jueves, 18 de diciembre de 2014

DE EL CLAN DEL OSO CAVERNARIO.

Reunidos una vez más, en torno de la tranquilidad que proporcionan la presunta seguridad, aunque ésta no sea sino la constatación efímera de lo que dura nada de lo procedente de la ficción; los miembros del Clan se disponen a iniciar la que parece ser otra nueva a la par que indolente jornada. Como es de rigor, los hombres se encomiendan a sus tótems en pos de poner en práctica la suerte de recreación de una exitosa jornada de caza, conforme a los resultados alcanzados en la ceremonia de la noche anterior. A la vez, y por ello en perfecta armonía, las mujeres se encomiendan a la búsqueda de leña unas, y a la elaboración de la comida las otras, en un ritual ajeno al tiempo, toda vez que solo en la planificación de la rutina encuentra su plena satisfacción.

Mientras, el mog-ur, ajeno en apariencia a los trajines, se dispone a poner en práctica la larga serie de ceremonias y derrames de las que a la sazón es último tenedor, encomendando así no tanto su propio destino, como sí más bien el de todo el Clan, a la disposición venturosa que los dioses tengan a bien habilitar de cara a su presente.
Aunque ya desde el principio, sabe que algo va mal. La brújula de agua con la que jornada tras jornada busca la orientación de sus dioses, lleva días aparentemente loca. Así, el Norte es hoy el Sur, o al menos lo sería si el trozo de metal suspendido en su tenue trozo de madera tuviera a bien detenerse un instante con el fin de promediar algo. Porque sin duda, algo pasa, y algo grave. El Clan ha visto rota su rutina. Ya nada volverá a ser igual.

Retornando a la igualmente presunta seguridad que nos proporciona nuestro presente, o al menos la noción que del mismo tenemos, podemos, aplicando los conceptos desarrollados entre otros por la Paleontoclimatología, entender que el fenómeno del que fue testigo nuestro Clan se identifica con el Cambio de Polaridad Magnética cuya supuesta condición de cataclismo, tan bien explicado aparece por medio de las nociones derivadas del estudio de la Deriva Continental.
A grandes rasgos, el fenómeno, tal vez no propenso al cataclismo, aunque sin duda cercano a lo estructural, se define a titulo de resultados como un proceso por el cual el flujo natural de campo magnético asociado a nuestro planeta, se vio alterado en lo consecuente con su polaridad. Dicho a groso modo, el actual Sur era en un momento dado, el Norte.

De modo parecido, y por supuesto sin negar una sola de las acusaciones que vinculen el presente desarrollo con la prestidigitación, diremos que hoy por hoy, a la vista de los actuales procederes de unos y de otros, es del todo imposible indicar a ciencia cierta, dónde reside el campo semántico de la Derecha, quedando por ende la cuestión delimitada en parecido rango a la hora de delimitar con éxito el que al menos en apariencia habría de ser el espacio natural de la Izquierda.

Una Sociedad no puede hacer de la ambigüedad su sustento moral, y además esperar prevalecer. Y no puede, porque las ideologías, las grandes ignoradas en estos casos, lejos de desaparecer a pesar de los aparentes esfuerzos que con tal menester desarrollan unos y otros; evolucionan por sí mismas, lejos de actitudes vigilantes, eso sí con aptitudes reprobables.
Aptitudes reprobables, por ende, desarrollos cuasi naturales que, amparados en un supuesto Sentido Común, iluminan primero para alentar después, una suerte de conductas enajenantes en muchos casos, histéricas en su mayoría, que lejos de representar nada, mucho menos un futuro, han de hacer cola esperando la consolidación en su derredor de una suerte de contexto cuya depravación, cuando no el mero aburrimiento, permita a tales aptitudes pasar por lo que no son, pudiendo en algunos casos llegar a convertirse en maná destinado a derramarse en lo que otrora no fue sino un suelo estéril, en cuya esterilidad se fundamente su propia existencia.

