Pasan los días, en esta insuperable concreción a la que
queda reducido el paso del tiempo cuando se halla sometido al desgraciado
filtro de la crisis, y es entonces cuando, una vez más podemos comprobar sus
terribles efectos.
Hastiados ya por el más que largo periodo en el que nos
encontramos, de poco o de casi nada sirven, a estas alturas, los presagios más
o menos patéticos que, lanzados unas veces por los voceros de la corte, y otras, las más desgraciadamente, por algunos
de los que sinceramente, cabría esperar mucho más; sinceramente parece que lo
único que está verdaderamente por llegar es la tan esperada Reforma Agraria, esa de la que España ha estado
adoleciendo durante más de ciento cincuenta años. Así, hemos pasado de los consabidos brotes verdes, a una
incipiente recogida de la cosecha que se
espera para dos mil catorce.
Y lo más lamentable de todo esto, pasa sin duda por
comprobar cómo, una vez más, el tiempo pasa, y lo hace sin duda de manera
inexorable.
Se convierte así el tiempo en un lujo, en una materia a la
que no todos tenemos el mismo acceso y que, en caso de venir acompañado de
términos tales como familiares a cargo, o
sencillamente responsabilidad, nos
permite rápidamente dibujar un escenario terrorífico del que se pueden extraer
muchas consecuencias, todas ellas fundadas en una variable única, e
incontestable, la que procede de la realidad pura y dura.
Son curiosos los efectos que se observan de constatar cómo
el tiempo, por más que se trate de una variable objetiva por Naturaleza, es capaz de producir consecuencias y de
desarrollar consecuencias, ciertamente relativas.
Así, si tal y como hemos puesto de manifiesto, tiene
consecuencias terribles en para el individuo si la realidad contextual asociada
presenta tintes de angustia, ansiedad o simplemente depresión; en el caso de
observar sus desarrollos aplicados a los de los grupos, o en este caso a los de
los gobiernos, presentan sorprendentes efectos tranquilizantes, e incluso relajantes.
Es así que, cuando en la mañana de hoy nos despertábamos con
la certeza definitiva no ya de que la
fenomenal estafa de Bankia era una realidad. De que la OCDE se veía
obligada a dar otra vuelta de tuerca más a
sus propias previsiones de crecimiento para la
zona euro. O de que el juez Castro promueve de manera activa una nueva
investigación contra el Sr. CAMPS y la Sra. BARBERÁ en Valencia. Lo cierto es que nada
de todo ello resulta lo suficientemente alentador como para llamar mínimamente
nuestra atención.
A estas alturas, lo único que parece poder importarnos
verdaderamente, es si desde Bruselas han o no accedido a rebajarnos el objetivo de déficit público.
Resulta esto en sí mismo algo tan lamentable, que sin tan
siquiera entrar en el fondo del asunto, yo, llegados a este punto,
verdaderamente necesito que alguien se ofrezca para traducirme, si no para
hacerme comprensibles, aspectos tales como aquéllos que pueden conducirte a
celebrar, cuando no abiertamente a vender como un verdadero logro político del cual estar verdaderamente
muy orgulloso, un hecho que, después de ser desposeído de sus aditamentos y
añadidos, interesadamente inducidos todo hay que decirlo, queda reducido a la
tremenda desnudez que puede observarse de la consecución de una medida que
lleva implícita dos cosas, por un lado la definitiva y manifiesta incapacidad
del Gobierno para gestionar; y por otra la calderilla
que a efectos actuales supone la reducción de esas dos décimas de punto en
el total del déficit a reseñar a lo largo del presenta año de 2013.
En dos mil millones de euros se cifra el espectacular logro. Una vez más, y sin
duda he de empezar a pensar que debido a mi incapacidad para percibir la
sensualidad del mundo que me rodea; soy del todo incapaz de inferir motivo
alguno que, con visos de solvencia moral, me lleven a explicarme las causas de
ese ataque de erotismo desenfrenado en
el que parece hallarse inmerso el Partido del Gobierno, y que les lleva a
manifestar conductas ciertamente desconocidas y que pasan por ejemplo por ver
hoy a la cuasi desaparecido número dos, Sra.
De Cospedal, dando aparentes lecciones de economía global de cara a enseñar a
sus compañeros de la Derecha menos
cavernaria (entiéndase la
Derecha Europea ) la forma y manera mediante la que a
partir de ahora habrían de regirse los destinos del Banco de Inversión.
Me cuentan que el cachondeito
ha sido solo comparable al que despierta su Presidente, cuando sí ejerce de
tal, en las reuniones de los veintisiete.
Aunque para cachondeo refinado, el que se ha levantado en
Paris, en base a la ocurrencia que RAJOY tuvo en mitad de la rueda de prensa
organizada con motivo del encuentro con el Sr HOLLANDE, en base a la cual D. Mariano propuso, sin el
menor atisbo ni miramiento, algo así como que
las ayudas económicas que habrían de ser destinadas a ayudas para el
fomento de las políticas de incentivación del mercado laboral, no computasen en
el pasivo de deuda.
Para evitar la carcajada, como hemos podido ver, no ha
habido ni tan siquiera respuesta.
O tal vez sí la ha habido. Sobre todo si interpretamos como
una respuesta, y como algo más que una declaración
de intenciones, la lista de recomendaciones
que desde Bruselas nos han hecho llegar. Recomendaciones que sin duda no
van a dejar a nadie indiferente, y que pasan de manera para nada velada ni
recatada, por el cercenamiento definitivo de lo que ya era la demolición
definitiva del Sistema tal y como lo conocíamos.
Pensiones que subirán no ya con arreglo al IPC, sino que
verán su flujo sometido a los albores de las situaciones de crisis venideras. Una más que previsible subida de
impuestos, con especial impacto sobre el IVA, y una nueva Ley de Reforma
Laboral, que deje el despido en términos de libre,
consolidan esa nueva realidad de la que aparentemente tan orgulloso ha de
sentirse.
Me sorprendo estando de acuerdo con el Sr. AZNAR cuando la
pasada semana dijo que no era para esto
para lo que se les había dotado de una Mayoría Absoluta.
No quiero dejar que el tiempo y el espacio nos limiten, una
vez más, sin hacer específica mención al bochornoso episodio de ideología salvaje con el que esta semana
se nos han regalado, y que por otro lado ha pasado casi desapercibido.
Me estoy refiriendo a las palabras del Sr. ROSSEL quien obrando en su condición y cargo de la
CEOE, afirmó sin atisbo de pudor que, no
se trata tanto de discutir si la Sanidad Pública o la Sanidad Privada
son caras o baratas. Se trata más bien de una cuestión de optimización. Por
ello podía considerarse llegado el momento de industrializar la Sanidad.
Resulta curioso cómo, en nuestra cita con la Historia de hoy, hemos de rendirnos a las excelencias
que supone el reconocer los esfuerzos que la Derecha hace para recuperar el
terreno perdido. Así, si hace unos instantes relatábamos los esfuerzos en pos
de recuperar con ciento treinta años de retraso la Ley de Reforma Agraria, qué
decir ahora de aquéllos que se hacen en pos de traernos la ocasión perdida en
forma de la
Revolución Industrial que en España nunca tuvimos.
Sin duda encomiables esfuerzos.
Y a título de colofón, el quehacer semántico que sin duda se
esconde detrás del giro tangencial que se esconde tras la adopción de las
últimas políticas fiscales y tributarias en España.
Tras años perdidos embarcados en la política kamikaze de la austeridad a cualquier precio, comenzamos a
ver ahora presagios de aperturismo hacia el crecimiento.
Lejos de que de ello se desprenda una crítica, solo un
comentario. De cara al respeto de todos cuantos se han quedado por el camino
víctimas de la política implantada por un Gobierno que en la mayoría de
ocasiones ha gobernado de espaldas a sus ciudadanos, incluidos por supuesto sus
votantes; ¿alguien tendrá la decencia cuando menos de ir a dejar una flor en
sus tumbas?
Luis Jonás VEGAS VELASCO.