Porque sí, desgraciadamente, tal es el nivel de desasosiego
moral en el que nos hallamos inmersos que, en el caso de que ésta se hubiese
dado con un mínimo de elegancia, incluso la altanería hubiese sido aceptada
como una opción viable, de cara a
determinar el tono que embarga las explicaciones del Gobierno. Imaginen en
consecuencia el nivelazo genérico que
engloba las actuaciones en general. Verdaderamente algo más que lamentable.
Y si de lamentable podemos calificar la conducta general que
predomina no ya en el Gobierno, sino en aquello
que podríamos considerar acción y efecto de gobernar, de intolerable hemos
de empezar a catalogar el hecho manifiesto según el cual, hasta hace algunas
fechas podía cabernos la duda de que pensaran que la acción de votar, nos
volvía a todos estúpidos. Hoy, el Sr MONTORO, y Cia nos han desvelado que, en
realidad, están convencidos de tal hecho.
Sólo así se explica la actitud general que a estas alturas
parece presidir la forma de pensar y comportarse de unos y otros. Presidentes
del Gobierno que huyen por puertas traseras, cuando no dejan directamente a
periodistas con la palabra en la boca. Ministros de Economía que denuncian con
su mirada la sensación de que todos deberíamos arder en la hoguera (¿de las vanidades?) por no entender Principios,
según ellos inamovibles, si bien a la semana siguiente tanto una cosa como
la otra han sido ya víctimas de la lapidaria
rueda de la actualidad. O, como en el caso de hoy mismo, Ministros de
Hacienda que llaman idiotas a todos
los miembros de la oposición, a la par que catalogan de cretinos a todos los que damos algún viso de credibilidad a
portadas de medios de comunicación extranjeros, los cuales, como el Telegraph dan por segura ya hoy la
intervención masiva en Italia y España. Pero claro, no podemos olvidar que es
la misma situación que hace algunos (pocos) días, llevó a la Sra.
Vicepresidenta del Gobierno, a negar que España hubiera de acudir a los fondos de ayuda, para sufragar el
restablecimiento de la (¿normalidad?) en las cuentas de las Finanzas Españolas.
Todo esto ha de ser sometido a los cánones del contexto que
aporta situación y coherencia a los hechos. Un contexto que bien podría ser el
que la rueda de prensa del propio
RAJOY, dada a las 02-00 horas de la madrugada en España, podría resumirse en el
brillante hecho según el cual, nuestro ingente y nunca suficientemente loado Presidente, ha acusado
indirectamente a MERKEL de mentir (¿Cual bellaca?), en el contexto de su
aparición. Todo ello en México, dentro de la Jornada de Clausura de la Reunión
del G 20, circunstancia que, como sabemos todos, monopoliza todo.
Pero lamentablemente, para el caso español, el parapeto que tal hecho puede
proporcionarnos, deja de tener vigencia este mismo miércoles, momento en el que
RAJOY habrá de someterse, en todos los sentidos, a cuantas cuestiones quieran
plantearle nuestros socios en la
desgracia, en esa “minicumbre” que se desarrollará el viernes, en Roma. MERKEL,
HOLLANDE, MONTI… se arrojarán sin duda sobre un RAJOY que habrá, nuevamente de
revestirse con una buena coraza, tal vez la del cinismo que tan buenos resultados le ha dado hasta el momento, para
tratar de repeler los disparos que sin duda le lloverán. Disparos que unas
veces procederán directamente de los intervinientes, y otras veces serán la
interpretación libre del discurso beligerante que contra nosotros están
pronunciando terceros países, como Finlandia, Suecia, y sobre todo la propia
Holanda, los cuales están deseosos de explicarle a D. Mariano la diferencia
entre Arrogancia, y chulería.
LA ARROGANCIA, ES LA
CAPACIDAD DE “ARROGARSE” ALGO, ESTO ES, ATRIBUIRSE DE MANERA OBJETIVA LA
CAPACIDAD FRANCA DE HACER O VER COSAS CON MÁS APTITUD QUE LOS DEMÁS. LA
CHULERÍA NO ES SINO LA VERSIÓN GROSERA DE SEMEJANTE ACTO.
Sin embargo, una vez superados los discursos léxicos, la
verdad brilla en el momento en el que la misma dice que se siente mucho más
cómoda en el rincón de las certezas, de las aptitudes. En ese momento, la chulería pierde el halo de belleza que
alguna vez tuvo, y deja en la soledad a aquél que, demasiado tarde, algún día
habrá de comprender qué, efectivamente, no sólo es Presidente del Gobierno,
sino que las circunstancias nos llevan a exigirle que comprenda que ya es hora de empezar a comportarse como tal.
Entonces nos enfrentaremos a la paradoja de ver a todo un
Presidente del Gobierno, condenado literalmente al ostracismo.