Pero en definitiva, las aptitudes son eso, aptitudes. Y si en cualquier elemento su mera condición metafísica es lo que nos mantiene a salvo del sin duda terrible escenario al que bien podrían conducirnos, el frágil equilibrio en cuyo mantenimiento trabajamos puede venirse abajo en el momento en el que una mente lo suficientemente perjudicada, cuando no un ente con la suficiente avaricia, está dispuesta a prestar voz y ceder atención a lo que hasta ese preciso instante no formaba parte sino de aquello con lo que hemos de convivir, basada esta convivencia en la constatación de que los miedos a los que da lugar, nunca abandonarán el “mundo de las pesadillas.”

Por eso, cuando María Dolores DE COSPEDAL  pone voz a semejante tipo de desarrollos, no hace sino recordarnos cuán cerca seguimos estando de los tiempos de la conquista. Tiempos en los que los griegos se unían entre sí tan solo amparados en la suerte identitaria que supone no el saber de parte de quién estás, como sí más bien el saber contra quién estás. Así. Y solo así, un pueblo disperso de adoradores del sol y comedores de carne cruda, acabó amasando la mayor de las fortunas, a saber la que procede de la tenencia y atesoramiento desde el debido respeto de la Cultura.

Pero tal consecución tiene su precio. A saber, el que metafóricamente en el caso que nos ocupa, se pagó liberando al Khraken. Una suerte de criatura mitológica sedienta más que de sangre, del poder que oculto se profesa a aquél al que dirigidos van los sacrificios humanos con los que se le doblega; y que en el caso de no ser debidamente satisfechos llevan a reconocer al que se erija en libertador de la bestia, como un verdadero inconsciente.

Pero ni aquí ni ahora tenemos un khraken a mano. Como tal, no sin cuidado, pero carente por supuesto del arraigo metafísico; hemos de conformarnos con el lamentable espectáculo que nuestros campechanos esperpentos nos deleitan.
Así, las majaderías peculiares de ALONSO, compiten ahora con el látigo iracundo de HERNANDO, capitán de las huestes malhabladas, y a lo mejor no menos malintencionadas, en las que redunda esta suerte de caterva en la que parece haber degenerado el Gobierno, a saber tras la marcha del nunca suficientemente tenido en gloria GALLARDÓN.

Pero todos enmudecen, todo se minimiza, cuando el mentor del nuevo desarrollo ideológico, a saber la Sra. De COSPEDAL, tiene a bien deleitarnos con un breve anuncio del que bien podría considerarse corolario de los desarrollos mentales en los que lleva meses enfrascada, presuntamente encaminada a lograr un resurgir identitario tras el que amparar el que solo ella ve como resurgir electoral.

Es por ello, que al populismo que subyace al hecho de ubicar tales anhelos en un periodo en el que ya se respira el ambiente electoral, bien podría cederse en la tentación no tanto de disculpar las consecuencias de los mencionados esperpentos, como sí más bien de no exigir responsabilidades sobre aquéllos que se empecinan, una vez más, en sacar lo peor de nosotros, con el fin de esconder tras ello lo peor que les es propio.

Así, la sociedad española no solo no habría de permitirse el lujo de tragar con la afirmación vertida por la Sra. Secretaria Gra del Partido Popular cuando en el uso de sus competencias vino a decir que si la corrupción no era patrimonio exclusivo de los políticos era porque tal corrupción era poco menos que un dogma implantado genéticamente en España. Lejos de ello, habría de poner en práctica cuantas acciones fueran pertinentes en pos de averiguar la procedencia de los argumentos que conllevan alcanzar tamaña conclusión para, una vez analizados tanto los propios argumentos, como por supuesto las líneas que habilitan el razonamiento, identificar sin género de dudas entre ellos al confín de planteamientos que por sí solos, o concatenados, vienen a iluminar la suerte de desarrollos presentes o pasados a partir de los cuales la Derecha puede llevar a cabo su plena y absoluta identificación; consiguiendo de manera absolutamente complementaria identificar los componentes que en este caso por oposición, confluyen en la  ocupación de los espacios vinculados a la Izquierda.

Y todo ello, para que luego unos y otros en armonía para con sus principios, decidan el lugar donde reside su ubicación.

