miércoles, 9 de mayo de 2012

DEL SALÓN DE LOS PASOS PERDIDOS DE MONCLOA, A LOS PASILLOS DE LAS OPORTUNIDADES PERDIDAS DE VERSALLES.


Una de las formas de definir el espíritu propio que acompaña siempre a todo español que se precie es, en este caso, aplicable al estado general de las cosas que reina en Europa. Acordamos bien, pero acordamos tarde, al más puro estilo “quijotesco”.

La situación que para España, o más concretamente para el Partido Popular, se plantea una vez analizados los resultados electorales de Andalucía guarda, en lo concerniente a los aspectos estructurales, muchos paralelismos con lo que la victoria de Hollande ha supuesto para Europa, o, en pos de salvar la simetría física del razonamiento, para Alemania.

Vivimos tiempos complejos. Sin embargo, uno de los motivos fundamentales que apoyan de manera inefable la apariencia de esa complejidad, pasa por el bochornoso esperpento conceptual en el que nos hallamos inmersos de cara, entre otras cosas, a atrevernos a llamar  a las cosas por su nombre.
La actual situación de crisis tiene su origen, como ocurre necesariamente en estos casos, en el choque que se suscita al enfrentar procedimientos específicos contrarios a la resolución de lo que, en apariencia, era el resultado propio del devenir de los acontecimientos. Hasta aquí, nada sospechoso, ni nada que resulte inconveniente. Sin embargo, quedarnos ahí supondría afrontar la definición del problema atendiendo tan sólo a la mitad del problema ya que, seguir negando la por otro lado innegable carga ideológica que separa, de manera radical a los dos modelos que se manifiestan cono vinculantes de cara a plantear la salida de la crisis, supondría postergar una vez más la, por otro lado cada vez más innegable confrontación que, más pronto que tarde, habrá de desencadenarse entre ambos movimientos.

En términos de exposición, y superando el hecho procedimental que se dio en 1789, y que desde entonces define tanto como separa a las derechas de las izquierdas, podemos decir que la crisis ha tenido, como uno de los resultados colaterales más importantes, la virtud de arrebatar el velo a la derecha. Y lo ha hecho no sólo en este país, sino que, en base a la tan otrosí tan traída y llevada globalización, la labor de poner fin a la mascarada, ha tenido repercusiones europeas.

La dialéctica en otros tiempos exclusivamente conceptual, resumida en el dilema derecha Vs izquierda, se encuentra hoy por hoy más que nunca, dotada plenamente de contenido. Recortes o ampliación de políticas públicas. Suspensión de Servicios, o aumento de la inversión pública (aún a riesgo de aumentar con ello la Deuda Pública). Supresión del Estado del Bienestar, o recuperación por el Pueblo de las condiciones que bajo las premisas de la acción representativa les fueron otorgadas a los políticos. En una palabra, apuesta denodada por las mal llamadas políticas de austeridad, o compromiso firme y decidido con las políticas de crecimiento.

“Sabemos lo que hay que hacer, y estamos dispuestos a hacerlo, aun a sabiendas del coste que ello tendrá para nosotros.” Esa frase, ya convertida en consigna por el Presidente del Partido Popular, y a la sazón Presidente del Gobierno, encierra en sí misma e ilustra a las mil maravillas la sinrazón en la que nos encontramos inmersos. Una sinrazón que por otro lado se desarrolla de manera magistral siguiendo un guión que tiene como objetivo último la desnaturalización del Procedimiento Político, arrebatando al ciudadano todas y cada una de las herramientas con las que se ha ido dotando.

Lo que vengo a decir es que nada de lo que está ocurriendo es casual. Todo responde a la ejecución  de un plan perfectamente consolidado que tiene como objetivos, al menos en su fase inicial, la destrucción completa de la llamada Clase Media. Los en otro tiempo burgueses, han acaparado no ya sólo demasiada riqueza, haciendo disminuir peligrosamente la distancia que les separaba de la Clase Alta, los Nobles, y haciendo peligrar el imprescindible gradiente económico, creador por otra lado de las condiciones que facultaban la circulación de capitales, baluarte intrínseco del Capitalismo. En un ejercicio de osadía imperdonable, los Media Class han osado pensar que podían llegar por sí mismos a optar a la cuota de Poder reservada a los Nobles de Rancio Abolengo, sin tener que pasar por el altar para ello; haciendo así peligrar los pilares básicos que sustentan este ya, por otro lado, moribundo sistema.

Atacar el Sistema, conlleva saber que éste tiene recursos más que suficientes para, o bien reconstruirse, o bien crear otro semejante, que se active en otro momento, o bien lo haga en otro lugar. Tiempo y Espacio, las dos variables que mejor maneja Alemania.

