Convencido una vez más de la perfección de un Sistema que
tiene en la activación primero, y posterior mantenimiento de un autoinducido
estado de shock denominado crisis, me
veo en la obligación primaria de guarecerme una vez más de los envites a los
que el mencionado nos arroja, haciendo para ello causa activa de un
procedimiento destinado a hacer de la rememoración flagrante intento de
conseguir, paradójicamente, la mención de una serie de consideraciones las
cuales, pese a proceder del revisionismo histórico, bien pueden aportar vías de escape que si bien evidentemente
no supondrán causa activa en sí mismas, no
será menos cierto que supondrán un punto
de partida en el que enraizar los procedimientos una vez que el verdadero principio del fin se vislumbre
de manera auténtica.
Acudo al revisionismo
histórico, porque a mi entender es precisamente de la certeza de los datos
que el empleo de semejante procedimiento ofrece, de donde parte la constatación,
a todas luces inequívoca, de una de las certezas a mi entender más increíble de
cuantas fecundan el escenario en el que pese a quien pese queda circunscrita
nuestra realidad.
Es así que, un método a priori diseñado en pos de la
consecución de datos procedentes del análisis de grandes promociones sociales, o de parámetros muy separados entre sí en
términos de disfunción histórica; nos sorprende ahora proporcionando datos de
gran relevancia toda vez que los mismos proceden, para nuestra sorpresa, de
extracciones realizadas dentro de entornos que para nada tienen que ver con los
propios de los paradigmas para los que fueron creados. En definitiva,
protocolos de análisis multidisciplinares se convierten en las mejores fuentes
a la hora de analizar con algo de sentido nuestra actual realidad, con sus
circunstancias, y por supuesto con sus peculiaridades.
La única lectura, la que procede de asumir la constatación
expresa de que hoy por hoy, la velocidad de la vida, definida en la datación de
parámetros que inexorablemente va ligada
a ella, convierte en imprescindible el uso de protocolos de carácter macro dimensionales los cuales
trascienden con mucho nuestras capacidades no solo de interpretación, sino por
supuesto de procesamiento.
Con todo y con ello, y alejando de nuestro ánimo cualquier
intención de hacer de la introducción algo que vaya más allá de su función
expresa, cual es aportar un viso de calidad procedimental a las conclusiones
que a partir de ahora puedan ser vertidas o generadas, lo cierto es que ya
desde su inicio más propiciatorio se observa la determinación del mencionado
procedimiento a la hora de vertebrar en torno de sí la búsqueda, cuando no la
constatación de variables, que a medio o a largo plazo nos sirvan para explicar
la que ya parece no solo probable, sino absolutamente definitiva, caída del
vetusto modelo del denominado Capitalismo.
Acudiendo a los procederes críticos para con el mismo, toda
vez que somos partícipes de la connotación histórica que asevera cómo a menudo
es en las argumentaciones esgrimidas por los oponentes, donde se encuentran las
connotaciones más optimistas; que refresco condicionantes que forman parte de la
línea Marxista Intelectual más central, desde las que podemos
llegar a constatar qué, efectivamente, se han cumplido todos los
condicionantes, y lo que es peor en un orden creciente, en pos de avalar cómo,
efectivamente, asistimos al colapso de un modelo aparentemente ingrávido, esto es, que aparentaba una
aparente indolencia ante el resto de fuerzas que componen el normal devenir del
Universo.
Así, uniendo la elevada
velocidad de transición de factores anteriormente aludida, con las en
apariencia vetustas disquisiciones amparadas por Carlos y sus seguidores, lo cierto es que el resultado es altamente
prometedor a la hora de, poro ejemplo, constatar el éxito de uno de los
procesos más difíciles de explicar, y que a la sazón constituye uno de los
vórtices a la hora de dar explicación al actual estado de las cosas. Me estoy
refiriendo a lo que denominamos superación
del estado de producción.
De analizar el Modelo
Capitalista mediante el empleo de técnicas cercanas cuando no directamente
procedentes del Marxismo, llegamos a
certezas de transición, cuando no abiertamente avaladas por ambos modelos (no
en vano ambos se dedican a constatar el grado de consecución de un proceder
económico, y La Economía tiende a aglutinarlo todo, aunque a veces sea mediante
el empleo de técnicas de fagocitosis); las cuales sirven por ejemplo para
explicar el por qué del cese o superación, depende de la fuente, de realidades
tales como los procesos productivos.
En términos didácticos de urgencia, definimos los procesos
de producción como aquéllos de cuya práctica directa surge, de manera
igualmente directa una realidad competente para ser utilizada en pos de la
obtención de un hecho económico directo o por transformación, en sí mismo.
En términos fácilmente comprensibles diremos que el
agricultor que vende la producción agropecuaria por él gestionada en tanto que
fruto del labrado de su campo, reúne los condicionantes expresados.
Supeditados al quehacer del tiempo, los estamentos primarios de la producción son poco a poco manipulados,
si bien obviamente nunca del todo superados, generándose con la transición un
nuevo modelo, el denominado de la
industrialización en el cual, si bien son aplicables los parámetros
indirectos explicados (de una fábrica sale un producto terminado, proclive a ser vendido, o potencialmente dirigible hacia
una nueva transformación en otra fábrica, lo que no viene en consecuencia a
modificar nuestros parámetros), introduce variables intrínsecas cuya
repercusión bien podría comprometer la continuidad del proceso, o lo que es lo
mismo, activar un proceso que podría a la larga conllevar la destrucción del
Modelo Capitalista de la única manera en la que todos coincidimos seria la
única posible, a saber, desde dentro.