Cualquier otra conducta, incluyendo la de amparar conductas o dichos soeces, tan solo identificando una suerte de presunto cretinismo en aquél desde el que afloró la idea, no llevará sino a la enésima condenación de este país, ilustrada una vez más en pos de comprobar la desvergüenza de unos, incrementada en términos proporcionales en virtud de la atrofia sufrida por otros.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

DESDE EL CEREBRO HASTA LOS HUESOS, PASANDO POR EL CORAZÓN. A LA MEDIOCRIDAD NOS ENCOMENDAMOS.

Hemos de plantearlo así, como si de un juego se tratara, con la doble intención de que por un lado cumpla su cometido, que no es otro que el de poner de manifiesto el que a nuestro entender constituye el núcleo del problema que actualmente bien podría ser el más importante al que nuestra sociedad se ha enfrentado en los digamos ¿cuarenta años? Dándose además la paradoja de que hemos de llevar a cabo el mencionado planteamiento desde una perspectiva sutil, es decir, procurando que no duela.

Pero de verdad, al igual que ocurre con el paciente que enfermo hasta el tuétano de cáncer, ha de enfrentarse a la paradoja de tener que pedir al especialista que mienta a sus familiares para que no sufran; la verdad es que en ese caso, al igual que ocurre con el que hoy nos atañe, yo aplaudo la actitud valiente del paciente que asume como paso imprescindible para luchar contra su enfermedad, el poder conocerla en toda su dimensión.

Porque si queremos ser merecedores de cuando menos recuperar nuestra dignidad, habremos de ser conscientes de lo que hoy por hoy, sin ambigüedades, sin interpretaciones, y por supuesto sin tamices, viene a conformar la realidad de lo que constituye España. Así, podremos comprobar cómo nuestro país tiene ya objetivamente comprometido el total de su PIB. Podremos tratar de buscar respuesta a preguntas tales como las que hacen referencia a por qué nuestro Gobierno se jacta en declarar que nuestros tipos de deuda están en parámetros solo conocidos en tiempos de Isabel II (en lugar de preocuparse de que somos el país de Europa que menos control tiene sobre su deuda en tanto que ésta se encuentra en manos de inversores extranjeros); Y tal vez entonces, no como conclusión, sino más bien como corolario, podamos llegar a conclusiones tales como las que algunos especialistas firman en base a las cuales España se encuentra inexorablemente inmersa en un bucle de autodestrucción cuyo éxito redunda en la implícita necesidad de que aquéllos que lo sufren permanezcan ajenos, presos pues de una suerte de inmolación que hace de su sacrificio, una especie de concesión a deidades superiores, cuya comprensión como es obvio está al alcance de tan solo, unos pocos privilegiados.

Comprobamos así, ciertamente sin mucho esfuerzo, hasta qué punto los parámetros se reproducen. Porque para cualquiera que haya llevado a cabo una interesada lectura de todo lo expuesto hasta el momento, seguro que no resulta complicado dar criterio de veracidad a esa imagen que poco a poco se ha ido abriendo paso a medida que la mencionada lectura se producía, y que acababa por alumbrar la certeza de que si bien los problemas descritos tienen uno o varios responsables, los cuales además resultan fácilmente identificables; no es por otro lado menos cierto que constituiría toda una dejación de funciones, amén de una verdadera irresponsabilidad, el dejar en tales manos la concesión plenipotenciaria de la aptitud capaz de provocar el absoluto desmán bajo cuyos términos hoy por hoy conformamos toda nuestra capacidad de concreción del fenómeno que llamamos realidad.

Visto lo visto, y no por caer en la tentación facilona que nos proporcionaría el mirarlo todo desde la perspectiva de una Tragedia Griega; lo cierto es que sí a la Grecia Clásica, aunque en este caso por causas conceptualmente diferentes acudimos, toda vez que desde la panorámica que la misma ofrece podemos llevar a cabo una aproximación sin duda lo bastante certera a la hora de no tanto resolver los problemas que inherentemente perturban nuestro hoy; siempre como digo convencido de que nada nuevo podemos hoy por hoy poner ante el sol. Incluyendo por supuesto los términos y consideraciones a partir de los cuales acertar tan siquiera a definir nuestro presente.

