miércoles, 24 de noviembre de 2010

QUIEBRA DEL CAPITALISMO. PRÓLOGO.

DE CUANDO AL FINAL, PARECE QUE TANTO TIEMPO NO HA SERVIDO EN REALIDAD PARA NADA


Una vez más, la realidad se empeña en poner de manifiesto aquello que no hace sino permitir nos cuestionemos el nivel de “verdadera realidad” con el que está dotado este nuestro mundo, aparentemente siempre tan controlado, y dependiente de tan pocas “variables indeterminadas”.


Atendiendo a estos planteamientos previos, y en caso de mostrarse aquiescentes con los mismos, hemos de acertar, por paralelismo conceptual, que el día a día no parece sino tener el único principio vital de convencernos, a cada minuto pasa, de que el tiempo que nos ha tocado vivir, no es sino un momento dramático en términos sociológicos ya que, no solo no somos competentes a la hora de entender la realidad, sino que, y eso es lo más penoso, tampoco lo somos a la hora de diseñar los principios conceptuales que nos permitan aceptar en su verdadera dimensión tanto los cambios, como la nueva realidad que de los mismos se deriva.


De esta manera, renovación estructural, nueva realidad y globalización, han superado a estas alturas cualquier tamiz que les confiriera condición de idea o de concepto, para pasar a ser causa de choque frontal diario entre la Realidad Dinámica y Cambiantes que nos ha tocado vivir, y ese mundo de aparente ensoñación en el que todavía hoy algunos se empeñan en ubicarse, y contra el que cada mañana ya los informativos matutinos se empeñan en enfrentarnos.


Y lo peor de todo no es eso realmente. El verdadero drama reside en el hecho de que la placidez con la que hemos afrontado los últimos años, llenos de autosatisfacción y milongas, a la par que carentes de cualquier capacidad de autocrítica a partir de la cual activar un proyecto con aparente capacidad de plan b, se ha visto completamente desahuciada de origen, en la medida en que somos del todo incompetentes a la hora no ya de generar soluciones, sino incluso llegado el momento de concebir que, de todas todas, tenemos un problema, y de los graves.


Y en medio de todo este ruido, aquellos que siempre lo provocaron, porque son los que siempre lo provocan todo, deciden que ha llegado el momento de poner en marcha una nueva revolución, una revolución sorda, que igual se nutre de religiosos fanáticos capaces de inmolarse en una Mezquita con un cinturón de explosivos; mientras que a cientos de kilómetros la misma voz, esta vez por teléfono ordena la compra de Deuda Pública de un País con fines de especulación.


La máquina se ha puesto en marcha definitivamente, no es la primera vez que lo hace; de hecho lo hace periódicamente. Sin embargo en esta ocasión cuando pare, el resultado final no va a ser constatable ni tan siquiera para ellos. ¿Quién será entonces el responsable de ponerle de nuevo el cascabel al gato.?


Luis Jonás VEGAS VELASCO.
NOVIEMBRE DE 2010.