Subyugado una vez más por la realidad, inicio de nuevo mi
atavío en pos de tratar de comprender la realidad, para lo cual si cabe hoy más
que nunca, he de prestar especial esmero a mi ardua labor la cual prosigue envolviendo la actualidad en jirones de
esperanza, procedente ésta no tanto de esperar
dádivas del futuro, como sí más bien de preparar mi maleta con ropa cálida
y recuerdos del pasado, una vez
definitivamente convencido de que habré de buscar en el pasado las respuestas,
comprobado una vez más que nos han robado nuestro futuro.
Empachado que no ahíto. Intoxicado que no saciado, lo cierto
es que cuando me dispongo un día más a emprender el viaje siguiendo los pasos
de Alicia, buscando como ella la
realidad en El País de las Maravillas una
vez comprobado hasta qué punto hablar con
conejos blancos que buscan sus guantes de ceremonia, o jugar a las cartas con
la Reina de Corazones no tiene que suponer un ejercicio de ficción mucho
más estresante que ver en cualquier informativo cómo mamarrachos carentes de
cualquier forma de vergüenza se esfuerzan por arrebatarnos la nuestra; no deja
por el contrario de someterme a una presión que cada día gana en intensidad,
catalizada ésta por las acusaciones veladas de unos en forma de silencio, las
cuales para otro adoptan formas de lo más variadas, mas no por ello menos
hirientes.
Es por ello que sabiendo como especialmente trascendental el
resultado que hoy pueda dirimirse al final de la redacción de estas pocas
líneas, lo cierto es que acudo a las mismas con la sensación tranquila que da
el saber no solo que no soy el único que adolece de tal estado, sino que personajes mucho mejor dotados que yo
para esto de la reflexión como bien puede ser el Maestro Gabilondo han firmado terceras
de la talla del “Estamos hartos de
estar hartos” reflexión que siempre desde mi particular punto de vista,
bien podría constituirse en uno de esos tan escasos y tal vez por ello más
valiosos puntos de fuga, a partir de
los cuales comenzar la reconstrucción de
todo esto una vez tengamos las agallas suficientes para asumir que lejos de
haber tocado fondo, en este país
llamado España sus ciudadanos tienen los santos
cojones de seguir cavando. Y todo por la templada convicción de que al enemigo no hay que darle agua, y en
verano a lo sumo, polvorones. Para luego sentarnos a ver cómo se ahoga.
Confeso pues de la desazón, a nadie habrá de sorprender que
exprese lo inconfundiblemente español del escenario que contempla mis
andanzas si digo que a escasos centímetros de mi mano descansa un ejemplar de Los Pactos de la Moncloa; mientras que
en el suelo, lugar que ocupa no por
dilación ni por zozobra, sino que por motivos a mi entender suficientemente justificados;
descansa un recorte de prensa que reza: Bárcenas
abandona la cárcel tras reunir los 200.000 euros constitutivos de la fianza.
Es así que si una torre conforma el símbolo de sendos países
como Francia o Gran Bretaña; otro monumento, en este caso erigido en pos de la
mediocridad parece hoy constituir no ya el mejor homenaje, cuando sí la
descripción más ajustada a derecho que
de nuestra querida España puede
hacerse.
Porque presentados ya los personajes, bien podemos ir dando
por comenzado el espectáculo. Y ya el preámbulo promete porque…¿Cómo es posible
que lapso de tiempo por el que apenas transita una Generación Sociológica a este país le dé tiempo a firmar
respectivamente uno de los periplos más dignos de su Historia, y uno de sus
episodios más vergonzosos y vergonzantes respectivamente?