La Soledad, un término de por sí absolutamente
contradictorio para con las norma de juego que en la actualidad tenemos
planteado. El ostracismo sólo se
argumenta desde la falta de confianza, y
tal hecho es el que nos permite descender de manera definitiva del mundo de la abstracción, en el que
aparentemente nos movemos, al mundo de lo conciso. Una concisión que por otro
lado se materializa en cosas como la
prima de riesgo, o los intereses de capitalización, o más concretamente, en la
lectura de las consecuencias que la distinta ubicación de éstos últimos pueden
tener de cara a condicionar aspectos tales como que los 100.000 millones de
Euros que aparentemente están destinados a salvarnos, no acaben convirtiéndose
finalmente en la pesada losa que algunos llevamos tiempo denunciando. Una losa
cuyo peso nos arrastre demasiado abajo, durante demasiado tiempo, en este
descenso que es la metáfora perfecta del momento en el cual nos hallamos
inmersos.
Pero para concreción, la aportada por las frías cifras. Los
miles de millones de Euros que España está
finalmente condenada a recibir, traen aparejado la ruina conceptual del país, en la medida en que nos arrojan a un pozo sin fondo en lo que conlleva el tiempo
que necesitaremos para volver no ya a la posición original, del todo
inalcanzable, sino a una posición digna. Aún si esto no fuese suficiente,
los interese, o más concretamente la duda técnica que genera el no saber a
ciencia cierta dónde diantres, en qué partida presupuestaria, habremos de
colocarlos; hace degenerar aún más la situación en la medida en que la acción
de apuntar éstos, hará del todo imposible alcanzar el techo de déficit que, supuestamente, motivaba toda la situación que
hasta aquí nos ha traído.
Y para colmo de todo, la mentira. Una mentira que, en el
caso de Mariano RAJOY, alcanza un tono estrepitoso, desde el momento en el que,
aderezada con la chulería que suscita todo esto, se convierte en el único modo
de disfrazar la absoluta inacción que
preside todo su Ejercicio de Gobierno. Un ejercicio basado en ocultar un
hecho taxativo, la absoluta carencia de un Programa
de Gobierno desde el que articular, para bien o para mal, la acción propia
de gobernar. De esta manera, gobernar se convierte en interpretar un papel, un papel que nos sitúa bastante cerca
de la Tragedia Griega que encumbró a algunos, como el mismísimo Stylo. Una tragedia que en el caso de
otros, y para desgracia de la mayoría, desencadenará, ya no cabe duda una serie
de acontecimientos traumáticos los cuales además se extenderán durante un plazo
nunca inferior a las dos generaciones.
Y como pruebe evidente de la incapacidad para comprender la
magnitud de la obra a la que se
enfrentaba, la acción, o más concretamente la falta de la misma, de no
nombrar un Vicepresidente de Asuntos Económicos. Desde el prisma de la certeza
de que la Economía era a todas luces, en el momento de su nombramiento, el
asunto por excelencia, ¿cómo explicar que no sólo no pusiera por delante de sí
un baluarte, alguien que directamente absorbiera la primera andanada de los que sin duda serían mortales ataques?
Sencillamente porque nunca valoró suficientemente el calado de la que se le venía encima.
Y como conclusión de la Tragedia
Griega, la pérdida de rumbo, el desnorte.
No se trata ya de que el pueblo, en
su estulticia e ignorancia, no comprenda nada. Tampoco sería importante que
los que somos abiertamente malos, apátridas
o traidores, sigamos viendo fantasmas tras las acciones de un supuesto Gobierno, aún en el caso de que
alguien fuera sinceramente capaz de ver algo serio detrás de las acciones. El
verdadero drama se desencadena cuando ya ni tan siquiera en el seno de sus más
próximos se atisba la menor manera de vislumbrar una salida mínimamente
decente.
Por ello, en un repunte de responsabilidad (es la primera
vez que uso hoy el término), los que canalizan a la verdadera Derecha, ya
tienen preparado a estas horas el relevo del Presidente. Y digo del Presidente
porque no va a tratarse de una mera sustitución. Se trata de la absoluta
superación de una manera de ver la Política, aquélla según la cual nosotros
votábamos, y aún a riesgo de equivocarnos, gobernaba la persona designada. Por
el contrario, el elegido constituye la certeza de que el antiguo Sistema ha
sido superado. Inaugurará por el contrario la era de la Tecnocracia en España,
y nos pondrá a todos, literalmente al orden.
Una vez más, no es que la Historia se repita, es que se
reproduce a sí misma con ligeros matices. Así, como en el caso de la Caída del Imperio Romano,”… el enemigo
viene del Norte, vestido con pieles que le hacen aparentemente irreconocible…”
Sin embargo, a diferencia de ésta, cuando se despoje de sus pieles, de su
indumentaria para ser más certero, nos llevaremos la sorpresa de que no sólo no
es bárbaro, sino que habla castellano
muy claro.
Julio Verne dio la vuelta al mundo en ochenta días, a nosotros
puede que nos sobre con ochenta horas para ser virtualmente revolucionados.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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