el verdadero principio del fin se vislumbre de manera auténtica.

Acudo al revisionismo histórico, porque a mi entender es precisamente de la certeza de los datos que el empleo de semejante procedimiento ofrece, de donde parte la constatación, a todas luces inequívoca, de una de las certezas a mi entender más increíble de cuantas fecundan el escenario en el que pese a quien pese queda circunscrita nuestra realidad.
Es así que, un método a priori diseñado en pos de la consecución de datos procedentes del análisis de grandes promociones sociales, o de parámetros muy separados entre sí en términos de disfunción histórica; nos sorprende ahora proporcionando datos de gran relevancia toda vez que los mismos proceden, para nuestra sorpresa, de extracciones realizadas dentro de entornos que para nada tienen que ver con los propios de los paradigmas para los que fueron creados. En definitiva, protocolos de análisis multidisciplinares se convierten en las mejores fuentes a la hora de analizar con algo de sentido nuestra actual realidad, con sus circunstancias, y por supuesto con sus peculiaridades.
La única lectura, la que procede de asumir la constatación expresa de que hoy por hoy, la velocidad de la vida, definida en la datación de parámetros que inexorablemente  va ligada a ella, convierte en imprescindible el uso de protocolos de carácter macro dimensionales los cuales trascienden con mucho nuestras capacidades no solo de interpretación, sino por supuesto de procesamiento.

Con todo y con ello, y alejando de nuestro ánimo cualquier intención de hacer de la introducción algo que vaya más allá de su función expresa, cual es aportar un viso de calidad procedimental a las conclusiones que a partir de ahora puedan ser vertidas o generadas, lo cierto es que ya desde su inicio más propiciatorio se observa la determinación del mencionado procedimiento a la hora de vertebrar en torno de sí la búsqueda, cuando no la constatación de variables, que a medio o a largo plazo nos sirvan para explicar la que ya parece no solo probable, sino absolutamente definitiva, caída del vetusto modelo del denominado Capitalismo.

Acudiendo a los procederes críticos para con el mismo, toda vez que somos partícipes de la connotación histórica que asevera cómo a menudo es en las argumentaciones esgrimidas por los oponentes, donde se encuentran las connotaciones más optimistas; que refresco condicionantes que forman parte de la  línea Marxista Intelectual más central, desde las que podemos llegar a constatar qué, efectivamente, se han cumplido todos los condicionantes, y lo que es peor en un orden creciente, en pos de avalar cómo, efectivamente, asistimos al colapso de un modelo aparentemente ingrávido, esto es, que aparentaba una aparente indolencia ante el resto de fuerzas que componen el normal devenir del Universo.

Así, uniendo la elevada velocidad de transición de factores anteriormente aludida, con las en apariencia vetustas disquisiciones amparadas por Carlos y sus seguidores, lo cierto es que el resultado es altamente prometedor a la hora de, poro ejemplo, constatar el éxito de uno de los procesos más difíciles de explicar, y que a la sazón constituye uno de los vórtices a la hora de dar explicación al actual estado de las cosas. Me estoy refiriendo a lo que denominamos superación del estado de producción.

De analizar el Modelo Capitalista mediante el empleo de técnicas cercanas cuando no directamente procedentes del Marxismo, llegamos a certezas de transición, cuando no abiertamente avaladas por ambos modelos (no en vano ambos se dedican a constatar el grado de consecución de un proceder económico, y La Economía tiende a aglutinarlo todo, aunque a veces sea mediante el empleo de técnicas de fagocitosis); las cuales sirven por ejemplo para explicar el por qué del cese o superación, depende de la fuente, de realidades tales como los procesos productivos.

En términos didácticos de urgencia, definimos los procesos de producción como aquéllos de cuya práctica directa surge, de manera igualmente directa una realidad competente para ser utilizada en pos de la obtención de un hecho económico directo o por transformación, en sí mismo.
En términos fácilmente comprensibles diremos que el agricultor que vende la producción agropecuaria por él gestionada en tanto que fruto del labrado de su campo, reúne los condicionantes expresados.

Supeditados al quehacer del tiempo, los estamentos primarios de la producción son poco a poco manipulados, si bien obviamente nunca del todo superados, generándose con la transición un nuevo modelo, el denominado de la industrialización en el cual, si bien son aplicables los parámetros indirectos explicados (de una fábrica sale un producto terminado, proclive a ser vendido, o potencialmente dirigible hacia una nueva transformación en otra fábrica, lo que no viene en consecuencia a modificar nuestros parámetros), introduce variables intrínsecas cuya repercusión bien podría comprometer la continuidad del proceso, o lo que es lo mismo, activar un proceso que podría a la larga conllevar la destrucción del Modelo Capitalista de la única manera en la que todos coincidimos seria la única posible, a saber, desde dentro.

Así que cuando la industrialización genera variables incontrolables las cuales, entre otras cosas, provocan la concepción del que constituye el único instante del proceso capitalista en el que los trabajadores han conseguido en tanto que tal, esto es sin necesidad de lucha, un atisbo de posición no solo no explotadora, sino incluso ventajosa; que el Capitalismo, consciente no tanto del riesgo que luego se convertiría en amenaza real, como sí más de la intuición de que una variable de semejante importancia no podía ser dejada sencillamente a la improvisación, que arbitrarán toda una serie de medidas destinadas a actuar de cortafuegos unas, y de franco ataque otras, en pos siempre de defender el núcleo primario.

Convergen así en el proceso de industrialización un sin número de variables la mayoría de las cuales quedan por supuesto lejos de los objetivos del presente, pero que por otro lado igualmente en número, pero sobre todo en disposición resultan otros de gran valía al quedar integrados dentro de un grupo cuyo denominador común puede circunscribirse a la habilitación de medidas que redundan en pos de la consecución de éxitos y logros muy ventajosos para el trabajador.
Esta época, que en términos cuantitativos extiende lo mejor de sus dominios hasta el último cuarto del pasado siglo XX, y que en términos cualitativos se expresa en consecuciones de grado del tipo de constatación de un nutrido Sistema de Pensiones, o de un inalterable modelo de Seguridad Social, queda equiparado en los términos en los que hoy nos movemos dentro de los capítulos que el Capitalismo enarbola como elementos de gran peligro cuya destrucción resulta tan imperiosa como imprescindible.

Se trata, ni más ni menos, de la constatación efectiva de que El Capitalismo, se ha pasado de frenada. Tenemos así que, la necesidad igualmente imperiosa de superar un proceso, el de industrialización, que si bien forma parte de los parámetros estructurales del Modelo, se ha mostrado como no solo incapaz de ofrecer los resultados deseados, sino que de la por otro lado adecuada puesta en marcha de los mismos, no se han extraído sino realidades y consecuencias altamente indeseables para el propio Sistema.

Es así pues que un modelo basado no lo olvidemos, en la producción real, ha de ser superado. La mejor manera, aquélla en la que se supere el fundamento del anterior esto es, implantando un nuevo método en el que la obtención de lo real, símbolo sin duda no solo de la industrialización, sino de cualquier política pragmática, lo que colocaba a la industrialización peligrosamente cerca del Comunismo; desaparezca para siempre.
Hemos dado el salto a la era de la especulación. ¡Y sin hacer casi ni ruido!

Explicamos la especulación, siempre por supuesto a grandes rasgos, como el proceso Capitalista, esto es obviamente destinado a la generación de plusvalías, en el que la creación y gestión de las mismas se lleva a cabo sin necesidad de partir de factores reales. ¿Qué significa esto? Pues ni más ni menos que a menudo los beneficios generados desde una acción netamente Capitalista, proceden de una fuente que en realidad jamás llegó a estar en manos de aquél que ha promovido el acto en sí mismo.
Si os suena lo explicitado, es porque estáis al corriente del método de generación de riqueza por medio del cash flow, esto es, la capacidad para generar beneficios a partir del mero movimiento especulativo de capitales inmersos ¿dónde? Pues en la Banca.
Porque ahí es precisamente donde se ubica la pata definitiva en la que se apoya la actual disertación. En la Banca, y sobre todo en el poder que la misma ha terminado por alcanzar.

Al igual que el modelo productivo representado por el agricultor que comercializa sus productos, ha sido superado, definitivamente incluso el modelo  de industrialización ha quedado obsoleto. Y no porque no se mostrara diligente a la hora de producir riquezas. Sencillamente lo desagradable era la en apariencia lentitud con la que esto se lograba.

Además, si bien superadas las tensiones ideológicas ya aproximadas según las cuales cabía un nicho en el que podía esconderse el cáncer del Comunismo, lo cierto es que la presencia de factores reales, cuantitativos, como son el propio Capital, y por supuesto los Costes de Producción; generan un conato de desasosiego propiciado en el paradigma de los denominados Riesgos Asociados al Proceso de Producción. ¿Por qué arriesgar nada si podemos llenarnos los bolsillos sin el menor atisbo de desastre?
Así es como el último vestigio de legitimidad que le queda al Capitalismo, a saber aquél en base al cual el dueño de los sistemas de producción tiene derecho a recoger beneficios toda vez que el riesgo que asume en forma de capital invertido; se disipa para siempre dejando al trabajador como única fuente de producción de riqueza en tanto que por medio de su trabajo transforma la materia prima, empleando para ello unos recursos los cuales, en tanto que netamente metafísicos, están ahora realmente fuera de su control.

Pero, ¿quién controla realmente algo metafísico? Los entes capitalistas entran así en la vorágine ilusoria de creer que controlan algo. Un algo que ahora se circunscribe a la Banca, y a sus créditos, los cuales han acabado por convertirse en los verdaderos motores de la Economía, haciendo con ello buena la frase que más se repite en los últimos tiempos, según la cual: “La salida de la crisis está supeditada a la reactivación de las líneas de crédito y financiación.”

Conocido pues el siguiente paso. ¿Cuál será la naturaleza del nuevo engendro que está por venir?



Luis Jonás VEGAS VELASCO.


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