Inmersos como estamos en las calendas propias del fin de
semana previo al que será el último fin de semana anterior a los exámenes, no voy a cortarme ni un pelo cuando digo, a
la par que afirmo, que estulto será aquél que piense que de verdad va a poder recuperar, esto es, asumir en apenas
tres meses, y por su cuenta, lo que nueve meses, dirigido por profesionales, no
fueron capaces de interiorizar.
Es por eso que, la vuelta
al cole de nuestro ingente Gobierno, escenificado
en este caso por la patraña dictatorial a la par que fascista que interpretaron
en la mañana de ayer, solo nos sirve para entender dos cosas, que
desgraciadamente todo sigue igual y que, desgraciadamente para todos, el
insigne portavoz del Partido Popular es un ignorante en lo que concierne a
banderas, y en consecuencia a lo atinente para con la Historia. Mas lejos
de acogotarse por ello, va y saca pecho, quién sabe si en otro alarde
encaminado a recordarnos a esos rojos de
izquierdas a los que nunca se nos ve agitando la verdadera bandera de España; que
ellos son, y ¡qué demonios siempre fueron! Los verdaderos dueños de España.
Y solo puede ser ante semejante alarde de… estulticia, que
tengo que rendirme una vez más, ante la muestra de grosería conceptual con la
que nos ha regalado hoy el Sr. WERT. El dilema en el que ha sido capaz de
convertir lo que no es sino un debate, acalorado eso sí, en virtud del cual se
dilucidará si los hijos de otro peón de albañil podrán o no optar a ser, por ejemplo
Ministro de Educación, ha degenerado en unos instantes verdaderamente
desternillantes, tan solo comparables a los que otra fiel de estos páramos, la insigne Ministra
de Sanidad, Sra. MATO, (paradójico llamarte MATO y apadrinar la Sanidad), por
otro lado nos tiene acostumbrados.
Mas entre alardes, y
estulticias, gasean la
Educación Pública , y directamente malvenden, tal y como ya han hecho
en Madrid, la Sanidad.
Pero una vez más, y llegados a este punto, he de reiterar
que, desgraciadamente lo malo no pasa por que ellos sean consecuentes para con las ideas que siempre les fueron
propias; lo verdaderamente dañino se encuentra en lo clamoroso del silencio con el que todos los que no estamos de acuerdo
con el entierro acompañamos, no obstante, al cortejo fúnebre.
Porque repitiendo de manera casi soez y para nada accidental
lo dicho hace ya algunas líneas, la patraña dictatorial y fascista que unos y
otros tuvieron a bien escenificar en el día de ayer; además de tener
consecuencias evidentes y directas, tales como la definitiva pérdida de
credibilidad de un Gobierno que acude sin el menor pudor al rodillo de la mayoría absoluta para
impedir comparecencias tales como la de la Sra MATO en pos de dar explicaciones para con las
tramitaciones sanitarias; o para
impedir que el Sr. RAJOY comparezca, sencillamente por mentir en sede
parlamentaria; tiene otras consecuencias mucho menos transparentes, tales como
la de dejarnos bien claro a todos los españoles cuál es el nivel intelectual
que este, nuestro querido Gobierno nos presupone.
Y es así que, como si de contentar a niños traviesos en el
patio del colegio se tratara, que llevan semanas preparándonos una golosina. “Mini crisis de Gobierno” lo
llamarán unos. “Muestra de responsabilidad” probablemente lo llamarán otros,
tales como, probablemente el Sr. MARHUENDA. Lo cierto es que la estrategia
encaminada a ofrecernos a la Sra. MATO como
sacrificio redentor (Miserere que se dice), parece que, definitivamente no va a
ser suficiente.
Una de las principales causas, la colada que se ha producido cuando nos hemos enterado de que uno
de los que apuntaba maneras para
pasar a formar parte del nuevo Gobierno en virtud de la escenificación de la mini crisis era, nada menos, que el Sr.
ARENAS. ¡Pero si ha palmado tres elecciones en su demarcación! Dirán algunos.
¡Lógico, como su jefe! Decimos otros.
Lo cierto es que, no ya políticos de altura va a necesitar nuestro querido Gobierno para sacar esto
adelante. Grandes artistas, diría
yo, cuando menos para hacerlo creíble.
Harán falta pintores impresionistas,
para conducirnos en pos, en este
caso, de los brotes verdes.
Harán falta prestidigitadores,
encaminados en este caso a hacer posible la cuadratura del círculo en la
que se ha convertido la cifra de deuda pública.
Harán falta ilusionistas
para hacer desaparecer de las listas del INEM a todos los que formen parte
del empacho que sin duda alguno se va
a coger en noviembre, si no antes, cuando la estacionalidad nos devuelva a la
realidad.
Y por supuesto, harán falta tahúres, para seguir llevándoselo
muerto, aunque en este caso haya de ser con estilo.
Mientras tanto, ¡cómo no! Los demás estaremos en las gradas,
aplaudiendo, unos más que otros por supuesto, a semejante plantel de artistas los cuales, una vez más,
tendrán claro que, acabada la función, y al haber pasado nosotros religiosamente por taquilla, avalaremos,
una vez más y de forma práctica, sus andanzas.
Parafraseando a Jean
BAUDRILLARD “La cobardía intelectual se ha convertido en la auténtica
disciplina olímpica de nuestro tiempo.”
Solo desde semejante perspectiva puede llegar a entenderse
el ejercicio de hermetismo desde el
que parecen capitanearse las, por otro lado, cada vez más aisladas, a la par
que silenciosas, acciones de protesta que hace no tanto, salpicaron el largo y ancho de nuestra geografía,
llegando a convertirse algunas de ellas en verdaderos contenidos de vanguardia que sirvieron para alentar, a la sazón, verdaderas revoluciones paradójicamente
de nuevo en otros escenarios, esos sí, objeto de verdadera represión, cuando no
de abierto totalitarismo.
Y en la base de ese “hermetismo”, muy probablemente, las
nuevas definiciones de responsabilidad. Definiciones
que están a la altura, cuando menos contextual, de barrabasadas como la que el
Portavoz del Partido Popular en el Congreso se ha permitido hoy mismo, a la
hora de llevar a cabo una valoración
personal y un tanto suigéneris, de las implicaciones de hechos históricos
tales como la II República
Española , y sus efectos sobre el número de muertos con los
que este país tiene que lidiar. Pero vamos que, volviendo a repetirnos, la
ignorancia los viste de valientes.
Pero hablando de nuevo en serio, lo que de verdad me
preocupa es, a tenor de una conversación mantenida en la mañana de hoy con unos
amigos, la constatación más que plausible de la que parece ser no ya la nueva realidad, sino la visión que para
interpretarla se viene imponiendo.
Una visión en la que, de forma rancia a la par que
pormenorizada, se impone una teoría ya puesta de manifiesto tanto en este medio,
como en el programa homónimo. Una visión de la responsabilidad que pasa
por la constatación de que tanto propios,
como desgraciadamente extraños, comienzan a asumir la firme posibilidad de
que, llegados a las actuales circunstancias, lo mejor es pasar desapercibidos, en pos ciertamente de no hacer ruido.
Que cada cual saque, por supuesto, sus propias conclusiones.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.