miércoles, 1 de julio de 2015

DE LO DIFÍCIL QUE RESULTA PONER NADA NUEVO BAJO EL SOL. (AUNQUE SE TRATE TAN SOLO DE JUSTIFICAR UNA CONDUCTA PROPIA DE TIRANOS).

Necesitados una vez más de redefinir no tanto conceptos, como sí más bien los contextos a los que éstos pueden ser achacados, acudimos de nuevo a desmentir el popular: la Historia está condenada a repetirse. Basta un ligero aunque por ello si cabe más sincero repaso a los fenómenos en los que precisamente la Historia amenaza con convertirse precisamente en redundante, para comprender hasta qué punto lo que tiende a repetirse no es la Historia, cuando sí más bien los contextos en los que el devenir histórico en consecuencia correspondiente puede aplicase una y mil veces. Tal vez de ahí el supuesto malentendido.

Por ello que una vez superados los estertores que se reproducen una y mil veces en mi cuerpo cuando a la vista de cómo se está desarrollando el que bien podríamos denominar sin riesgo de equívoco modo de hacer respecto de la nueva Tragedia Griega; llego a la conclusión que me permite redundar en una suerte de solución al galimatías, y que inexorablemente pasa por comprender que Alemania trata de gilipollas a Grecia, a la par que Grecia actúa no obstante como si los deficientes fuésemos los demás; que se me organiza tal acaloramiento en la cabeza que, siguiendo los esquemas de Sócrates cuando sometía a análisis una y mil veces las cuestiones con las que de forma burda le retaban los sofistas, necesariamente he de llegar a la conclusión de que, si una vez exploradas todas las líneas de pensamiento conocidas, la solución sigue sin ser no viable, (que no no satisfactoria), sin duda es porque alguna línea de pensamiento nos es desconocida, en tanto que no se ha sometido a exploración ¿todavía?

Porque no es precisamente hasta la plena escenificación del nuevo tiempo que ante nosotros se pone de manifiesto, precisamente al ratificar el uso del concepto todavía en la más amplia acepción del mismo, que no comienza a quedar claro un hecho por otro lado capital y que pasa por asumir que la comprensión de los parámetros desde los que se plantea la Tragedia Griega, han de ser tomados en consideración acudiendo a preceptos del pasado, a la sazón históricos, teniendo después la audacia necesaria para asumir las consecuencias de los mismos.

Resulta entonces que, aunque sea a título descriptivo, podemos comprobar acudiendo a TUCÍDIDES una vez más, que la cuestión que hoy nos sorprende ha de hacerlo no tanto por su originalidad, cuando sí más bien por nuestra ignorancia; toda vez que algo muy parecido aconteció ya en la Grecia Pre-helenística, con resultados tan desalentadores como poco prácticos todo hay que decirlo ( y los griegos, ya fueran espartanos o de Atenas valoraban, por encima de todo, los resultados de los acontecimientos que siempre bajo la atenta mirada de los dioses ellos ayudaban a desentrañar).

Por eso que a partir de la lectura que en relación a los hechos del pasado hacemo vinculados a la gestión que Cleón llevó a cabo dentro de la que podríamos denominar enésima crisis a desempeñar entre espartanos y atenienses, que ante nosotros se pone de manifiesto y además lo hace de manera clara y distinta, la constatación del hecho que ahora y entonces se revela como la gran diferencia, como el gran elemento que convierte a la Democracia en un régimen genial toda vez que supera con mucho al que nos ofrecería una situación de mera superación de la Tiranía. Estoy hablando por supuesto de la Diplomacia.

Tenemos así pues el concepto de Diplomacia esgrimido no tanto en su proceder estático, por ende conceptual, como sí más bien en el dinámico, de procedimiento. De esta manera resulta cuando no sencillo, al menos natural, establecer el paradigma por el cual en el pasado de la Grecia que hoy nos ocupa, y que por entonces se describía a partir de los enfrentamientos de Atenas contra Esparta, y de éstas contra Persia; se define hoy no tanto desde la comprensión de los conceptos, como sí más bien de que los esquemas dentro de los cuales tales conceptos adquieren relevancia proceden no tanto de conceptos nuevos, cuando sí más bien contradictorios si nos empeñamos en inferirlos de los cánones modernos.

Así, cuando Cleón vio la oportunidad de enajenar el espacio que de manera digamos natural le correspondía a Pericles; la falta de lógica de tal proceder queda no puesta de manifiesto, como más bien mitificada en el momento en el que el exceso de ambición de éste le lleva a protagonizar episodios como el de la Toma de Estágira, a la larga el desencadenante de las Guerras del Peloponeso.
Puestos en disposición, una embajada de la victoriosa Atenas, cumple con el protocolo de enviar embajada negociadora a la colonia con carácter previo a su destrucción. El dramaturgo Aristófanes nos regala el diálogo que se desarrolla, previo por otro lado a los acontecimientos que desarrollaron la absoluta destrucción de toda la Colonia.

Estamos convencidos, frente a vosotros, que sois personas informadas, de que en las cosas humanas la justicia se plantea solamente entre cosas iguales. En caso contrario el más fuerte hace lo que está en su poder, y el más débil cede.
(…) Pero. ¿Cómo resultar útil  para nosotros el convertirnos en esclavos del mismo modo que para vosotros lo es el ejercer el poder?
Porque vosotros, en vez de sufrir males mayores seríais súbditos nuestros y nosotros, ahorrándonos el tener que eliminaros, saldríamos ganando.
Vosotros que sois débiles y os jugáis vuestro destino a una sola carta, no queráis pasar por esta experiencia; no queráis asemejaros al gran número de aquellos que, teniendo aún la posibilidad en gran número  de salvarse dentro de los límites que impone la naturaleza, cuando en medio de una situación crítica, les abandonan claramente las esperanzas, buscan apoyo en ilusiones oscuras, como la adivinación, el oráculo y todas aquellas prácticas que, junto con la esperanza, acarrean la desgracia.

Se trató en realidad de lo que podríamos llamar el principio del fin. ¿La causa? Evidente. El exceso de salvedad de la insigne Democracia Griega les llevó a comportarse en consonancia con lo que hubiera sido propio de la mayor de las Tiranías: Los varones fueron pasados por las armas. Las mujeres y los niños vendidos como esclavos. Y todo, ¡faltaría más! Para mayor gloria de la Democracia.

Retomando pues de nuevo el presente, tenemos una consideración a partir de la cual resulta plausible someter a consideración la posibilidad en base a la cual las causas por las que el diálogo entre Grecia y el Eurogrupo parece desarrollarse en términos incoherentes porque los interlocutores parecen no compartir el mismo idioma;  tenga su origen en la realidad no contemplada en base a la cual ambos conversadores no comparten en realidad voluntad esto es, ambos parten ya de saberse en la que habrá de registrarse como casilla final para ambos.

Así mientras la Nación Griega no comprende que Tsipras, como dos mil quinientos años ante lo hiciera Cleón, tense la cuerda hasta que el acuerdo sea del todo imposible por perderse finalmente la lógica del servicio; Europa cede ante la nueva Persia (Alemania) los cánones y por ende todo vestigio de responsabilidad moral ante la posibilidad de que mañana, alguien exija responsabilidades.

Ahora de verdad me negáis que, sobre poco más o menos, todo está escrito.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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