Proponemos así como no puede ser de otra manera un ejercicio de reflexión, cuya premisa fundamental se revela innovadora en tanto que el sentido de la reflexión no ha de ser exógeno, esto es no ha de ir hacia fuera, sino que más bien al contrario su foco de intensidad ha de estar conducido hacia dentro.
Dicho de otra manera, la única manera de acceder a la fuente de lo que constituye el mayor de nuestros problemas ha de pasar indiscutiblemente por la redefinición de todos los parámetros que hasta el momento han servido para tratar de hallar las claves desde cuya comprensión pormenorizada tratar de inducir una comprensión del que parece ser el gran problema.

Y precisamente ahí está la certeza del error, error que por otra parte no hace sino garantizar el éxito del proceso en si mismo; haciendo por ende extensivo tal éxito a los que en última instancia se muestran como diseñadores últimos del proceso en sí mismo. Un éxito inexorablemente ligado a la necesidad de mantener el foco de atención alejado del que no es sino núcleo del problema en tanto que tal a saber, que no es otro que el ciudadano, individuo en todo caso primero, en torno del cual gira todo.

Justificamos aquí y ahora la concesión líneas arriba hecha las cuestiones de la Grecia Clásica, para recordar muy sucintamente las diferencias básicas que a tenor de su grado de participación en la Res Pública en Grecia se hacía de los Ciudadanos.
Así, se entendía como Político a todo aquél que vivía ejerciendo todos y cada uno de los parabienes que venían ligados a tamaño ejercicio, incluyendo como por otro lado no podía ser de otra manera cualquier suerte de responsabilidades que ligada a tales actos pudiera venir implementada.
Por otro lado, se entendía poro Idiota, a aquél que notoria y voluntariamente caía en dejación de funciones para con la tamaña labor, incidiendo pues, más allá de toda suerte de conclusiones perecederas, en la gestación del otrora casi eterno vicio; de obligar a la gestación de una suerte, ¿tal vez una casta? de individuos destinados a ejercer por aquél los derechos, que no cejando en su capacidad de hacerle cumplir con las obligaciones propias de griego, que le fueran objeto de ser reconocidas.

La cuestión es por ello clara, y surge clara y distinta. ¿Alguien más tiene la sensación de que nos hemos vuelto todos Idiotas?


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

jueves, 4 de diciembre de 2014

DE NUEVO, JASÓN Y LOS ARGONAUTAS.

Una vez hemos asistido a la a mi entender definitiva conclusión de un proceso cuyo desarrollo se ha venido ejecutando a lo largo de los últimos ocho años, y cuyo presunto conocimiento por parte de todos los que integramos la comunidad ha quedado soslayado bajo el eficaz paraguas del fenómeno de ocultación hacia el que definitivamente ha degenerado lo que llamamos crisis; considero adecuado declarar cuando menos inaugurado un periodo que se extenderá sin duda durante muchos, muchísimos años, y cuya función principal girará en torno a lograr la correcta implementación de todas y cada una de las grandes cuestiones que el presente proyecto ha tenido a bien regalarnos.

Asistimos así, sin visos de resquemor, quién sabe si en realidad por la mera acción que preconiza la ignorancia; a una suerte de procedimiento a lo largo de la cual, unas veces en cumplimiento de las pautas del mencionado procedimiento; y otras por mera acción del paso del tiempo, las nuevas pautas se muestran ante nosotros en todo su esplendor, mitificándose incluso, así como cae la fruta madura, permitiendo intuir, al menos a aquel que se revela como observador atento; muchas de las pautas tras las que se desarrollará nuestro futuro. Un futuro cercano, terrible, y que a nadie se le olvide, se extenderá constituyéndose como nuestro único presente durante muchas calendas.

Porque efectivamente, nos hemos dado de bruces con un nuevo tiempo. Y lo que es peor, una vez más no hemos sido capaces tan siquiera de intuirlo hasta que sus síntomas eran evidentes que, más que síntomas, eran en realidad la constatación palpable de que de nuevo la Historia nos había arrollado.