Así que cuando la
industrialización genera variables incontrolables las cuales, entre otras
cosas, provocan la concepción del que constituye el único instante del proceso
capitalista en el que los trabajadores han conseguido en tanto que tal, esto es sin necesidad de lucha, un atisbo de
posición no solo no explotadora, sino incluso ventajosa; que el Capitalismo,
consciente no tanto del riesgo que luego se convertiría en amenaza real, como
sí más de la intuición de que una variable de semejante importancia no podía
ser dejada sencillamente a la improvisación, que arbitrarán toda una serie de
medidas destinadas a actuar de cortafuegos unas, y de franco ataque otras, en
pos siempre de defender el núcleo
primario.
Convergen así en el proceso de industrialización un sin número de variables la mayoría de las
cuales quedan por supuesto lejos de los objetivos del presente, pero que por
otro lado igualmente en número, pero sobre todo en disposición resultan otros
de gran valía al quedar integrados dentro de un grupo cuyo denominador común
puede circunscribirse a la habilitación de medidas que redundan en pos de la
consecución de éxitos y logros muy ventajosos para el trabajador.
Esta época, que en términos cuantitativos extiende lo mejor
de sus dominios hasta el último cuarto del pasado siglo XX, y que en términos
cualitativos se expresa en consecuciones de
grado del tipo de constatación de un nutrido Sistema de Pensiones, o de un
inalterable modelo de Seguridad Social, queda equiparado en los términos en los
que hoy nos movemos dentro de los capítulos que el Capitalismo enarbola como elementos de gran peligro cuya destrucción
resulta tan imperiosa como imprescindible.
Se trata, ni más ni menos, de la constatación efectiva de
que El Capitalismo, se ha pasado de frenada. Tenemos así que, la necesidad
igualmente imperiosa de superar un proceso, el de industrialización, que si
bien forma parte de los parámetros estructurales del Modelo, se ha mostrado
como no solo incapaz de ofrecer los resultados deseados, sino que de la por
otro lado adecuada puesta en marcha de los mismos, no se han extraído sino
realidades y consecuencias altamente indeseables para el propio Sistema.
Es así pues que un modelo basado no lo olvidemos, en la
producción real, ha de ser superado. La mejor manera, aquélla en la que se
supere el fundamento del anterior esto es, implantando un nuevo método en el
que la obtención de lo real, símbolo
sin duda no solo de la industrialización, sino de cualquier política pragmática, lo que colocaba a la
industrialización peligrosamente cerca del Comunismo; desaparezca para
siempre.
Hemos dado el salto a la era de la especulación. ¡Y sin
hacer casi ni ruido!
Explicamos la especulación,
siempre por supuesto a grandes rasgos, como el proceso Capitalista, esto es
obviamente destinado a la generación de plusvalías, en el que la creación y
gestión de las mismas se lleva a cabo sin necesidad de partir de factores reales.
¿Qué significa esto? Pues ni más ni menos que a menudo los beneficios generados
desde una acción netamente Capitalista, proceden
de una fuente que en realidad jamás llegó a estar en manos de aquél que ha
promovido el acto en sí mismo.
Si os suena lo explicitado, es porque estáis al corriente
del método de generación de riqueza por medio del cash flow, esto es, la capacidad para generar beneficios a partir
del mero movimiento especulativo de capitales inmersos ¿dónde? Pues en la
Banca.
Porque ahí es precisamente donde se ubica la pata definitiva en la que se apoya la
actual disertación. En la Banca, y sobre todo en el poder que la misma ha
terminado por alcanzar.
Al igual que el modelo productivo representado por el
agricultor que comercializa sus productos, ha sido superado, definitivamente
incluso el modelo de industrialización
ha quedado obsoleto. Y no porque no se mostrara diligente a la hora de producir
riquezas. Sencillamente lo desagradable era la en apariencia lentitud con la
que esto se lograba.
Además, si bien superadas las tensiones ideológicas ya
aproximadas según las cuales cabía un nicho en el que podía esconderse el cáncer del Comunismo, lo cierto es
que la presencia de factores reales, cuantitativos, como son el propio Capital,
y por supuesto los Costes de Producción; generan un conato de desasosiego
propiciado en el paradigma de los denominados Riesgos Asociados al Proceso de Producción. ¿Por qué arriesgar nada
si podemos llenarnos los bolsillos sin el menor atisbo de desastre?
Así es como el último vestigio de legitimidad que le queda
al Capitalismo, a saber aquél en base al cual el dueño de los sistemas de producción tiene derecho a recoger beneficios
toda vez que el riesgo que asume en forma de capital invertido; se disipa
para siempre dejando al trabajador como única fuente de producción de riqueza
en tanto que por medio de su trabajo transforma la materia prima, empleando
para ello unos recursos los cuales, en tanto que netamente metafísicos, están
ahora realmente fuera de su control.
Pero, ¿quién controla realmente algo metafísico? Los entes capitalistas entran así en la
vorágine ilusoria de creer que controlan algo. Un algo que ahora se
circunscribe a la Banca, y a sus créditos,
los cuales han acabado por convertirse en los verdaderos motores de la
Economía, haciendo con ello buena la frase que más se repite en los últimos
tiempos, según la cual: “La salida de la crisis está supeditada a la
reactivación de las líneas de crédito y financiación.”
Conocido pues el siguiente paso. ¿Cuál será la naturaleza
del nuevo engendro que está por venir?
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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