He aquí una estructura que bien podría constituir el esquema
a seguir de cara a plantear de manera racional los pasos con los que describir
la evolución de la crisis, al menos
en lo concerniente a su quehacer en España.
Todos recordamos, con mayor o menor envidia, con mayor o
menor sonrojo, el paso de aquella bonanza,
por los nuestros territorios. Lo dicho por Cervantes, en boca ¡cómo no! De El Ingenioso Hidalgo, gran decidor de
verdades, las cuales si no ahora, luego correrán a ser ciertas; se expresó con
gran criterio de verosimilitud. “Cosas
veredes, Sancho, que no creyeres.”
Así, nadie pensó jamás que vería a todo un Presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy para más seña, promoviendo activamente el
desmembramiento no ya del Estado del
Bienestar, sino del Estado, propiamente dicho.
Nadie diría, igualmente, que todo un Consejo de Ministros, abogaría en pleno por la toma de decisiones
que no hacen sino dinamitar cada día
la relación conceptual que aún hoy existe entre Administración y Administrados.
Pero desde luego, lo que está todavía mucho más difícil de
ver, y por ello resulta casi imposible de explicar, es cómo un Gobierno de Derechas, Conservador, Liberal y
Católico (un Gobierno de Gestores en esencia), se va a colgar al cuello la
dudosa medalla que les acredita como responsables directos de la mayor quiebra
de España desde que “Sagasta saldó el Imperio.”
Sumido el otro día en una agria discusión con una persona que cumple a la perfección el
binomio de ser una de las personas a las que más aprecio, precisamente porque
no comparto ni una sola de sus opiniones en Política, lo que nos lleva a ambos
a tener que esforzamos al máximo cada vez que nos enzarzamos en una de nuestras
diatribas; ambos aceptamos de manera
sintomática, que el actual Gobierno había
sacrificado, aparentemente de manera voluntaria, todos y cada uno de los usos
que hasta el momento anteriores ejecutantes se habían marcado otrosí como
“puntas de lanza” de un adecuado, al menos en apariencia, procedimiento de
gobierno.
Una vez superadas, con margen, para que no quepa duda, las tres líneas rojas, a saber Educación,
Sanidad y Pensiones, tampoco parece quedar mucho margen para entender que
sólo la gestión puede interpretarse
como el caballo de batalla al cual el
actual Gobierno ha apostado todo su mandato.
Y a las pruebas me remito cuando digo sin el menor sonrojo
que también ahí, en el capítulo de gestión,
nuestro flamante Gobierno (en condiciones normales aún estaría en
“rodaje”), también ha fracasado.
Una vez alcanzado un grado de consenso, expresado en nuestro
caso no por asentimiento, sino más bien por silencio, me atreví pues a plantear
la cuestión capital.
-Entonces.-Dije yo, inocente de mi.- ¿Si un Gobierno no es
competente para dotar y suministrar a sus representados de los bienes y
servicios fundamentales, podemos declarar su caída por incumplimiento de
principios?
-Pero este Gobierno aún no ha incumplido sus principios, ni
ha faltado al mayor servicio para con sus administrados.
-¿Y cuál es ese servicio?-Interrogué yo, inocente de mí
todavía.
-Amigo Jonás, ¿Pues cuál va a ser? ¡Impedir la Anarquía!
Fue llegado ese momento cuando en mí se hizo la luz, ya todo
pasó a un estado de fulgor tal, que todo lo anterior quedó relegado a un
segundo plano. La diferencia ya no radicaba en el manido discurso de los buenos y los malos. Ni tan siquiera
en la siempre útil fórmula de que la
Izquierda gobierna y malgasta, mientras la Derecha gestiona y ahorra.
Todo había sido borrado de un plumazo, como no podía ser de
otra manera, mediante una orden
ejecutiva: de nuevo somos los valedores del orden. La forma para hacerlo
constar, LA IDEOLOGÍA.
La Ideología, ese fenómeno irracional, que todas las
estructuras racionales se empeñan en adaptar,
a pesar de ser conscientes de que en su imposibilidad subyace su éxito.
Es ideología lo que lleva a un Ministro ultraconservador, a jugar con los derechos de las mujeres y de
su cuerpo, para satisfacer las demandas reaccionarias de un sector del
electorado que verdaderamente apoyaría gustoso un referéndum, en pos del
advenimiento de la
Santa Inquisición.
Pero no es menos ideología que FAES, o lo que es lo mismo el
espíritu sempiterno del nunca
suficientemente recordado José Mª AZNAR, sostenga de manera totalmente
artificiosa a Ministros como el de Hacienda, SR. MONTORO, que en condiciones
elementales no aspiraría a formar parte
del Consejo de Administración de una “Empresa de chuches”.
Y en definitiva es ideología lo que lleva a no pocos a
plantear en serio aún la posibilidad de que éste, nuestro Presidente, pueda aún
aspirar a consumir la legislatura completa. Les recuerdo, la misma legislatura
que sería inminentemente cómoda, cuando
además no se llevan nueve meses consumidos de las elecciones que se ganarían
“sin bajar del autobús.”
Pues sin bajar del autobús, nos ha atropellado un tren,
alemán para más seña.
Un tren que de nuevo, amparado en la desidia del resto, ha
permitido cuando no implorado, que de nuevo sea Alemania la que ocupe la cabeza. Un tren que,
sin tener a día de hoy muy claros los motivos, ha cambiado de vía sin contar
con nadie, para retrotraernos de nuevo a los principio estrictamente
comerciales de aquél ya olvidado BENELUX,
si no del todavía por algunos llorado Mercado Común Europeo.
Porque Europa es, o al menos lo era, mucho más que el
proyecto estrictamente económico al que de nuevo desean resumirlo.
Es Sociedad, es Humanidad, es Personas, tal vez sumidos, sí,
por el principio de unión que aporta la densidad
económica.
Tal vez cohesionado a través de ello, pero desde luego no
reducido tan sólo a eso.
Porque si de verdad fuera sólo eso, con un país como el
nuestro, que lleva más de una semana intervenido de facto, 350.000 millones de euros, que a día de hoy no puede garantizar
el pago solvente de sus gastos corrientes, y que por mucho no va a poder
hacer frente al próximo montante de Deuda Pública que se aproxima (32.000
millones de Euros). De verdad que entonces, definitivamente ya no seríamos no
ya parte de Europa, sino abiertamente España.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario