jueves, 9 de febrero de 2012

DE CUANDO LOS HIJOS DE LA OSCURIDAD MANEJAN MEJOR LOS INSTRUMENTOS QUE LOS PROPIOS HIJOS DE LA LUZ


Esta frase, empleada por Rosa DÍEZ hace algunos meses, y en su caso también referida a un asunto relativo a la judicatura, si bien en aquel momento emitida en un contexto muy diferente, puede ser traída hoy de nuevo a colación una vez que hemos conocido la primera de las que sin duda serán recordadas como Sentencias Contra Garzón. En resumidas cuentas, once años de inhabilitación por las escuchas a los testigos de la trama del PP valenciano.

No vamos a someter a consideración la sentencia. En el preciso instante en que caigamos en la trampa de cuestionar la forma o el fondo de nuestro Estado de Derecho, estaremos dando el primer paso de ese camino sin retorno en el que se convierte atacar los pilares que conforman nuestra estructura como país. Dicho en lenguaje adecuado, si en los tiempos actuales, o sea, conforme a la legislación actual, los asuntos atribuidos al juez son constitutivos de delito, pues entonces no cabrá sino asumir como tal la sentencia. Dicho de otra manera, con estos bueyes hay que arar.
Sin embargo, no es menos cierto que, sin caer en la tentación de criticar la sentencia, sin considerar si existen o no circunstancias según las cuales resulta sencillo comprobar cómo determinados actos pueden ser justos, sin ser por ello legales; bien podría darse el caso, a la vista de los acontecimientos, de que a estas alturas resulte imprescindible revisar el patrón según el cual lo justo puede o no diferir de lo legal.
Porque, resulta en cualquier caso muy llamativo que el pronunciamiento de ésta sentencia se lleve a cabo justo al día siguiente de que quede visto para sentencia el otro gran caso en el que GARZON se encuentra inmerso. ¿No será acaso que hay que dejar atado y bien atado el asunto? Más bien parece, y en este caso empleo el lenguaje de la calle, que hay que asegurarse de que, literalmente de esta no se escape. En resumidas cuentas, sentenciarle por el asunto del franquismo es algo que, afortunadamente, queda fuera de las capacidades técnicas de la actual judicatura. No se trata desde luego de falta de medios, ni mucho menos de ganas. Se trata de que, en un momento como este, sí, que nadie tenga que pensar en exceso, me refiero al momento de la Derecha en el Poder, con la Ultraderecha Católica y Reaccionaria haciendo los coros; puede ser demasiado clamoroso marcarse una sentencia de culpabilidad, de la que se puedan dirimir consecuencias realmente graves, en definitiva por remover algo más que conciencias.
A propósito, ésta misma semana el Washington Post ha publicado una editorial en la que se llamaba abiertamente a la revolución una vez que en principio quedaba demostrado que en España podíamos volver a la Inquisición.
Pero que nadie se preocupe. Los Salvadores de la Patria, esos ingentes editorialistas que publican en ese diario que es más grande que el País, aunque más pequeño que la Galaxia, han salido raudos a poner las cosas en su sitio, o lo que es lo mismo, a clamar que de nuestras miserias ya escribimos los de dentro, que no necesitamos que vengan de fuera a escribimos los epitafios. Lo permitimos en relación a la Historia de La Guerra Civil, y todavía estamos pagando las consecuencias.
Cono consecuencias traerán, que a nadie le quepa la menor duda, las palabras, o mejor dicho los silencios, que al respecto de la Reforma Laboral se traen el Gobierno, y su responsable directa en éste caso, la Sra. BÁÑEZ. A la Señora Ministra, o tal vez debería decir a la Señora Tecnócrata, le han enseñado muy bien las reglas del discurso. Debería decir que le han enseñado perfectamente las reglas del silencio. Aunque, !qué demonios¡ No debería sorprendernos semejante hecho una vez que de su práctica rutilante el Partido Popular ha obtenido una holgada mayoría absoluta parlamentaria.