Decir que la genética alemana lleva implícita la destrucción de Europa, supone afirmar un razonamiento capaz de salvar, al menos de primeras dadas, todos los intentos de echarlo abajo si estos intentos se encuentran fundamentados en la pueril convicción de que hay cosas que no se deben decir, aunque se piensen. Y en el caso de que algún hipócrita decida todavía poyarse en las melindres del buen gusto, puedo recordarle que a lo largo ésta primera semana de mayo, se conmemoran todos y cada uno de los acontecimientos históricos que tienen a Alemania, a Europa,  y a las dos grandes guerras como protagonistas. Desde la Firma del Tratado de Versalles, hasta la Rendición de Alemania, y el fin de la IIª Guerra Mundial. A propósito, si se les recordara que todavía les queda un montón de dinero que compensar, en materia de Daños de Guerra, entre otros a Grecia, tal vez la actitud chabacana con la que se mueve la Señora Canciller, bien pudiera ser otra.

Mas perdernos en lo efímero del Tiempo, por más que las efemérides sean muy golosas, no supone sino dar un poco o nada merecido descanso al rival. Por el contrario, ya va siendo hora de que planteemos las cosas en los debidos términos. La Supremacía Alemana, como concepto, es algo para cuya consecución poco se puede hacer en pos de aumentar los valores de la propia Alemania. Convendremos entonces que la forma de conseguirlo pasa por debilitar uno a uno al resto de países miembros. Y vaya si lo están haciendo.
Para lograrlo, la estrategia referida ha de ser, inminentemente global. Ha de atacar, de manera conjunta, los cuatro pilares sobre los que se apoya hoy por hoy todo Sistema. Hay que hacer un ataque integral, y a gran escala, contra la Economía, éste provocará inmediatos cambios en la Sociedad, lo que traerá inevitables cambios en Política, que se verán luego autentificados en el Tiempo mediante la implementación de la verdad justificada, en el terreno de la Creencia. Y este es el guión que se está desarrollando, por otro lado de manera muy eficaz.

Si echamos la vista atrás, comprobaremos como en torno a 2007, año en el que aparentemente comenzaron a hacerse visibles los polvos de los que vienen estos lodos, la opinión casi unánime pasaba por considerar las causas de la crisis exclusivamente a circunstancias implícitas en el terreno de lo económico. Por ello, las soluciones habían de ser, aparentemente, económicas. Poco después, la terrible negligencia de limitar de manera burda en base tan sólo a esos principios de la crisis, se pagó permitiendo el salto cualitativo que supuso ver como ésta irrumpía en el terreno de lo Social. Hoy, asistimos inmovilizados por el miedo, a la entrada de esta, con plenos poderes, en el terreno de la Política Pura.

Asistimos, sin pizca de compasión, al proceso por el que removemos gobiernos atendiendo tan sólo a criterios económicos. Sacrificamos sin el menor recato ni pudor, estructuras en tiempos no muy lejanos, consideradas inamovibles. Jaleamos el establecimiento de Tecnocracias, con el júbilo propiciatorio con el que el Tercer Estado saludaba a los vencedores cuando cruzaban el Tíber, como condición previa a convertirse en opresores. Y aunque no lo parezca, ese es el ambiente que comienza a respirarse a nuestro derredor.
La primera maniobra está casi finalizada. Consiste en separar a administración de administrados. Lo que comenzó siendo una absoluta falta de respeto del pueblo hacia sus representantes, recuerdo aquéllas encuestas en las que la clase política se había convertido en sí misma en un problema, ha dado pie a un estado en el que los políticos, una vez investidos con el báculo conceptual de la mayoría absoluta, se permiten el lujo de desoír a los que les ensalzaron con su voto, no sólo incumpliendo el programa que les condujo a su posición, sino afirmando que lo hacen, en pos del interés común.
Las consecuencias de tamaña desdicha son evidentes. Si para ganar unas elecciones hay que falsear abiertamente un programa, es porque aquéllos que por otro lado no son sino los beneficiarios de la acción de gobierno son tan incompetentes, que ya no son capaces ni de distinguir lo que es mejor para ellos. Así, no somos capaces de ver la bondad a través de los recortes en Sanidad y Educación. No entendemos que la austeridad nos hará libres. No concebimos que se rescate a la entidad crediticia de Rodrigo Rato con dinero Público, o, peor aún, que se declare Soberana, con todas las consecuencias que ello trae aparejado, Deuda que por otro lado tiene nombres y apellidos.
En definitiva, como todos nos hemos vuelto tan incapaces, que nadie se sorprenda si dentro de poco se plantean en serio arrebatarnos el que se revela como último instrumento que nos queda para influir en la actividad política. ¿os lo imagináis?

A propósito, hoy, nueve de mayo, era el Día de Europa. Menuda ironía.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario