Cuando no, del placer ingente que supondría poder volver a
actuar sobre el Tiempo, o al menos sobre su concepción y medida.
Y todo para, tal y como acontece en otra de las grandes
citas de la Historia: Señor, haz que pase
ante mí este cáliz.
Semejantes, cuando no muy similares, pueden ser sin duda las
emociones, cuando no abiertamente los pensamientos, del que a estas horas es
todavía nuestro Presidente del Gobierno.
Porque cuando mañana, temprano, a eso de las nueve de la mañana
según informan los que ya se apostan como cronistas, a la vez que alguno, qué
duda cabe, lanza sus propias apuestas; D. Mariano RAJOY se ponga delante de la tribuna de Oradores, esa que en tantas
ocasiones ha estado al servicio de grandes retóricos, e incluso a veces de
grandes políticos; y se vea en la tesitura de no poder mirar ni a izquierda ni
a derecha, en busca de una sonrisa cómplice, o incluso de un silencio mordaz,
sino que más bien lo que sentirá sea la
soledad de aquél que manda, muy probablemente lo que haga será
descubrirnos, más bien a los demás, la clase de político que en realidad es.
Porque la Tribuna no
es un plasma. Al igual que los Srs.
Diputados, a la sazón representantes tan dignamente elegidos como puede
haberlo sido él, no son la caterva de
panolis a los que por el contrario él sí que cree se dirige cada día.
Será entonces cuando el verse ajeno al marco protector de un plasma, nos vinculará de manera evidente y
para siempre con el recuerdo eterno de la clase de político que en realidad
puede estemos poco menos que sufriendo.
¿Lo recuerdan? “Para
el tiempo que lleva sentado, demasiadas son las cosas hechas. ¡Por favor,
váyase! ¡Libérenos de su presencia!
Porque, efectivamente, mañana no se examina en exclusiva el Sr. Presidente. Más bien al contrario, lo
hace también su oposición.
En palabras del Sr. MAS, pronunciadas hoy mismo en la sede del Legislativo de Cataluña, a
la sazón de la petición de dimisión como consecuencia del estado que están
alcanzando las cosas allí curiosamente vinculadas a otro asunto de corrupción,
el del Palau de la Música, Lo cierto
es que las palabras pronunciadas guardan un curioso correlato con la
actualidad, quién sabe so incluso dotándolas de cierto tinte de augurio. “¿Quieren que me vaya? Pues dejen de pedirlo de manera velada, por los pasillos, y acudan al medio
que tienen a su disposición. ¡Presenten una Moción de Censura y, por supuesto,
gánenla!
Porque cuando mañana a partir de las nueve en punto de la
mañana, el Sr. Presidente tome la palabra, él y solo él será el responsable de
merecer seguir ostentando semejante cargo mientras se encuentre en el uso de la
palabra.
Si finalizada la, no lo olvidemos, sesión de control, Mariano RAJOY sigue siéndolo, los únicos
responsables estarán ya perfectamente identificados. La única cuestión pasará
por saber si será necesario acusarles de algo tan ignominioso como mantenernos,
una vez más, ligados a un títere.
Porque una vez centrados
los asuntos, ésa y no otra será la cuestión. En vista de los acontecimientos, o más
concretamente de la deriva que los mismos están tomando, y pienso de manera
substancial en la llamada a declarar que el
Juez RUZ ha hecho hoy mismo, nada menos que a los que han sido Secretarios Generales del Partido Popular en
el transcurso de las últimas dos décadas; lo único que parece quedar claro es
que de ésta ilesos, lo que se dice ilesos, no va a salir nadie.
En unos tiempos
políticos como los actuales, en los que así mismo las formas políticas también han sido descuidadas; los permanentes cruces, cuando no las tan temidas puertas giratorias, lo impregnan todo.
De tal manera qué, cualquier intento de mantener aislados los procedimientos
atinentes a Ejecutiva, respecto de
aquéllos destinados a ser objeto de la Orgánica;
han terminado por convertirse en una paradoja.
Y tal y como ha quedado puesto de manifiesto tantas y tantas
veces, tanto los objetivos, como por supuesto la manera de llegar a la
consecución de los mismos, cambia según se trate de procedimientos conceptuales
a la orgánica, respecto de los que
son atribuibles a ejecutiva.
El problema surge definitivamente cuando vemos que, ante la
imposibilidad manifiesta de mantener los
diques estancos, la porquería lo inunda todo, manchando con su hedor a
propios y a extraños.
Y una vez has entrado en contacto con la porquería, resulta
poco menos que imposible no resultar afectado por la misma.
Por eso si mañana D. Mariano RAJOY acierta a salir indemne
de su cita para con los ciudadanos, representados, tal y como hoy mismo
resaltaba el ingente Alfonso ALONSO, por
aquéllos que de manera democrática resultaron elegidos por los votos de los
ciudadanos lo cierto será que, indefectiblemente, todo y todos quedarán
para siempre magullados por el arañazo que
le será asestado a la Democracia española. Un arañazo que, al menos a priori,
resultará imperceptible pero del que, inexorablemente, acabará emanando tal
cantidad de porquería que, la infección que le será propia será de tal calado
que, bien podría terminar por llevarse
por delante tanto a nuestra, no lo olvidemos, aún joven Democracia; como a
la sucesión de conceptos sobre los que hemos apilado nuestra ilusión.
Porque lejos de prestar
oídos a cantos de sirenas, y mucho menos de dar lengua a pregoneros inmersos por otra parte en lides cuando no
en tesituras quién sabe si más acuciantes, lo cierto es que la, no lo
olvidemos, comparecencia en Sede
Parlamentaria del Sr. Presidente en pos de dar respuestas a las múltiples
cuestiones surgidas en paralelo al Caso
Bárcenas, arroja ya a priori un resultado conceptual, sorprendente por lo
desasosegante.
Porque si mañana la responsabilidad, inherentemente asociada
al hecho de una comparecencia en el Congreso de los Diputados, no es suficiente
en sí misma para lograr que un personaje como
D. Mariano RAJOY sucumba, entonces sí que consideraré firmemente llegado el
momento de plantearme muchas cosas. Cosas ligadas directamente a cuestiones
como las ya mencionadas líneas arriba, cuando he hecho referencia a la cuestión
de las mayorías, y el complejo de caterva
a la que las mismas acaban por condicionar.
Llegados a tal extremo, y por no extendernos mucho más, lo
cierto es que los visos que están tomando los acontecimientos bien podríamos
decir que tiñen de misión imposible el
que el Sr. Presidente se ponga mañana ante sus Señorías ataviado tan solo con la verdad. Hacerlo le
obligaría, sin duda, a volarse la cabeza
como ROMMELL. Y si los ciudadanos
permitimos cualquier otra conducta no seremos dignos de mucha más compasión.
Cuando en 1582 la Iglesia Católica
vio pender su supervivencia de un hilo a la sazón de un libro de COPÉRNICO
publicado muchos años después de su muerte; un libro que ligaba la destrucción
de la Humanidad a una fecha, concretamente el 12 de octubre; la Iglesia de Roma
sacó a relucir todo su poder, y eliminó tal día del calendario.
Señor RAJOY, lamento comunicarle que, en contra de lo que le
han contado, usted no goza de tanto poder.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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