Sin embargo, acudiendo de nuevo a los ingentes editorialistas de El Mundo, extraemos la conclusión de que la Sra. Ministra ha rescatado de los tiempos republicanos los métodos retóricos propios, según los cuales la menos mala de las maneras de mantener a distancia a la prensa pasa por amenazar con la expulsión fulminante (mostrarle la roja directa vamos) a cualquiera que ose bostezar en el transcurso de sus exposiciones de marcado carácter técnico. La bomba vamos.

En cualquiera de los casos, si bien no es falso que el algunos momentos tan sólo con sentido del humor, pensando que muchas de estas cosas son de chiste, es como podemos afrontar por ejemplo el procedimiento mediante el que éste Gobierno se está manejando en lo atinente a la Reforma Laboral. Una vez superado el debate suscitado en torno a si el despiste del Sr. Presidente con el holandés y la cámara indiscreta de por medio fue o no una improvisación a lo W. CHURCHILL, a día de hoy no se nos ha podido probar lo contrario, lo único que nadie ha querido demostrar es si la amenaza de convocatoria de huelga general llevada a cabo por el Sr. Presidente está justificada a partir de la convicción de que el nuevo marco que regirá las relaciones profesionales, y que a propósito se aprueba esta viernes, va a remover conciencias.
En cualquiera de los casos, no es sorprendente. De nuevo, el silencio como herramienta política. Otra prueba más de que éste señor va a reescribir los manuales de Ciencias Políticas.

Retornando a la seriedad, magnifica resulta en cualquier caso una vez más la labor de alienación y descentralización mental llevada a cabo por las estructuras afines al Gobierno, las cuales constituyen el verdaderamente válido brazo de la Derecha.
Me estoy refiriendo a esos movimientos que, a través de titulares como los recién aparecidos en El Mundo ésta misma semana, “...la mayoría de los trabajadores están dispuestos a trabajar por menos del Salario Mínimo Interprofesional” o “...los trabajadores asumen los 20 días por despido”.
Lejos de aspirar a perdernos en asuntos meramente filosóficos, la verdad es pasa porque una de las pocas cosas que a esta hora aparece sobradamente demostrada, es la que afirma que la sempiterna dialéctica existente entre las dos fuentes que sustentan la lucha Capitalista, a saber Capital y Proletariado, aparece cimentada en la realidad según la cual el Trabajador ha de mantener viva la tensión dinámica mediante la permanencia de principios estructurales tales como los que aseguran que lo único que le iguala al tenedor del Capital en el Binomio Capitalista, es que él y no otro, posee la fuerza del trabajo, siendo precisamente el suelo que obtiene por el precio de ésta, lo que constituye el pago,elemento éste alienador por excelencia.
Llegados a éste punto, es cuando comprendemos definitivamente el grado de perversión al que nos encontramos sometidos. Comprobamos cómo una vez más las estructuras afines al Capital se preparan de nuevo el terreno para una más, que seguramente tampoco será la última, de las incursiones encaminadas a destruir el conocido como Estado del Bienestar. Ese por el que otros tanto han luchado, y que como otras muchas cosas, el mero transcurso del tiempo parece abocar a su desaparición, en tanto que parece como si todos hubiésemos asumido que es mejor así.

Y en la base de todo esto, el razonamiento que convierte en definitiva la certeza de que ya nada volverá a ser igual, aquélla según la cual los propios alienados han aceptado éste estado en toda su extensión. No se trata ya de que no opongamos resistencia a las barbaridades que se están cometiendo. No se trata ni tan siquiera de que no nos quejemos cuando nos hieren. Se trata en definitiva de ver como llegamos a aceptar sin muestra de desasosiego alguna la convicción de que los responsabilidad del actual estado de las cosas está en nosotros.

La muestra evidente de que la alienación ha triunfado, pasa por comprobar como todo esto ha alcanzado el calificativo de hilarante.


Luis Jonás VEGAS VELASCO

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