jueves, 1 de diciembre de 2011

DE PATITAS BLANQUEADAS, LA EDAD DEL FIN DE LA INOCENCIA.


Como en todas las ocasiones precedentes, tras la tempestad viene la calma. Asociado a esa extraña capacidad de sufrimiento que tiene el pueblo español, según la cual la posibilidad de que el sufrimiento esperado supere el real, lo que justifica la asunción del dolor real en la medida en que el daño potencial puede ser mayor, la Derecha española se prepara para subir definitivamente al poder, para ascender al Reino de los Cielos.

Es un hecho, a raíz del 20N, y de los en principio nada sorprendentes resultados, el Partido Popular ha asumido con un criterio cercano al manejado en épocas pasadas, me refiero a la época absolutista, la imposición del famoso argumento de el Estado soy yo. Sin en aquél momento Luis pensaba verdaderamente que el pueblo era tan incapaz como para no saber discernir aquello que le era mejor, encontrando ahí precisamente la necesidad justificadora de una monarquía; la Derecha española es tan sublime, que en un ejercicio de paternalismo inaguantable,no es ya que nos tutele, es que más bien se empeña en hacernos pasar a todos por imbéciles.

Seguro que ahora, después de analizar el contenido de lo expuesto hasta el momento, algunos, no muchos en cualquier caso, estarán dándose cuenta de qué es lo que digo. Me refiero al inconcebible silencio desde el que se está llevando a cabo el traspaso de poderes. ¿Acaso el desmán es tal? ¿Puede ser tan ingente el desastre por otro lado preconizado? ¿O es que por el contrario la bazofia que se nos vendió en el transcurso de la Campaña Electoral puede ahora volverse en contra de los adalides de la sana gestión?

Que nadie se preocupe, seguro que los buenos resultados recién publicados, de los cuales se han guardado bien en sacarlos una vez conocidos los resultados electorales, desvelan entre otros la reducción más que abrumadora de la tan traída y llevada cifra de déficit público en comparación con los datos del año pasado. Seguro que elementos como el Sr. MONTORO ya están diseñando la técnica encaminada a hacer ver que todo procede del más que previsible retorno del PP al poder.

Sin embargo, todos se cuidan de definir en el mismo campo conceptual, la más que demostrada incompetencia de cara a reducir la Prima de Riesgo.

Tranquilos, guarden sus armas y recojan sus garras. Efectivamente, he hecho voluntariamente la trasposición voluntaria de ubicar en el mismo campo semántico Derecha y Partido Popular, la verdad es que me he sustraído al placer de hacerlo en la misma oración. Más en este caso el placer se secundario, quiero decir, no es original.

Para llegar a semejante conclusión me limito a leer, con sumo interés eso si, las conclusiones del Consejo de Sabios que acaba de emitir su informe en relación al espinoso asunto de la cruz de los caídos.

Realmente no es el informe en sí mismo lo que atrae mi atención. Más bien éste recala en la exposición de conclusiones, más concretamente en las que forman parte de los votos particulares, ya sabéis los que difieren de la opinión general de que hay que exhumar los restos de FRANCO, y devolver así la integridad a la Memoria de España. Entonces es cuando uno lee el voto del ingente que para nada ingenuo Sr. HERRERO DE MIÑÓN, el cual viene a decir que si bien no está manifiestamente en contra de la medida, la verdad es que la desaconseja por el descalabro moral que la misma puede suponer para la estabilidad social de España, propensa a la fractura social.

En definitiva, el Sr. HERRERO DE MIÑÓN parece estar definitivamente convencido de que este país sigue siendo incapaz de asumir su Historia. En definitiva, él y aquellos a los que representa, siguen convencidos de que somos menores de edad. ¿Representan ellos a ese 14% de voto de extrema derecha que forma parte del voto fijo del Partido Popular? ¿Es ésta justificación suficiente para empezar a llamar a las cosas por su nombre, esto es, para decir sin riesgo de ofender que el PP constituye el nicho pragmático donde conceptuar el voto de la Derecha Española, en las más diversas versiones que ésta puede alcanzar?

Dice el refranero castellano que obras constituyen amores, y no sólo las buenas razones. Así, el asalto del neoliberalismo a las instituciones de poder en Europa, que comenzó en Grecia, siguió en Portugal, con los resultados que conocimos ayer y que presentan medidas estrella tales como tener que pagar 40 euros por una consulta de urgencia, o subir un 100% el IVA, incluso el que afecta a los productos de necesidad básica, y que en el caso reciente de España ha provocado el ascenso a los altares de la Derecha.

No se trata ya, como dijo la Sra. de COSPEDAL, que necesitaban una mayoría absoluta incuestionable, esto es, que justificara cualquier tropelía (ya sabemos que en esta Democracia castrada en la que vivimos, nuestro voto queda secuestrado durante cuatro años como justificación de todos los desmanes que bajo sus directrices se quieran cometer.) La Realidad es que el mandato, como por otro lado otros dirigentes han llegado a sugerir, sea casi divino.

Sólo así se interpreta que las directrices y mandatos necesarios para el buen gobierno, ese del que aparentemente hemos estado tan separados en los últimos años, convierta en imprescindible el que se nos trate como a idiotas, en terminología política griega ya se sabe, el comportamiento propio del que voluntariamente se aleja del trato con el gobierno de la Polis.

Así se entiende el asalto denodado a instituciones aparentemente intocables, tales como el Estado de Derecho, La Sanidad y la Educación gratuitas de manera incuestionable, y otras sorprendentes adquisiciones de las que poco a poco nos iremos dando cuenta a partir del día 24. Qué curioso, la noche que se conmemora el nacimiento de un Mesías, parece ser la elegida para preconizar otro.

Así, el asalto a Europa es ya una realidad. Hemos pasado de la discusión de los Eurobonos, a la certeza de la necesidad imperiosa de las dos velocidades, y todo ello lo hemos hecho con la complacencia silenciosa de la paz de espíritu que sólo puede proporcionar la posesión de la verdad absoluta, o la ignorancia más exacervada.

Como en las grandes ocasiones sólo el tiempo dará y quitará razones.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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