miércoles, 6 de mayo de 2015

DE CUANDO EL FUTURO ESTÁ ESCRITO EN LOS SITIOS MÁS SORPRENDENTES, POR LOS AUTORES MÁS INCREÍBLES (INCLUSO EN ALGUNOS TEXTOS APÓCRIFOS.)

Amanece. Un nuevo día da píe a lo que para unos será sin duda motivo de alegría, sirviendo sin embargo y a la vez para poner de manifiesto la que rápidamente se erige como la gran característica del Hombre Social a saber: lo paradójico de su comportamiento, manifestación evidente de su esencia.
Porque así mientras unos ríen, otros, sin duda, lloran. Donde unos ven un motivo para la ilusión, otros ven una posibilidad para el sufrimiento que lleva aparejado el riesgo.

Sin duda, hoy por hoy ha de ser difícil reconocerse como capturado por la Filosofía del Partido Popular. Aunque acudiendo a la capacidad de adaptación tantas y tantas veces utilizada por el Hombre como elemento de adaptación, siempre podemos sustituir la Filosofía (algunos lo agradeceremos) por la Religión, y conformar entonces la definición procedimental de no practicante. “Pepero” no practicante. ¿Podría ser una de las múltiples definiciones bajo las que se agruparán los sin duda igualmente numerosos votantes de Ciudadanos.

Pero lejos de consentir hoy perdernos en futuribles, lo cierto es que lo que ha venido hoy a motivar el desarrollo de estas pocas líneas no es la necesidad de un futuro, no por incierto menos necesario; como sí más bien el gusto por revindicar otra vez el pasado como fuente de inercia conceptual.

Constituye el gusto por el pasado, una realidad mucho más cercana, a la vez que mucho más consolidada de lo que una inmensa mayoría de personas parece estar dispuesta a creer. Ya sea en su vertiente formal, bajo la que el comportamiento científico socava todo interés por lo visceral, ya sea desde el quehacer legendario, en el que todo se rinde al componente subjetivo, lo cierto es que el pasado parece aferrase a todo, aunque es de justicia reconocer que a unos más que a otros.

Por eso cuando la semana que a nuestros efectos ha servido para constatar el grado de pasado que más que impregnar, se convierte en esencial, pasando a formar parte de los componentes más íntimos de estructuras sociales y por ende políticas de  la talla de El Partido Popular, lo cierto es que me pregunto cómo han logrado funcionar durante tantos años. Porque la pregunta lejos de irreverente, se me antoja imprescindible: ¿Todo era conocido? O por el contrario, además de conocer y participar del Ideario ¿Resulta imprescindible la compatibilidad con algún grado de estulticia?

Retrotrayéndome sobre mis pasos de manera parecida a como lo hace la propuesta de Podemos en relación a su disposición de cara a actuar con las daciones en pago; lo cierto es que reformulando mi tesis del principio, más que resultar difícil ser del PP, lo que tiene que empezar ya a valorarse es sin duda, ejercer de activista del PP.

Cuando la coherencia, o más concretamente su ejercicio, se vuelve incompatible para con una actitud, es cuando de manera inexorable, surgen los comportamientos neuróticos, los cuales como es bien sabido, suelen erigirse en el estado previo a enfermedades bastante más severas. Es por eso que hoy por hoy, erigirse en baluarte del Partido Popular se me antoja un ejercicio tan complicado, que directamente proclamo desde aquí, sin el menor atisbo de cinismo, mi mayor respeto para con quienes lo siguen practicando.

Porque si de algo me he convencido a lo largo de mi tránsito por la libertad electoral, estado en el que me declaro, y que se prolonga ya desde el momento en el que el partido en el que militaba decide expulsarme en lo que ellos describen a título procedimental como un intento de reconducir mi carrera política; es de que lo que con mayor precisión sirve para unir a los partidos de una y otra índole, es precisamente el diagnosticar el problema común que se constituye en torno a los insumisos que osados, se atreven  no solo a pensar por sí mismos, sino que además componen odas para escenificar el profundo placer que tales conductas proporcionan.

De todos modos, y dicho sea de paso por no ser injustos larga, tremendamente larga, se tiene que estar haciendo para alguno esta nueva travesía del desierto.
De manera parecida a como sin duda se sintió Moisés al comprobar el descreimiento que de manera instantánea había hecho mella entre los que se decían integrantes del Pueblo Elegido, así ha de sentirse probablemente Mariano RAJOY cuando tras bajar simbólicamente de su Monte Moab (No sé en qué planta de Génova número 13 situada,) se encuentra a sus seguidores adorando a su particular Becerro de Oro.

Con el Sr. RATO en el papel estelar de Aarón, a saber quien fundió el mítico Bos Taurus Primigenius, nos encontramos como entonces en el desenfreno de una complicada ecuación cuya cuestión es evidente y se circunscribe a una única y en apariencia sencilla consideración. ¿Desde cuándo eran los integrantes del Nuevo Pueblo de Israel conocedores de que su conducta no constituía motivo de alegría a los ojos de Dios?

Dado que definitivamente el Éxodo no parece ser en este caso principio, sino más bien fin al que ineludiblemente están muchos abocados, es por lo que nos retrotraemos a las palabras desveladas hoy mismo por el todavía insigne, al menos para algunos, Sr. NASEIRO, para acudir por seguir con el paralelismo ya iniciado al Génesis, desde donde podemos afirmar que la corrupción no es que campe, más bien es componente esencial de la manera de ver la vida que tienen la mayoría de los que habiendo elegido la Política como modo de medrar en la vida, decidieron después hacerlo bajo los designios aportados por el campo semántico de la Derecha.

Aunque para Reveladoras, pocas como las palabras pronunciadas hoy por otro insigne, a saber nada más y nada menos que HERNÁNDEZ MANCHA. Sorprendiendo a propios y a extraños con su clarividencia, o quién sabe si erigiéndose en artífice de El Arca de Noé; el babysaurio no ha dudado en atribuirse poderes cercanos a los de los jinetes, en este caso del Apocalipsis, afirmando sin rubor que si el Partido Popular no obtiene una mayoría solvente en la próxima cita electoral, detrás de ellos, el Diluvio.

Y después de todo esto qué pensará la excelsa figura trina, a saber ¿el Sr. RAJOY? Es posible que en línea a lo ejercido por la Segunda Persona una vez consumado el drama que certificó nuestra incapacidad para reconocer ni siquiera en sus acciones al que es sin duda, el más grande, que decida como aquél, pasar tres o cuatro días haciéndose el muerto.

Sea como fuere creo no será predicar en el desierto, si digo que ni él, ni por supuesto nosotros estamos para eternidades. Que sea lo que tenga que ser, pero por favor que sea pronto, porque sinceramente ya ni Maná caído del cielo (o de Bruselas en forma de compra de Deuda Pública) puede satisfacer las demandas de un Pueblo que sinceramente comienza a estar hasta el último pelo no tanto de monsergas, como sí más bien de que se nos tome por Eunucos.

Con todo y con ello, lo cierto es que no hemos perdido la ¿Esperanza? Y por ello aguardamos con celo y llenos de la idem la posibilidad de que un Juicio Final que en el caso que nos ocupa adopte la forma de Cita Electoral, arroje a los malvados al Fuego Eterno alimentado con Azufre, permitiéndonos a los demás tomarnos el descanso del que sin duda nos hemos hecho dignos acreedores.

Porque en buena Lógica desde la actual perspectiva de las cosas, que el Partido Popular gane las próximas elecciones debería de ser más difícil, de que yo entre por el ojo de una aguja. Aunque ésta sea de la clase de las usadas antaño para coser colchones.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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