Convencido como estoy de que lo patético del hecho no
subyace tanto al hecho especifico de la excarcelación del todavía presunto
delincuente, como sí más bien al que convivamos en un Estado cuyas Leyes
convierten en absolutamente legal a la sazón que legitimo el que tal
excarcelación se produzca; lo cierto es que todo esto me conduce una vez más a
plantear la cuestión otras vez barajada en función de la cual es más que
probable que en contra de lo que la mayoría pudiera llegar a pensar, en este
país no hemos avanzado mucho, es más, tras un somero proceso de observación
bien pudiera darse el caso de que nos sobrecogiésemos ante el impacto que
causarían los por otro lado más que
flagrantes casos de evidente retroceso.
Y en medio de todo esto, la Ciudadanía. Lejos no ya solo de ser, cuando
incluso tan siquiera de parecer inocentes, la conducta del Pueblo, o más
concretamente la ausencia de ésta, pone de manifiesto hasta qué punto los
ardides y maniobras ejercidos por aquéllos que necesitan la complicidad unas
veces, y el silencio otro, han triunfado generando con su victoria, a modo
quién sabe si de variable secundaria una
correlación de suertes y sucesos que
como en el caso de la teoría del barrido
de la mariposa han acabado por confeccionar un escenario en el que las
sucesión de disparates y triquiñuelas hubieran dejado estupefacto al mismísimo
VALLE-INCLÁN.
Pero lo cierto es que los
esperpentos constituían, una vez más, verdadero Arte, escrito por ello con
mayúsculas. Sin demorarnos mucho más de lo justo, y por supuesto no menos de lo
necesario, resumiremos diciendo que todo, y por supuesto el contexto en forma
de detalle, se cuidaba hasta la extenuación. Hoy , por el contrario, solo lo
chabacano priva.
Por eso, por la necesidad de navegar en el contexto; y cómo
no, por estar una y mil veces convencido de que efectivamente el Demonio descansa con fruición en los
detalles, es por lo que me resisto a tachar solo de insultante el más que
cercano paseo que el Sr. Bárcenas nos dedicará a lo sumo mañana cuando un
compendio de decisiones de leguleyo confabulado con la mediocridad le regalen una bocanada de aire fresco.
Recordando el corto espacio que separa aquél lamentable
“Luis, sé fuere, mañana te llamo”, de aquél otro “Luis el cabrón.” Transitando
por el conocido “No todo lo que usted dice es cierto, a lo sumo algunas cosas.” Lo cierto es que solo
desde la perspectiva que proporciona el tiempo cuando se erige en nexo de
cohesión destinado a dotar de supremacía a tamañas disposiciones, es cuando por
otro lado podemos empezar a intuir la
magnitud del bochorno que se nos avecina. Máxime cuando ésta es solo concebible
desde la perspectiva que nos proporciona lo ya sufrido. ¿O es que de verdad
alguien ha pensado sinceramente que el espectáculo ha pasado?
Para ir haciéndonos una vaga idea de lo que es objeto de lo
que se está dirimiendo, se me antoja suficiente una sola pista: cualquier caso
en el que el encausado ya no se halla en
prisión, pierde todo viso de prioridad a la hora de dirimir la vista. Por si a alguien no le queda claro, la posibilidad de
que el comienzo del juicio por el denominado Caso Bárcenas pudiera coincidir con la Campaña Electoral
de, por ejemplo las Elecciones Autonómicas y Municipales, ha quedado totalmente
conjurado.
Pero si alguien necesita más, le invito a que añada el
espectáculo dado no hace muchas calendas en relación al traslado del Juez
Responsable.
¿El puzzle adquiere forma, o les hago un dibujito?
Sea como fuere, lo cierto es que no se trata ya de si
efectivamente, esto solo pasa en España. Lo que a mí me deja absolutamente maravillado, es de nuevo comprobar el
grado de sosiego con el que el español
medio se lo toma todo.
Pues nada señores, repitamos una vez más la ya vieja discusión
de si son galgos o son podencos, y
contemplemos una vez más dichosos cómo nos
comen la merienda.
Lo tendremos, como casi todo, absolutamente merecido.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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