Porque en definitiva, de eso se trata, de un giro histórico cuya magnitud lleva implícita la incapacidad de aquéllos que lo sufren, para ser conscientes de la importancia que de cara al desarrollo de su vida, tales vuelcos promoverán.
Acudimos así pues a la Historia no tanto en busca de respuestas, cuando sí más bien en pos de los protocolos que nos permitan elaborar correctamente las preguntas; y en cualquier caso hemos de constatar una vez más la adecuación de los mismos en tanto que las grandes cuestiones que forman hoy, y formaban entonces parte de la realidad, no han cambiado tanto. En realidad, no es necesario un esfuerzo excesivo para constatar cómo los elementos en torno a los que se conducía la realidad hace por ejemplo, doscientos cincuenta años; no solo no han cambiado tanto, sino que hoy podemos identificar en nuestra vivencia diaria, aspectos cuyos antecedentes guardan auténtico correlato hoy en día.

Es por ello que resulta imprescindible acudir una vez más al vínculo de la perspectiva, para erigirla ahora ya sí en protagonista ineludible no tanto de la realidad que conforma nuestro presente, como sí más bien de la concepción que de la misma tenemos.
La velocidad a la que todo sucede, unida al ímpetu con el que todo se desarrolla, de lo que somos conscientes solo a posteriori, es decir una vez los hechos han sucedido, nos llevan a promover una suerte de desidia que se materializa en el paulatino abandono del que el ciudadano hace gala en tanto que con ello refuerza la aparente autonomía de aquél  que por medio de diversas designaciones, hace uso del poder de representación con el que ha sido ungido.
Es así como este proceso degenera en esencia, constatando de forma explícita esta degeneración en la traición que el representante lleva a cabo cuando llega a legislar en contra de los intereses de aquél en cuya representación descansa toda la justificación de su poder, cerrando con ello el círculo de la alienación a la que el ciudadano se condenó, muchas veces, de forma consciente e incluso voluntaria.
Porque…¿Dónde ponemos el origen de semejante drama? Pues única y sencillamente en el instante preciso en el que el ciudadano vio con buenos ojos el procedimiento que sus dignatarios le ofrecieron, en base al cual el acto de votar se convertía en una farsa toda vez que con el mismo el ciudadano no cedía su voluntad, sino las capacidades de las que la mencionada es correlato; pervirtiendo con ello de manera explícita y flagrante todos y cada uno de los condicionantes que avalan ética y moralmente todo este juego; y sin cuya comprensión tanto modal y formal, el presente sistema bajo cuya aparente protección vivimos no solo se desmorona, sino que hace casi recomendable tal demolición; originando con ello la paradoja de convertirnos en casi irresponsables a todos aquéllos que a estas alturas no hayan, o no hayamos, tomado parte activa en ese proceso de demolición.

Escenificamos con ello un proceso para el que de nuevo, no estamos preparados. Un proceso de tal calado que necesita, de manera eficiente, que tal incomprensión se convierta en algo primero evidente, que luego se elevará a casi mítico. Así, antes de que la presente generación pase, las causas de lo que nos ha traído hasta aquí habrán sido unas veces soslayadas, y en el mejor de los casos olvidadas, ayudando con ello a crear un poso que rápidamente evolucionará hacia lo mitológico, encerrando de forma eficaz a todos los que traten de averiguar algo en una niebla tenebrosa que acabará, como hiciera con Ulises, arrojando condenando a su navío a encallar en costas desconocidas, habiendo de luchar incluso en pos de defender su vida, con demonios y dioses de toda suerte desconocidos.

De esta manera, habremos incuestionablemente de acudir a la Historia para desempolvar muchos de los procedimientos que como decimos en su momento explicaron la realidad, a la vez que sirvieron para identificar a sus protagonistas.

Nadie dijo que hubiera de ser fácil. En cualquier caso, ellos contaban con la motivación de saber que pisaban territorio virgen. Nosotros no disponemos ni siquiera de tal amparo ya que nos reconocemos en muchos de los fósiles que por el camino nos encontramos.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.