
Sin que pueda extraerse de mi ánimo el más mínimo fin
patrio, lo cierto es que puede que semejantes palabras vengan a conformar el
último hálito de Política mínimamente seria, cuando no responsable, que en
España ha tenido lugar en el transcurso de un verano.
Es así que en un país como el nuestro, en el que a nadie le
extraña qué, por ejemplo, un Secretario Judicial te diga que tu expediente del
que llevas siete años esperando sentencia, ha de esperar un poco más porque es
agosto y, como es lógico, la marcha del responsable de vacaciones convierte en
comprensible que los que se quedan no tengan literalmente ni idea de dónde está tu expediente, condenándote con
ello a no puede saberse cuánto tiempo más de espera.
Un país en el que en definitiva, agosto es declarado no hábil.
Lo cierto es que sorprende, tal vez gratamente, que haya
sido en agosto, precisamente, cuando el Juez
Ruz ha llamado a declarar a los miembros de la Ejecutiva del Partido Popular.
Habrá sin duda quien lo considere casualidad. Tampoco
faltarán los que se apunten a la convicción del argumento baldío. Pero lo
cierto es que, tal vez dando muestras de otra más de sus acciones revolucionarias, lo cierto es que Su Señoría, ha vuelto a poner de manifiesto, quién sabe si a
propios o a extraños, que los que dudaban de su imparcialidad o, mejor dicho,
quienes apostaban abiertamente por lo
gustosos que algunos acusados se mostraban al conocer de su designación, puede
que ahora se arrepientan abiertamente de tal hecho.
Mas lejos de distraer la atención en cuestiones técnicas,
cuando no abiertamente procedimentales, lo cierto es que de aquello de lo que
no conviene nos distraigamos un solo segundo, es del hecho incuestionable según
el cual, lo que en principio eran los
papeles de Bárcenas, son hoy los
papeles del Partido Popular.
Dicho de otra manera, desde el inicio de las
investigaciones, una de las pocas cosas que ha quedado clara, es que hemos
pasado de tratar de averiguar cómo BÁRCENAS
amasó una fortuna superior a los diez mil millones de pesetas; a tratar de
aclarar el grado de implicación que tal hecho tiene en la más que posible
existencia de una contabilidad fraudulenta
en el Partido Popular.
Parece que nos hallamos así en disposición de decir qué,
efectivamente, a la estafa metafísica a
la que tantas y tantas veces hemos hecho alusión en lo concerniente a que el
Partido Popular se alzase con la victoria electoral por medio de poner de
manifiesto un programa electoral que
en absoluto estaba destinado a ser cumplido una vez se lograra el único
objetivo claro, a saber lograr habitar el
Palacio de La Moncloa; podemos ahora ya sí, sin el menor género de dudas
añadir elementos físicos y constatables, ajenos éstos a la interpretación, lo
que los hace más dignos de ser tenidos en cuenta, en tanto que la fría realidad
a la que en este caso nos transportan las cifras, nos llevan inexorablemente a
comprender qué, para nuestra absoluta desgracia conceptual, las acusaciones no
dependen ya de someras consideraciones
ideológicas, por ende sometibles al coeficiente de la interpretación; sino
que éstas han pasado ya al terreno de la consideración objetiva.
Llegados ya a tales extremos, el hecho de que un juez
considere oportuno cuando no interesante
para el buen discurrir de un caso, el que la guardia pretoriana del actual Presidente del Gobierno declare en
sede judicial, y lo haga además en calidad de testigo (guardándose, no lo olvidemos,
la capacidad de modificar semejante condición si lo cree conveniente); supone
de forma indudable un salto cualitativo de consecuencias tal vez no lo
suficientemente consideradas toda vez qué, tal y como dijo el propio Presidente
en Sede Parlamentaria, un acusado tiene
derecho a mentir, o a cambiar de versión las veces que considere oportunas, si
con ello mejora su defensa.
Pero lo cierto es que a estas horas, aunque tal vez convenga
añadir un todavía, ni COSPEDAL,
CASCOS ni por supuesto ARENAS, están acusados. Es por ello que su condición de
estar citados como testigos, les hace responsables a todos los efectos en caso
de mentir, lo que añade sin duda, responsabilidad tanto al contenido como a la
forma de sus declaraciones, (puede que por ahí haya que comenzar a buscar el
sentido de las declaraciones efectuadas por el Sr. Gómez de Liaño, como sabemos letrado defensor de Bárcenas, al
cual esta misma mañana se mostraba tan interesado en constatarle a la prensa lo adecuado de los cauces por los que
en todo momento ha transcurrido la sesión de declaraciones.
Y en mitad de todo esto, como ni puede ser de otra manera,
el Sr. Rajoy y su cada vez más puesta en duda capacidad para seguir ostentando
la responsabilidad a la que condiciona ser Presidente del Gobierno de España.
Así, hablando en términos de responsabilidad, algunos no
dudamos en afirmar la más que complicada posición en la que ha quedado una vez
que se ha demostrado cómo, efectivamente, no
le dolió prenda el mentir en Sede Parlamentaria.
Así, la reciente aparición de documentos tales como una
nómina extendida a nombre de Luis Bárcenas, prueba la pertenencia de éste señor
a las filas del Partido Popular transcurrido mucho tiempo más allá del que el
Sr. Presidente reconoció la pertenencia del tesorero a las filas del Partido
Popular.
Se trata pues de, una vez alcanzado el actual grado de sindiós, de plantearnos la necesidad de
considerar si existen muchas cuestiones, aparte de la mera de hallarnos en
pleno mes de agosto, que nos ayuden a comprender por qué llegados a estas
alturas, el Sr. Presidente aún no ha dimitido, o ha convocado directamente
elecciones.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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